El drama oculto de una exnúmero 1 del mundo de tenis: "Jugar con 30 kilos de más no era fácil"

El tenis es uno de los deportes más exigentes que existen. No solo porque es el deportista contra el mundo, sin ayuda externa y solo con su habilidad física para sacar adelante los encuentros sino, sobre todo, por la constante lucha mental del jugador para no rendirse y continuar peleando. Y, en este caso, no solo hablamos de los partidos, sino de todos los problemas externos que debe dejar aparcados a un lado de la cancha antes de saltar a jugar.

Por esa razón, muchos tenistas que un día llegaron a lo más alto del deporte, terminan por entrar en una dinámica que les hace no volver a encontrar su mejor nivel de juego. El miedo a perder, a no ser capaz de mantener su juego y la posibilidad de entrar en un bucle de derrotas, termina por sumir a muchos profesionales en unas dudas que desembocan en problemas. Pero hay otros que son incapaces de superar sus miedos, pese a su éxito deportivo.

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Albert Ortega

Hace no demasiado tiempo, Dinara Safina podía presumir de ser una de las mejores tenistas del mundo. La rusa formó parte de una de las generaciones más potentes del tenis femenino de los últimos años, en la que llegó a ser la número uno del mundo en varias ocasiones, demostrando una derecha demoledora desde el fondo de la pista. Pero, incluso en sus mejores momentos, la hermana de Marat Safin siempre tuvo un grave problema presente en su día a día: el peso.

En una reciente entrevista realizada en Tennis.com, la rusa hablaba abiertamente por primera vez del problema que realmente la dejó fuera de la competición: "Lo que hizo que no volviera a jugar al tenis durante todos esos años fue que físicamente tuve que luchar contra mi peso corporal. Estaba peleando contra la ansiedad y un trastorno alimenticio que hacía que me diera auténticos atracones. Tenía sobrepeso constante, pero nunca pude perderlo a pesar de que luché mucho para hacerlo".

Safina fue número uno del mundo, levantó 12 títulos WTA y fue medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Pero su gran espinita fue no haber logrado nunca ganar un Grand Slam, a pesar de llegar a tres finales: Ana Ivanovic, Serena Williams y Svetlana Kuznetsova lo evitaron, aunque sí logró dos victorias en dobles. Pero ninguna de esas jugadoras fue su máxima rival en pista y sí un peso que, cada vez, era más difícil de controlar.

"Utilicé diferentes dietas, pero nada funcionaba. Me veía obligada a jugar con 30 kilos de más y no era fácil. Para mí, esta fue una de las principales razones por la que nunca intenté volver, aquellos fueron momentos muy complicados para mí, porque físicamente yo no era así, pero la gente no paraba de comentar que había engordado y otras cosas peores", confiesa la extenista rusa. A pesar de intentarlo, no encontraba la manera de estar en paz y físicamente saludable.

En 2009, Safina empezó a sufrir problemas en la espalda que la obligaron a parar. Durante dos años, trató de recuperarse, pero no lo consiguió: el dolor no remitía y su cuerpo seguía cogiendo kilos. Sería dos años más tarde cuando volvió, pero de manera efímera, pues se dio cuenta de que, en esas condiciones, no podía competir. Y decidió colgar la raqueta con el objetivo de encontrar alguna vía para volver. Lo que en ese momento no sabía era que era su adiós definitivo.

Con solo 28 años y toda una carrera por delante, Safina dejaba el deporte. Ahora, lejos del tenis, por fin está en paz consigo misma: "Quiero que la gente entienda que esto le puede pasar a cualquiera, todo el mundo tiene sus propios problemas y miedos, es normal que esto pase. Muchas personas han pasado por lo mismo, pero siempre hay luz al final de túnel, nunca estarás solo". El drama de Dinara Safina que, una década después, confiesa por primera vez en público.