Alcaraz se estrella ante Dimitrov y sus dudas en una batalla épica en el Masters de Shanghái

Carlos Alcaraz cayó eliminado en los octavos de final del Masters 1000 de Shanghái, en una increíble batalla ante Grigor Dimitrov que se decantó del lado del búlgaro (7-5, 2-6 y 4-6), mucho más solvente en los momentos claves del partido. Dimitrov, con un juego profundo, poderoso y sólido en los puntos decisivos, supo aprovechar a las mil maravillas las dudas del murciano, que no firmó el tenis brillante al que nos tiene acostumbrados y acabó sucumbiendo en un complicado partido.

Alcaraz comenzó mucho más sólido que en los anteriores partidos. El tenista español sabía que, ante Dimitrov, no podía saltar a pista relajado, pues, en el momento en el que el búlgaro apretara con su poderoso drive, lo empezaría a pasar mal. Por ello, se vio al número dos del mundo mucho más activo, centrado en no cometer errores no forzados y, sobre todo, evitar fallos absurdos que pudieran suponerle un sobreesfuerzo ante un jugador que no perdona las desconexiones en pista.

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Rubén Rodríguez

Sin embargo, Dimitrov también tenía la lección aprendida y sabía que, si quería tener opciones ante Alcaraz, debía evitar los rallies largos y, sobre todo, ser muy preciso desde el fondo de la pista. Fue así como, en el quinto juego, consiguió desactivar el saque del español para conseguir el primer break del encuentro, que le ponía la primera manga de cara. El español estaba obligado a reaccionar si no quería encontrarse con un parcial en contra que le complicara el partido.

Tardó muchos juegos en empezar a mostrar su mejor versión, pero, según aumentaron los intercambios, Alcaraz fue enseñando su mejor cara. Fue en el décimo juego cuando conseguía romper el saque de Dimitrov que, por primera vez en el partido, empezaba a mostrar dudas. Ese 5 a 5 hizo mucho daño al búlgaro, que bajó los brazos... y Alcaraz no perdió la ocasión de lanzarse con todo. Tanto que, solo un saque más tarde, el español volvía a romperle para hacerse con el primer set (7-5).

El búlgaro, que había estado muy solvente desde el fondo de la pista, empezó a mostrar debilidad en los momentos más delicados del encuentro, cometiendo errores que, hasta el momento, no se le habían visto. Alcaraz mejoró su juego, con golpes profundos y que movían de lado a lado a Dimitrov. El español olió la sangre y no desaprovechó la oportunidad que su rival le había dejado en bandeja, pero no terminaba de correrle ese tenis con el que se ha hecho una marca personal.

Un segundo set muy complicado

Alcaraz iba por delante, pero no mostraba un tenis vistoso, agresivo, ni de calidad, ese al que nos tiene acostumbrados, aunque había sabido mantenerse en pista en los momentos decisivos. Se había llevado la primera manga, pero no había sido capaz de dominar. Por esa razón, Dimitrov decidió aumentar las revoluciones en busca de seguir vivo en el partido y lo logró a las primeras de cambio: golpeaba primero en la segunda manga, logrando un break de manera incontestable.

Dimitrov empezaba a estar realmente cómodo. Había corregido esas dudas en pista, que se habían trasladado al otro lado de la red. Alcaraz estaba más lento, más impreciso y con menos capacidad de intercambiar golpes. Daba la sensación de que se había quedado sin fuelle y que lo estaba pasando mal, incapaz de encontrar las debilidades que le habían llevado a hacerse con la primera manga. Había desconectado y el búlgaro no lo iba a desaprovechar.

Muy solvente con su saque, aprovechó las dudas de Alcaraz al servicio para romperle de nuevo en el séptimo juego. Con 2 a 5 en el marcador, Dimitrov sabía que debía de agarrarse a su gran oportunidad si no quería dar alas al español... y así fue. En su primera bola de set, el búlgaro empataba el partido (2-6) y le mandaba a Alcaraz un mensaje claro: si quería ganar, estaba obligado a mostrar su mejor versión. Llegaba el momento de la verdad en busca de los cuartos.

La manga definitiva

Llegaba el momento decisivo y Alcaraz sabía que tenía que mejorar varios puntos si quería meterse en cuartos: el primero, empezar a ser más contundente con su saque; el segundo, ser capaz de encontrar más golpes ganadores desde el fondo de la pista. Pero no terminaba de solucionar ambos problemas, lo que le hacía ir continuamente a remolque en el partido, un hecho que se repitió en el tercer set. Así, de nuevo nada más comenzar la manga, Dimitrov le rompía al español.

Eran momentos muy complicados para el español: no encontraba su ritmo y el búlgaro empezaba a creer en sus opciones de ganar. A Alcaraz se le veía gesticular, quejarse y gritar en exceso, castigándose por sus errores en pista. Dimitrov estaba como pez en el agua y seguía a lo suyo, aprovechando sus oportunidades para seguir sumando puntos en busca de la victoria. Pero el español no era capaz de encontrar los puntos débiles de un rival que estaba jugando un tenis casi perfecto.

Dimitrov aprendió de los errores cometidos en el primer set para mostrar su versión más sólida y remontar el partido ante un Alcaraz que no encontró su juego en ningún momento. El español no pudo superar su bache tenístico ni sus dudas ante el búlgaro (4-6) y se despide del Masters de Shanghái en octavos de final. Una dura derrota de la que el número dos del mundo seguro que aprenderá. El búlgaro confirmó, de nuevo, que la experiencia siempre es un grado.