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El grito de Alcaraz para remontar y sobrevivir a la trampa perfecta de Albert Ramos: "¡Charlie!"
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6-1, 6-7, 5-7, 7-6 y 6-4 en cinco horas

El grito de Alcaraz para remontar y sobrevivir a la trampa perfecta de Albert Ramos: "¡Charlie!"

El murciano superó una bola de partido y remontó un 3-0 en el último set. Impresionante nivel de Albert Ramos-Viñales, que puso contra las cuerdas a uno de los grandes favoritos

Foto: Alcaraz celebra su triunfo. (EFE/EPA/Yoan Valat)
Alcaraz celebra su triunfo. (EFE/EPA/Yoan Valat)

El rostro desencajado de Juan Carlos Ferrero reflejaba a la perfección la situación de su pupilo, Carlos Alcaraz, cuando el también español Albert Ramos-Viñales dispuso de una bola de partido en el cuarto set. Toda la preparación y aspiraciones con las que el murciano llegaba a Roland Garros estaban a punto de evaporarse por culpa del extraordinario desempeño de Ramos-Viñales y de una serie de fallos del propio Alcaraz (25 errores no forzados a esas alturas de la lucha, quince más que su rival). Salvó la bola el número seis del mundo, remontó un 3-0 en la última manga, sobrevivió a la trampa perfecta del catalán... y acabó por firmar una épica remontada 6-1, 6-7, 5-7, 7-6 y 6-4.

Después de un inicio impecable para barrer con un contundente 6-1 a su compatriota en apenas media hora de juego, las cosas empezaron a torcerse para Alcaraz en la segunda manga. Las dejadas que siempre le entran y que dejan a sus rivales vencidos, está vez se iban largas. Ramos-Viñales, un veterano tenista de 34 años que siempre cumple en la tierra batida, estaba de dulce y su derecha corría por la arcilla como cuchillo en mantequilla. Así, en un larguísimo set de 72 minutos, el catalán se impuso en un ajustado marcador en el tie break. Se hizo de noche para Carlitos, comenzando a cometer más fallos de lo debido en una pista cada vez más pesada para ambos tenistas. Repetiría Albert triunfo en la tercera manga, esta vez 7-5, poniendo contra las cuerdas al murciano. El público de la Court Simonne-Mathieu, aunque no dejó de animar al joven de 19 años, vibró con la espectacular actuación del veterano.

placeholder Albert Ramos-Viñolas tuvo una magnífica actuación. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)
Albert Ramos-Viñolas tuvo una magnífica actuación. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)

Llegaría el momento más tenso de todo el partido. El cuarto set. Si ganaba Ramos-Viñales, Alcaraz quedaba fuera del torneo a las primeras de cambio. Junto a Novak Djokovic, número uno del mundo, y a Rafa Nadal, sobra la explicación, el murciano llegaba a la cita parisina como favorito. Su desempeño en la gira de tierra batida, incluyendo victoria en el Mutua Madrid Open, así lo presagiaba. Pero Albert no iba a darse por vencido y acarició la cuarta manga. Tuvo esa bola de partido, durante unos minutos en los que los nervios se apoderaron de las derechas de ambos tenistas. En el tenis, cuando solo se necesita un punto que decante la gloría o el fracaso, los 23,76 metros de largo y los 8,23 metros de ancho se hacen minúsculos. Sobrevivió al huracán Alcaraz y se llevó el 'tie break'. Todo se decidiría en la quinta batalla.

"¡CHARLIE, CHARLIE!", el grito que lo cambió todo

No iba a vender la remontada fácil el tenista catalán. Exquisito punto regaló al público francés en el inicio de la quinta manga, reaccionando a una dejada de Alcaraz con una bola cortada, tirada a contrapié, que el murciano solo pudo admirar. Los nervios no cesaron para el pupilo de Juan Carlos Ferrero, muy impreciso en sus subidas a la red. A la primera, Ramos-Viñales rompió el servicio de su compatriota. La misma historia se repetía una y otra vez: peloteo largo, Alcaraz ve la oportunidad de cerrar el punto con una dejada, la bola acaba en la red. La desesperación era evidente. "¡CHARLIE, CHARLIE!", se gritó así mismo de pura rabia. No había manera. En quince minutos, 3-0 en el marcador para el de Mataró. Bola para Alcaraz. Presión total.

Sin estar a su nivel, con más empuje que cabeza, el de El Palmar resurgió con dos juegos consecutivos. Ahí se vio el punto del partido, quizás el del torneo. Ramos-Viñales jugó de lado a lado, llevando al límite a Alcaraz, que corrió diez metros para salvar la bola. Sacó piernas para llegar y meter una paralela que valió una rotura de saque. Del 3-0 al 3-3. La mala noticia era para Albert, que empezó a tener ciertos problemas físicos en la recta final del partido, doliéndose de la cadera. Alcaraz crecía y crecía, rompiendo de nuevo el saque de su compatriota para el 3-4.

Se rehizo a base de toneladas de clase Albert Ramos-Viñolas para empatar de nuevo el set. Esfuerzo titánico de ambos tenistas, que no le perdieron la cara al partido pese a los momentos de sufrimiento. La derecha de Alcaraz fue, después de más de cuatro horas, a ser un martillo pilón para alcanzar un nuevo break. Lo certificó con un punto que provocó la desesperación Ramos. El veterano le remató hasta en tres ocasiones con Alcaraz a tres metros de la línea de fondo, pero que rebañó hasta forzar el error de su rival. Raqueta al suelo con rabia del catalán. ¿Cómo ha llegado a esas pelotas?, se preguntaba. Alcaraz celebraba y Ferrero le pedía "cabeza". Servicio para ganar el partido. Tenía tres bolas para ganar. Solo le hizo falta la primera.

El rostro desencajado de Juan Carlos Ferrero reflejaba a la perfección la situación de su pupilo, Carlos Alcaraz, cuando el también español Albert Ramos-Viñales dispuso de una bola de partido en el cuarto set. Toda la preparación y aspiraciones con las que el murciano llegaba a Roland Garros estaban a punto de evaporarse por culpa del extraordinario desempeño de Ramos-Viñales y de una serie de fallos del propio Alcaraz (25 errores no forzados a esas alturas de la lucha, quince más que su rival). Salvó la bola el número seis del mundo, remontó un 3-0 en la última manga, sobrevivió a la trampa perfecta del catalán... y acabó por firmar una épica remontada 6-1, 6-7, 5-7, 7-6 y 6-4.

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