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Los número uno, los grandes que no dejan de caer... el tenis se rinde a España
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Los número uno, los grandes que no dejan de caer... el tenis se rinde a España

Nadal y Garbiñe son las dos cumbres de un deporte cuyo éxito se remonta a varias décadas. La próxima generación tendrá los retos más difíciles, no es verosímil que vuelva a existir otro como Rafa

Foto: Nadal y Muguruza, con la bandera española. (EFE)
Nadal y Muguruza, con la bandera española. (EFE)

España domina el tenis. No es nuevo, pasa desde hace tiempo, pero nunca fue tan contundente el mandato. Un país de 46 millones de personas con una legión de raqueteros. Algunos muy buenos, los mejores de todos. Este lunes, la clasificación mundial de la ATP contará con Rafael Nadal como número uno. Como novedad, la lista de la WTA también tendrá una española, en este caso Garbiñe Muguruza. Ambos han conseguido algo que solo Alemania y Estados Unidos habían logrado previamente, que los 'rankings' del deporte estuviesen copados por jugadores del mismo país.

Nadal ha ganado el US Open y con ello ha hecho aún más grande su lugar en la historia del deporte. Su caso vale para hablar de los mejores tenistas de siempre, también de, probablemente, el mejor profesional español en el deporte de todos los tiempos. Y no está tan lejos su consideración como uno de los mejores deportistas que jamás se hayan visto. Sin más aditamento que ese, sumar muchos nombres e incluir el suyo entre ellos no es ninguna chaladura.

Venció por tercera vez en el US Open, en la dura pista de la Arthur Ashe. Valen doble estos títulos, pues de él solo se pensaba que sería capaz de ganar en tierra. Y lo hizo, más que sobradamente: la leyenda de Nadal tiene mucho que ver con los 10 títulos ganados sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros, nadie duda eso. Pero no se quedó en eso, con este Abierto de Estados Unidos suma 16 grandes títulos y eso quiere decir que seis de ellos se consiguieron lejos de la tierra. Tantos, por ejemplo, como los conseguidos por una leyenda del tenis como es Boris Becker. Uno menos que colosos del tamaño de McEnroe o Lendl.

Foto: Rafa Nadal, con el trofeo del US Open. (Reuters)

Y eso quitándole Roland Garros. Algún comentarista, como la estrella de la ESPN Peter Bodo, desmerecen el historial del español por su indudable eficacia en el torneo parisino. Un engaño como otro cualquiera, quitarles brillo a esos 10 títulos por su facilidad para adaptarse a la tierra sería algo parecido a culpar a Federer por su movimiento en la pista o por su derecha. Es, más que nada, una cuestión de gusto, de no aceptar que en el mundo no siempre ganan los expertos en saque y volea.

Nadal fue, con mucho, el mejor en tierra, pero también lo ha sido en el resto de pistas. Nueva York, con su última victoria, se ha convertido en el segundo grande que más veces ha ganado, superando así a Wimbledon. Sus victorias previas datan de 2010 y 2013, y este título le iguala en la gran manzana con Fred Perry o Ivan Lendl, y le deja a solo un título de John McEnroe, uno de los grandes estadounidenses de siempre. Para poner en contexto esa cifra, hay que saber que solo cuatro tenistas en la era Open tienen más veces repetido este título: con cinco, Sampras, Connors y Federer; con cuatro, McEnroe. Ni uno solo más.

Tiene cierta lógica que en Nueva York las cosas estén más abiertas. El torneo vivió en el pasado cambios de superficies que abrieron el abanico de ganadores. Además, el circuito está dominado por las superficies duras, lo que hace que sea mayor el número de competidores especializados en ellas y, por lo tanto, más amplio el espectro de posibles ganadores que en Wimbledon o Roland Garros.

La victoria de Nadal es el vigésimo tercer título masculino de España en un Grand Slam en la era Open, que abarca desde 1968 y de la que se suelen sacar los principales 'rankings'. Eso hace que solo dos países queden por encima. Estados Unidos, por descontado, que suma 51, y Suecia, el país de Borg, Wilander o Edberg, que suma 25.

Y es que el tenis en España es una cuestión importante. El hito de Nadal, único en su especie, se suma al ascenso al número uno de Garbiñe Muguruza. Con 23 años, es dos veces campeona de Grand Slam y, por fin, la mejor tenista del planeta. En este US Open fue eliminada en octavos de final, aunque es cierto que la rival a la que se midió, Petra Kvitova, no es ni mucho menos una jugadora habitual para esa ronda. La checa ha sufrido un bajón en los 'rankings' tras ser agredida en un atraco en su casa hace unos meses.

Es una jugadora, además, que le dificulta mucho las cosas a Garbiñe. La hispanovenezolana sufre contra las grandes sacadoras, le cuesta meterse en los puntos si el ritmo lo marca la otra tenista, y así fue con Kvitova. No es, en todo caso, nada especialmente preocupante. El deporte está lleno de derrotas, es imposible escapar de ellas completamente. Abriendo un poco más el objetivo y analizando todo lo demás, la vida sonríe a la nueva número uno.

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Los que quedan por venir

Lleva meses de consistencia tenística, precisamente lo que le faltaba para dar el salto definitivo. Esto, por supuesto, es algo que se tiene que demostrar cada semana, pero los síntomas son ilusionantes. Nadie dudó nunca del talento, sí a veces del compromiso. Eso también parece superado, incluso el resultado neoyorquino queda encuadrado en esa evolución. En los años anteriores había salido despavorida, siempre en las primeras rondas. Llegó a trazar un discurso bastante curioso en el que decía que Nueva York era demasiado grande, que la abrumaba. Solo ha tenido que llegar jugando bien a Flushing Medows para demostrarse que eran todo paparruchas, que si está bien, el escenario es tan bueno como cualquier otro.

España, en buena lógica, se asegura un buen porvenir en los cuadros femeninos con la presencia de Muguruza. Paula Badosa tiene talento para competir, pero para eso queda aún mucho. En los cuadros masculinos, después de Nadal, la cosa apunta un poco peor. Pablo Carreño ha estado en semifinales de este US Open y tiene 26 años, dos muy buenos augurios para pensarle durante años entre los mejores. Alguna sombra hay en todo esto, nunca antes se vio un cuadro más flojo para llegar a esa ronda, y al asturiano le falta algo de contundencia para ganar a los mejores, requisito necesario para todo aquel que aspire a la gloria.

Es de suponer que la clase media existirá siempre. En España se dan todas las condiciones posibles para fabricar tenistas. Hay tradición, muchas pistas, buenos entrenadores, centros de alto rendimiento y algunas de las mejores academias del mundo. No es extraño que muchos de los mejores tenistas (Raonic, Murray, Kuznetsova...) hayan pasado épocas de su vida formándose en este país. La clase media siempre ha sido fuerte en España, hay una posición buena, de hecho, para sacar jugadores que compitan con los mejores. Es prácticamente imposible que vuelva a salir un Nadal. La lotería no suele tocar y, si lo hace, solo pasa una vez. No hay truco posible, los mejores jugadores de la historia son siempre una rareza. Y así debe de ser.

España domina el tenis. No es nuevo, pasa desde hace tiempo, pero nunca fue tan contundente el mandato. Un país de 46 millones de personas con una legión de raqueteros. Algunos muy buenos, los mejores de todos. Este lunes, la clasificación mundial de la ATP contará con Rafael Nadal como número uno. Como novedad, la lista de la WTA también tendrá una española, en este caso Garbiñe Muguruza. Ambos han conseguido algo que solo Alemania y Estados Unidos habían logrado previamente, que los 'rankings' del deporte estuviesen copados por jugadores del mismo país.

Rafa Nadal