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Agassi, Nadal y una almibarada carta de admiración patrocinada por Nike
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los dos son campeones de los cuatro grandes

Agassi, Nadal y una almibarada carta de admiración patrocinada por Nike

El de Nevada ha mandado una misiva a la estrella española para mostrarle sus respetos. Se convirtió rápidamente en viral porque tiene los elementos justos para conmover

Foto: Rafa Nadal, en su partido de primera ronda (Reuters)
Rafa Nadal, en su partido de primera ronda (Reuters)

Andre Agassi tiene una de las mejores biografías de deportista nunca publicadas. La mejor, probablemente. Open, que así se llama el libro, es una crónica descarnada, un desnudo extremo de un personaje con infinitas ramificaciones, tan héroe como villano, un hombre consciente de sus aciertos y sus errores que no pide perdón, explica sin conservantes ni aditivos. Un personaje que se parece muy poco a Rafa Nadal.

Porque Nadal es producto de otro mundo, de otro tenis. Le pasa algo similar a Federer, incluso a Djokovic, son modelos de conducta, siempre pulcros, dominados casi al extremo por un sentido de las relaciones públicas estudiado desde la adolescencia, un cálculo complejo de sonrisas, buenas palabras y toques de humanidad, pero rara vez de cercanía real. No hay gritos ni escándalos, solo tenis, para bien y para mal.

[Así era Nadal la última vez que Federer no estuvo en Roland Garros]

Marcada esa diferencia, fundamental, llegan las similitudes, que son muy abundantes. Dos enormes estrellas del tenis, campeones en todos los lugares en los que hay que ganar para ser un referente, magníficos todoterrenos y seguidos por todos los aficionados al deporte. También les une Nike, aunque en esto Agassi nunca se distinguió por su fidelidad. Es uno de los pocos casos de tenista que, una vez llegado a una gran marca, se atrevió a irse a la competencia. En su caso dos veces. El joven Agassi, el rockero, era de Nike. En su madurez, cuando ya decidió afeitarse la cabeza y se asentó con Steffi Graff, se fue a Adidas. Y ya al final, como exjugador, volvió a la firma norteamericana.

Esa relación con Nike tiene mucho que ver en la carta que ha enviado Andre Agassi a Nadal para este Roland Garros. Porque en el deporte las marcas de ropa son muy importantes, cada vez mandan más y, sobre todo, son más creativas. Y eso explica que el de Nevada escriba una misiva de admiración a Rafa y no tarde ni un segundo en ponerla en Twitter con sus correspondientes referencias explícitas a la empresa que les une.

"Me tomó la mayor parte de mi carrera conseguir el objetivo hercúleo de ganar en Roland Garros una vez. Ver como intentas ganarlo por décima vez no solo es remarcable...es inspirador. Me has hecho creer que en la vida todo se puede conseguir y nada es imposible". El almibarado mensaje consiguió en pocos minutos el objetivo pretendido: viralidad. Cientos de usuarios de la red social se dedicaron a felicitar a Agassi por lo acertado de sus palabras y a ensalzar a Nadal como un ejemplo a seguir. Conseguido. El estilo tiene poco que ver con su biografía, más bruta que sensible, pero entra bien en este tiempo de mensaje amistoso aunque sea un poco superficial.

El ritmo lento de los Grand Slam

Las palabras de Agassi tienen algo más de trasfondo. Al de Nevada no le ha debido costar tanto escribirlas de su puño y letra porque, de todos modos, en otros momentos ya ha dicho que para él Nadal es el mejor jugador de todos los tiempos. Sí, incluso por encima de Roger Federer. El rebelde Agassi, un poco edulcorado, habla de Rafa con cercanía, sin intentar situarse en un plano que también a él le corresponde, el de la leyenda. Es una carta de admirador como tantas otras que, a buen seguro, recibe el tenista español con frecuencia.

Nadal recibe cartas mientras sigue entrenándose en París. Este jueves le toca duelo con Facundo Bagnis, desconocido argentino que pulula por el número 100 de la ATP y que no debería suponer un reto real para un jugador como el español, merecedor de epístolas patrocinadas de los más grandes. Una historia similar a la de la primera ronda, quizá con algo más de resistencia, porque aún se espera a Groth en la central parisina. Su mayor gracia, quizá, es que, como Nadal, es zurdo, lo cual le servirá al balear para variar un poco el juego y practicar contra un tipo de tenista que no es tan común en el circuito.

Los Grand Slam son largos por definición. Quince días con partidos a cinco sets, descansos eternos, peor aún si hay lluvia. Se resaltan las sorpresas en las primeras fases, incluso el sufrimiento -Wawrinka y Murray no dan buenas sensaciones- porque son escasas. Desde hace unos años es extraño ver como un gran jugador se desploma al año siguiente. En eso, como en tantas otras cosas, también ha cambiado el tenis. Se lo pueden preguntar a Agassi, que un año después de reinar en París se precipitó en la segunda ronda. Son otros tiempos, aunque se tengan cariño y se lo digan por carta.

Andre Agassi tiene una de las mejores biografías de deportista nunca publicadas. La mejor, probablemente. Open, que así se llama el libro, es una crónica descarnada, un desnudo extremo de un personaje con infinitas ramificaciones, tan héroe como villano, un hombre consciente de sus aciertos y sus errores que no pide perdón, explica sin conservantes ni aditivos. Un personaje que se parece muy poco a Rafa Nadal.

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