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Nadal, un "tornado" maniatado en los momentos clave
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djokovic ganó por saber mantener la calma

Nadal, un "tornado" maniatado en los momentos clave

El español demostró contra Djokovic que el tenis ha vuelto, pero le falta un grado de intensidad y afinar la psicología para subir el paso en los puntos decisivos del partido

Foto: Rafa Nadal, tras perder contra Djokovic (EFE)
Rafa Nadal, tras perder contra Djokovic (EFE)

Los resultados son el juez final. Nadal se pudo ir al hotel en Roma con buenas sensaciones, pero nunca lo suficientemente buenas para estos casos: es lo que tiene perder. El partido contra Djokovic fue vibrante, bonito, adictivo, de los que hacen afición. Pero no dejó de ser una derrota más. Los ojos dicen que la cosa mejora, que Rafa está más cerca que antes, muchísimo más cerca de lo que llegó a estar el pasado año.

No es suficiente para ganar a Djokovic y es el propio Nadal el que, después de negarlo repetidas veces en Madrid, ha llegado a la conclusión de que le está costando ponerse a tono en los momentos decisivos. "Estoy jugando bien, creo que ha sido un partido muy bonito, pero no he tenido suerte, he desperdiciado mis oportunidades", contaba Nadal en rueda de prensa. "Le he felicitado, ha jugado muy bien y está ganando mucho. Ha pegado grandes golpes en los momentos importantes", proseguía el mejor tenista de la historia de España.

Y ahí está la clave. En jugar los momentos importantes. Esto es mucho más sencillo de escribir que de hacer, si simplemente sirviese con reconocer el problema Nadal lo tendría muy sencillo. Nada más lejos de la realidad. Rafa ha declinado siempre la opción de acudir a un psicólogo, una nueva voz que le procure nuevas visiones. En eso siempre fue muy testarudo, nada dado a la experimentación. Considera que una vez se ha llegado a la meta la innovación sobra, solo hay que volver a hacer lo que te llevó a la gloria. Son visiones.

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Nadal dice que últimamente él disfruta más del entrenamiento, que en tiempos recientes ha aprendido a sufrir menos. Siempre fue un estajanovista, uno de los mayores trabajadores del deporte mundial. Su tenis no es tan fino como el de Federer o Djokovic, tiene menos recursos, pero nadie ha pasado más tiempo que él en una pista de tenis. Y eso es lo que en él marca la diferencia. Recordados son los tiempos en los que Nadal, cuando el partido del día no había sido muy duro, se metía entre pecho y espalda una sesión de entrenamiento añadida. Nunca parecía cansarse.

Todo aquello era necesario para conseguir estar en la élite, más aún en el tiempo que le ha tocado vivir. Nadal es por derecho propio uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, sus 14 grand slams así lo marcan, pero ha tenido que competir contra dos titanes. Roger Federer, la seda; y Novak Djokovic en martillo. Contra esos dos, ni más ni menos.

El tiempo que le tocó vivir

"Me siento afortunado y desafortunado al mismo tiempo por haber compartido la misma era con Roger y Novak", decía el tenista español estos días en Roma. "Ya hablaremos al final de nuestras carreras, pero me siento muy bien por haber sido parte de dos rivalidades así", añadía el español.

Contra Djokovic en Roma se enfrentaba a uno de los más grandes también, y lo hizo con la igualdad como norma. Por eso salió contento: "Cuando sientes que estás cerca de ganar los dos parciales te vas del campo y sientes que no puedes estar feliz al cien por cien, pero en general me siento bien. Jugué un buen partido contra el mejor jugador del mundo", reconocía el tenista español tras su derrota.

También fue preguntado si contra un jugador como Djokovic prefiere jugar a cinco o a tres sets. En Roland Garros, que no deja de ser el objetivo, el partido sería más largo y fatigoso, un terreno en el que siempre se movió bien Nadal pero que ahora podría perjudicarlo. "No sé si para mi es mejor a tres o a cinco con Novak. Solo sé que ha sido un partido muy ajustado", respondía el balear a ese tema. "Hemos jugado dos horas y media, afortunadamente no teníamos que jugar al mejor del cinco".

Pase lo que pase, si quiere ganar a Djokovic Nadal necesitará un poco más de agresividad. Le está faltando algo de colmillo, aunque el juego esté a alto nivel. "Necesitas dictar la manera en la que se juega para jugar contra Rafa, yo no tuve la iniciativa al principio, quería ser más agresivo, aunque es más fácil decirlo que hacerlo cuando hay un tornado en la pista", contaba

Djokovic, como buen tenista, también es dado a elogiar sin medida a su rival, y más aún cuando el rival, como era el caso, se lo merece. Porque cuanto más ennobleces al contrario mayor parece la victoria. "Ganar a Nadal en tierra batida no pasa todos los días, es el reto máximo de nuestro deporte y él está jugando mejor que en 2015", contaba Djokovic tras el encuentro.

Los resultados son el juez final. Nadal se pudo ir al hotel en Roma con buenas sensaciones, pero nunca lo suficientemente buenas para estos casos: es lo que tiene perder. El partido contra Djokovic fue vibrante, bonito, adictivo, de los que hacen afición. Pero no dejó de ser una derrota más. Los ojos dicen que la cosa mejora, que Rafa está más cerca que antes, muchísimo más cerca de lo que llegó a estar el pasado año.

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