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Nadal da lecciones hasta perdiendo la final del Open de Australia ante Wawrinka
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EL ESPAÑOL, LESIONADO, CAE DE PIE ANTE EL SUIZO

Nadal da lecciones hasta perdiendo la final del Open de Australia ante Wawrinka

El número uno prefirió morir de pie que abandonar. Visiblemente mermado, Rafa cayó en cuatro sets ante Wawrinka, que logra el primer Grand Slam de su vida

Triste estampa ver al número uno del tenis mundial arrastrándose por la pista en una final de un Grand Slam. Pero si este es Rafa Nadal, la imagen puede ser tan heroica e histórica como cualquiera de sus mejores triunfos. Esta vez cayó, aguantando, eso sí, el dolor hasta el final después de sufrir un imprevisto físico durante el calentamiento que afloró enel segundo set del duelo que le enfrentaba a Stanislas Wawrinka con el Open de Australia en juego.

Tras rechazar la retirada y hacer un evidente y loable esfuerzo que acabó siendo inútil, el español murió de pie, consiguiendo así el suizo el primer ‘major’ de su carrera al primer intento por un claro 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3 en poco menos de dos horas y media. Nadal dijo tras la derrota que esta vez le “había tocado la mala suerte”, y no pudo evitar las lágrimas de decepción. Rod Laver, histórico tenista australiano que da nombre a la pista central donde se juega el primer Grande del año, afirmó en la entrega de premios que el español volvió a darles una lección.

"En el peloteo sentí algo, mi espalda se quedó clavada", dijoNadal. "Ya está, ahora me siento triste, porque es una final de un grande y es esa clase de partidos por los que uno trabaja y disfruta y ha sido todo lo contrario, porque he sufrido, no he disfrutado y no he tenido las condiciones necesarias. Es parte de mi vida, del deporte, y no es el fin del mundo", comentó, después de felicitar al ganador a quien no quiso restarle nada de protagonismo.

Cabe destacar que antes de que Nadal hiciera gestos de haberse dañado, Wawrinka ya dominaba el marcador y se había convertido en el incómodo adversario que nunca había sido en los doce enfrentamientos anteriores entre ambos, todos ganados por el de Manacor. Pero mientras Rafa trataba de encontrar su juego para sobreponerse a la efectiva estrategia del novato en estas lides, torció el gesto tras un golpeo en el tercer juego de la segunda manga. Se había lesionado la espalda.

El enfado de Wawrinka

Nadal abandonó la pista con 1-2 en contra para recibir tratamiento fisioterapéutico, algo que solo se puede hacer cuando la dolencia se encuentra en zonas que requieren un mínimo de pudor. Wawrinka, que se encontraba metidísimo en el partido, tras el 3-6 del principio, y haciendo un tenis que le ponía la victoria a la vista, se quejó visiblemente enojado al juez de silla. Quería saber qué le pasaba a su contrincante para que se tuviera que marchar a vestuarios, a la vez que dio a entender que Nadal acostumbraba a romper los partidos con artimañas.

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El regreso a la pista del balear demostró que el suizo no podía estar más equivocado. Rafa estaba visiblemente tocado, su movilidad estaba perjudicada e incluso su saque se redujo a una velocidad de amateur. Las dudas de si abandonar o no se reflejaban al final de cada punto en la cara del ganador de este Open en 2009. Ante ese seudo-oponente, Wawrinka ganó cómodamente el segundo set por 2-6.

Pero la figura de un campeón sin igual como Nadal tiene tal dimensión que explica su leyenda también en los peores momentos. El hombre que lleva años soportando dolor en sus rodillas a diario, y que apenas se ha quejado por la molesta ampolla de su mano izquierda durante este torneo, decidió seguir hasta no poder más. Seguramente habría tomado algún antiinflamatorio al ser tratado por el fisio y quería comprobar si el efecto aparecía y le permitía al menos perder en la pista y no por abandono.

Quizá los remordimientos por haberse quejado de aquella manera o la incredulidad por ver a un ‘lisiado’ al otro lado de la red devolviendo bolas a duras penas fue lo que hizo que Wawrinka entrara en shock. Su juego cambió radicalmente, perdió la confianza y el tercer set comenzó con Nadal dominando con un ‘break’, a pesar de que seguía dudando si abandonar. Las cámaras de televisión le captaron diciendo en voz alto un expresivo “¿qué hago?”.

El increíble tercer set

Mientras no sabía si irse o seguir, Rafa optó por adaptar totalmente su juego a las limitaciones físicas que sufría. Dio un par de pasos hacia adelante para jugar dentro de la pista, desechando el peloteo y jugando con golpeas planos. Wawrinka, nervioso, no se sobrepuso y se vio un extraño tercer set que posiblemente ninguno de los dos olvidará en su vida. Nadal consiguió imponerse con esas maneras tan poco ortodoxas, con un 6-3 que sólo podría ilusionar a los más entusiastas aficionados españoles, porque la derrota era el final más evidente.

Para ello, el suizo debía retomar mínimamente el timón en su juego, sacar el tenis de un top-100 le valdría para hacerse con su primer Grand Slam. Devolver la pelota, mover a Nadal de un lado a otro sabiendo que al tercer golpe ganaría el punto. Pero el temple con el que comenzó el duelo Wawrinka se perdió desde el mismo momento que el español tuvo que ser atendido. Y era incapaz de sobreponerse al tenis extraño que le planteaba el número uno.

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En el cuarto set, Nadal recuperó la dignidad en el servicio, con algún primero por encima de los 180 km/h. Paciente, el español se centró entonces en sacar adelante su saque sin desgastarse demasiado al resto y empezó a soñar con completar la proeza. Pero justo cuanto notó que la mejoría física de su rival había llegado, Wawrinka volvió ser él mismo, consiguiendo un ‘break’ que le llevó al mayor éxito de su carrera.

Una hora y veinticinco minutos, ese fue el tiempo que Nadal consiguió alargar un partido que cualquier otro tenista de la historia habría dado por imposible nada más ser atendido. No pudo conseguir su 14º Grand Slam, pero Rafa dio este domingo en la pista Rod Laver de Melbourne una lección de pundonor que será recordada casi tanto como muchas de sus victorias.

Triste estampa ver al número uno del tenis mundial arrastrándose por la pista en una final de un Grand Slam. Pero si este es Rafa Nadal, la imagen puede ser tan heroica e histórica como cualquiera de sus mejores triunfos. Esta vez cayó, aguantando, eso sí, el dolor hasta el final después de sufrir un imprevisto físico durante el calentamiento que afloró enel segundo set del duelo que le enfrentaba a Stanislas Wawrinka con el Open de Australia en juego.

Rafa Nadal
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