Las lesiones, una constante que han perseguido la carrera de Rafa Nadal

Orgullo de campeón. Eso es lo que tieneNadal, un número uno del mundo roto por una lesión en la espalda en plena final y que no abandona la pista sin ver comoWawrinkale ganaba los tressets, dejando sobre el azul cemento, sangre, dolor y lágrimas.(Vea las mejores imágenes de la final) Antes, tuvo tiempo para ganar unsetdisminuido físicamente ante un suizo entre confundido y despistado.

La lesión se la produjo en el calentamiento y a partir de ese momento, pese a lapataletaque se agarró el suizo al creerse queNadaltiraba de típica argucia de campeón, buscó la manera de terminar el partido de la manera más digna y, sobre todo, para no defraudar a los millones de espectadores que lo idolatran y admiran. Tiene miedo, pavor a la oscuridad, pero no al dolor, al sufrimiento. Y lo ha vuelto a demostrar.

Esa capacidad para aguantar el dolor es la que le ha llevado a regresar a lo más alto cuando muchos médicosconsideraban imposible que volviera a ser el número uno y la que en la mañana del domingo le ha llevado aponer a Wawrinkaal límite. En Melbourne,el anestésico ayudó a queNadalpudiera seguir, pero antes elmanacoríhabía rotocualquier norma de la medicina y sus rodillasrespondieronpara instalarse de nuevo en lo más alto delranking. Con lo que no contaba era con la aparición de una molesta contractura en la espalda, que le impedía sacar o realizar los movimientos típicos de un tenista sobre la pista.

A lo que nunca se había enfrentado era a una lesión, nueva por cierto, en plena final de GrandSlam. Y es queNadales humano pese a ese disfraz deSupermanque se coloca cada día. AnteWawrinkay con PeteSamprasy sus 14 títulos en el horizonte le falló la espalda, una lesión más en un cuerpoprivilegiado, pero castigado por el tremendo esfuerzo al que le somete.

Nadalinició el torneo con su mano izquierda convertida en un colador por culpa de unas incómodas ampollas. Jamás unas llagas habían acaparado portadas y minutos de televisión, pero cuando el balear enseñó la palma de su mano, el mundo del tenis se estremeció por ver cómo era capaz de empuñar la raqueta con semejante agujero en el lugar exacto donde percute el golpe de la pelota.

El historial deNadalcon las lesiones es largo porque como dicen los especialistas ha llevado su cuerpo al límite. En 2003, se hizo una fisura enel codo derecho en un entrenamiento enManacor. En 2004, enEstoril,sufrió una nueva fisura de escafoides en el pie izquierdo, dejándole fuera deRolandGarros,Wimbedony los Juegos deAtenas.

En 2005 se le inflama el pie izquierdo por lo que está tres meses de baja. Es una extraña lesión en un pequeño hueso, que según confirma en su biografía está a un paso de llevarle a dejar el tenis profesional. “Me sigue doliendo”, afirma. Mientras que aparece latendinitisen sus rodillas. Un año después reaparecen lasinflamacionesen los pies por el exagerado apoyo que realiza. Le aparece un problema muscular en la espalda que le lleva a abandonar el torneo de Queen's.

2007 ve como sufre mareos y calambres en el brazo izquierdo, pero lo que preocupa es latendinitisen sus rodillas. Se habla de retirada, desmentida por el tenista. En 2008, la lesiónse complica y no puede jugar el final de la temporada, pero lo peor llega un año después cuando pierdeRolandGarrosy no puede pisar la hierba londinense por los problemas en las rodillas.

La rodilla derecha le impide terminar suparticipaciónen elOpende Australia en 2010. Los dolores le acompañan durante todo el año pese a ganar en París y Londres, que culmina con su triunfo en elGrandSlamde NuevaYork.

En 2011, aparecen de nuevo las molestias del tendónperoneode su pie izquierdo, pero es 2012 el momento en el que toca fondo. Latendinitiscrónica de su rodilla izquierda aparece de nuevo. Tras ganar enRolandGarros,Nadalcae en segunda ronda enWimbledon, cancelando el resto de la temporada. Regresa en Viña de Mar en 2013 y en diez meses vuelve a lo más alto, lugar en el que continuará mientras su exigido cuerpo aguante.

Durante todos estos años,Nadalha cambiado sus hábitos, ha reeducado su tenis, para convertir sus movimientos en más amables y menos agresivos. Todo con el objetivo de que su cuerpo no se resienta. Incluso ha perdido peso, llegando a Melbournecon tres kilos de menos, 85.