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Muertes inesperadas y médicos con mancuernas: los esteroides ya no son tabú
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Muertes inesperadas y médicos con mancuernas: los esteroides ya no son tabú

Atrás quedó el tiempo en el que solo se dopaban con anabólicos los culturistas. Hoy es una práctica extendida en los gimnasios entre personas que no se dedican al culturismo

Foto: El culturista Alfredo Martín, más conocido como Villano Fitness.
El culturista Alfredo Martín, más conocido como Villano Fitness.

Hasta hace unos años, cuando alguien quería inyectarse anabolizantes, tenía que currárselo. En internet apenas había información, salvo lo que podía encontrarse en algunos foros de acceso restringido, lo que obligaba a los potenciales consumidores a presentar su candidatura ante los cachas de su gimnasio, que decidían según sus capacidades. "Si había un chaval con buena genética que estaba trabajando bien, le poníamos en contacto con algún endocrino amigo, pero lo que nunca hacíamos es animar a un chaval escuálido a doparse, y de esos eran de los que más veíamos", explica Mario V., un empleado de banca de Valencia.

"A lo tonto, esto era una barrera de entrada importante", continúa.

Mario tiene 46 años. Hace veinte años empezó a inyectarse sustancias y aún no ha conseguido dejarlo. Nunca ha competido en culturismo, ni siquiera se lo ha planteado, pero es víctima de su aspecto. "Mi imagen es la de un ciclao. Siempre he tenido mucho volumen muscular, en especial en el tren superior, la gente se ha acostumbrado a verme así. A mis amigos, a mi pareja y a mi familia siempre les he negado que tome testosterona y otras cosas, solo lo admito en el gimnasio. ¿Sabes lo que sucede cuando lo dejo seis meses? Que sufro un bajón de energía y emocional terrible, y mis amigos me dicen que estoy flojeando en el gimnasio, que se me nota", lamenta.

placeholder Dianabol es uno de los fármacos más comunes para el dopaje.
Dianabol es uno de los fármacos más comunes para el dopaje.

Cuando Mario comenzó con el dopaje, eran solo seis los que lo hacían en su gimnasio. Se apoyaban entre ellos y compartían experiencias; todo eso ha desaparecido ahora por la masificación: "Hoy, miro alrededor y me pongo a contar: uno, dos, tres... debe hacerlo al menos treinta hombres y otras ocho mujeres que claramente se están ciclando… y eso es lo que percibo a simple vista, porque habrá muchos que lo hagan, pero no consigan entrenar o comer para que les luzca", continúa.

Buena parte del problema pasa por la popularización del dopaje con esteroides. El culturista Alfredo Martín, más conocido en las redes como Villano Fitness, fue uno de los primeros en hablar abiertamente de los ciclos, cómo usarlos y sus efectos. Pese a su insistencia en alertar de los problemas relacionados, Martín ha ido mostrando a lo largo de siete años su evolución física, desde un veinteañero en forma hasta convertirse en una masa de músculo impresionante.

"El caso de Alfredo es sin duda el más famoso entre los que empiezan", dice Mario V. "Poco importa que estés avisando de lo peligrosos que son los anabólicos mientras estás enseñando en redes sociales todos los días cómo te conviertes en Hulk. Muchos chavales solo ven eso, que en cuatro o cinco años te conviertes en Conan el bárbaro… además, que tampoco le veo mucho sentido a decir que no hagas lo que yo estoy haciendo".

placeholder La evolución de Alfredo Martín. (Youtube)
La evolución de Alfredo Martín. (Youtube)

"Puedo entender su lógica, que es 'si lo vas a hacer igual, al menos ten la información'", continúa el culturista, "pero con este tipo de vídeos lo que estás haciendo es dárselo mascadito a los jóvenes. No te puedes imaginar la de gente que llega al gimnasio diciendo 'quiero esto, esto y esto', que se lo he visto al Villano y a nosequién y quiero ponerme igual".

Foto: The Road Warriors, durante su época en la AWA. (AWA)

A lo largo de sus ciclos, Martín fue quitándole peso al efecto de los fármacos. "Tengo atrofia testicular, he perdido pelo, soy estéril, tengo apnea del sueño, acné en la espalda, el colesterol alto… pero soy joven y estoy bien, aún no tengo ni 30 años", explicaba en un vídeo de hace dos años. "No me voy a morir mañana, aunque nadie me dice que dentro de dos años no me vaya a quedar seco".

Martín falleció de forma súbita a los catorce meses de grabar el vídeo.

Solo en el último año han fallecido los culturistas Marco Luis, Chad McCrary y Christian Figueiredo. Los tres tenían menos de 50 años, analíticas positivas y eran reconocidos consumidores de esteroides. "Con Villano Fitness muchos han abierto los ojos. Han visto la factura que pasan los fármacos, incluso a corto plazo. En el mundo del fitness siempre ha cundido la idea de que los ciclos te quitan años de vida, pero la gente piensa que a lo mejor te mueres con 65, no con 30", lamenta Mario.

En cierto modo, el incremento del dopaje en deportistas amateurs rompe el dilema de Goldman. Bob Goldman fue un investigador de los años 80 y 90 que realizó un interesante estudio bianual entre 1982 y 1995. La pregunta era: ¿tomarías esta pastilla sabiendo que te garantiza ganar todas las competiciones en las que participes en los próximos 5 años a sabiendas de que después morirás de un infarto? De los encuestados, en torno a mil personas, la mitad de los deportistas respondieron afirmativamente, mientras que entre las personas normales los casos afirmativos estaban entre el 1% y el 3%.

Para el ex culturista y ex consumidor de anabolizantes Alberto Garrido, se trata de una cuestión sobre la que nadie quiere hablar en público: "Un culturista es la persona más mentirosa del mundo. Antes de reconocerte que se dopa, te va a reconocer que ha matado a su abuelo. Yo me dopaba con un compañero, teníamos ciclos a la vez, y yo me seguía pinchando en la época de descanso sin decírselo", explica. "Al final, a lo que la gente se acostumbra es a cómo te abre puertas el aspecto físico... ¡yo no he pagado una copa en mi vida!".

Hasta hace unos años, cuando alguien quería inyectarse anabolizantes, tenía que currárselo. En internet apenas había información, salvo lo que podía encontrarse en algunos foros de acceso restringido, lo que obligaba a los potenciales consumidores a presentar su candidatura ante los cachas de su gimnasio, que decidían según sus capacidades. "Si había un chaval con buena genética que estaba trabajando bien, le poníamos en contacto con algún endocrino amigo, pero lo que nunca hacíamos es animar a un chaval escuálido a doparse, y de esos eran de los que más veíamos", explica Mario V., un empleado de banca de Valencia.

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