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Guerra de togas en el deporte español
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dilema entre gestión y profesión

Guerra de togas en el deporte español

Antes químicos. Ahora son abogados quienes guían los destinos de nuestro deporte. Muchos mantienen despachos abiertos y no lo ocultan. Otros sí

Foto: Javier Tebas saluda al secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal.
Javier Tebas saluda al secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal.

El deporte español ha pasado de manos de químicos a manos de abogados. Dos químicos presidieron en su día la Secretaría de Estado para el Deporte, Cortés Elvira y Lissavetzky. Ahora son abogados los que los dirigen e incluso familiares directos los que también ejercen. Muchos de ellos mantienen despachos abiertos y en pleno funcionamiento y, además, no lo ocultan. Otros sí.

La lucha por la cuota jurídica del mercado del deporte está en plena ebullición.Aparecen informes que muestran datos relevantes sobre cómo se reparten las cuotas de mercado en pleno cambio. Véanse los modificaciones introducidas en la cuestión de la licencia única. Se pasa de pretensión de la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría de un control centralizado, hacia un sistema inverso, donde serán las autonómicas las que controlen los escenarios federativos. Algo que ya se sabía, dada la oposición de Miguel Cardenal al anteproyecto inicial de la mano derecha de Mariano Rajoy.

Días atrás aparecía información sobre los supuestos intereses jurídicos del presidente de la Liga Fútbol Profesional, Javier Tebas.Nada nuevo. Ya fue objeto de polémica cuando el propio Miguel Cardenal, presidente del CSD, descubrió que un jugador de tenis acusado de amaños y sancionado por la ITF, llamado Guillermo Olaso, era defendido por el presidente Tebas.

Olvido Aguilera,directiva de la Federación Española de Tenis,puso de manifiesto que Cardenal en lugar de tutelar la privacidad del deportista, se había empecinado en defender al citado JavierTebas y llegó a afirmar que no era propio de un Estado de Derecho. Actualmente, el presidente de la LFP ya no mantiene realción alguna con equipos de fútbol.Con estos antecedentes, ha de plantearse si, aunque sea legal, es ético que los máximos responsables del deporte español mantengan gabinetes abiertos que incluso defienden los intereses de sus propios asociados.

En alguna presentación reciente en el CSD, a la que acudieron todos los presidentes de federaciones, llamó poderosamente la atención que se promocionara una firma legal (KPMG), a la que se permitió dar instrucciones sobre cómo gestionar las federaciones a los allí presentes cuando hay intereses de gestión de por medio que tendrán su colofón este verano.

Hasta el punto es así, que ciertasfuentes del propio CSD alertan sobre determinados encargos de redacción de normas a determinados despachos madrileñosy sobre determinadas reuniones del CSD con determinados jueces de la Audiencia Nacional (el episodio de caza es digno de análisis).El otoño se avecina duro. El Mundial de fútbol lo silenciará todo. Después vendrá el Mundobasket. Pero después todo se desbordará. La única pregunta es: ¿dónde queda el deporte?

El deporte español ha pasado de manos de químicos a manos de abogados. Dos químicos presidieron en su día la Secretaría de Estado para el Deporte, Cortés Elvira y Lissavetzky. Ahora son abogados los que los dirigen e incluso familiares directos los que también ejercen. Muchos de ellos mantienen despachos abiertos y en pleno funcionamiento y, además, no lo ocultan. Otros sí.

La lucha por la cuota jurídica del mercado del deporte está en plena ebullición.Aparecen informes que muestran datos relevantes sobre cómo se reparten las cuotas de mercado en pleno cambio. Véanse los modificaciones introducidas en la cuestión de la licencia única. Se pasa de pretensión de la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría de un control centralizado, hacia un sistema inverso, donde serán las autonómicas las que controlen los escenarios federativos. Algo que ya se sabía, dada la oposición de Miguel Cardenal al anteproyecto inicial de la mano derecha de Mariano Rajoy.

Días atrás aparecía información sobre los supuestos intereses jurídicos del presidente de la Liga Fútbol Profesional, Javier Tebas.Nada nuevo. Ya fue objeto de polémica cuando el propio Miguel Cardenal, presidente del CSD, descubrió que un jugador de tenis acusado de amaños y sancionado por la ITF, llamado Guillermo Olaso, era defendido por el presidente Tebas.

Olvido Aguilera,directiva de la Federación Española de Tenis,puso de manifiesto que Cardenal en lugar de tutelar la privacidad del deportista, se había empecinado en defender al citado JavierTebas y llegó a afirmar que no era propio de un Estado de Derecho. Actualmente, el presidente de la LFP ya no mantiene realción alguna con equipos de fútbol.Con estos antecedentes, ha de plantearse si, aunque sea legal, es ético que los máximos responsables del deporte español mantengan gabinetes abiertos que incluso defienden los intereses de sus propios asociados.

En alguna presentación reciente en el CSD, a la que acudieron todos los presidentes de federaciones, llamó poderosamente la atención que se promocionara una firma legal (KPMG), a la que se permitió dar instrucciones sobre cómo gestionar las federaciones a los allí presentes cuando hay intereses de gestión de por medio que tendrán su colofón este verano.

Hasta el punto es así, que ciertasfuentes del propio CSD alertan sobre determinados encargos de redacción de normas a determinados despachos madrileñosy sobre determinadas reuniones del CSD con determinados jueces de la Audiencia Nacional (el episodio de caza es digno de análisis).El otoño se avecina duro. El Mundial de fútbol lo silenciará todo. Después vendrá el Mundobasket. Pero después todo se desbordará. La única pregunta es: ¿dónde queda el deporte?

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