Márquez y Rossi pasan del buen rollo a una relación que es "un poco Sálvame"

“Esto ha sido un poco Sálvame”. Así resumía Jorge Lorenzo el último roce que protagonizaron Valentino Rossi y Marc Márquez. El mallorquín fue un testigo de lujo, no en la pista sino en la sala de prensa de Assen. Allí, ante los micrófonos y las preguntas de los medios, el italiano y el español dieron la versión de lo vivido en la última vuelta del GP de Holanda. Lo que para Dirección de Carrera supuso un lance más de la competición fue interpretado de dos maneras distintas por los protagonistas. Marc no estaba conforme con la acción de su rival y comentó que el que había hecho lo correcto era él mientras que Valentino señaló que el de Repsol Honda no le había dejado otra opción que saltarse la chicane tras tocar su Yamaha.

Escribía el poeta Ramón de Campoamor: “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira”. Obviamente las versiones de lo ocurrido en Assen varían en función del piloto que lo relata a pesar de que la versión que prevalece es la de Dirección de Carrera: se trata de un lance porque Rossi no obtiene ventaja alguna de lo sucedido pues lideraba la carrera cuando se produce el incidente. Lo cierto es que si hubieran sancionado al italiano por acortar, tendrían que haber hecho lo mismo con el catalán teniendo en cuenta que éste llega colado, tarde y toca a su rival. Tras ver ondear la bandera a cuadros, Repsol Honda se acercó a la Dirección para obtener una visión más clara y fue Livio Suppo el que dio la versión del equipo: “Marc ha mandado fuera a Valentino, el resultado es justo”.

Sin embargo, el de Cervera no compartía la opinión del 'team principal' de su equipo. El actual campeón de la categoría reina no estaba conforme con la acción de Rossi aunque lo aceptó. No le quedaba otra. A pesar de ello, no dudó a la hora de expresar su opinión de lo vivido: “Yo sólo sé que he hecho lo correcto. Yo no me he salido de la pista”. Tan seguro y confiado estaba Márquez que hizo especial hincapié en el hecho de no haberse salido del trazado holandés: “Lo ideal es estar dentro; un toque en la última curva es normal”. Sobre todo teniendo en cuenta que la maniobra que desencadenó el último roce entre aprendiz y maestro tenía el inconfundible 'sello Márquez'. Marc es así: un piloto valiente que no se lo piensa a la hora de arriesgar rozando, habitualmente, el límite. “Está haciendo un poco el loco. Es como si andase sobre el filo. Ha demostrado tener óptimas dotes de equilibrista, espero que siga así”, comentaba el propio Valentino este viernes.

Después de mostrarse orgulloso por cómo había dibujado la última vuelta e incidir en que su trazada fue perfecta, Márquez dio su versión sobre la actuación de Rossi: “Tiene mucha experiencia, tenía calculada la última curva y ha acortado la pista. En Assen, de él sólo he aprendido motocross”. Lo que fue un intento de broma no tuvo gracia para un Valentino que aprovechó para recordar a Marc la pasada que le hizo en el 'Sacacorchos' de Laguna Seca en 2013... recortando la pista. La tensión se mascaba en el ambiente. El líder de MotoGP justificó su salida del circuito holandés escudándose en el toque de Márquez: “Sí, le he notado. Él ha intentado entrar en la chicane y yo lo he hecho normal. Yo ya estaba en la curva, me ha tocado y me he visto obligado a salir recto. Si no me toca hubiera hecho la curva normal. Ya sabemos que con Marc siempre es así y si él juega duro, es importante que los demás puedan responderle”.

En un intento por limar asperezas, Rossi comentó que después de la carrera había ido a ver a Marc, pero “estaba un poco enfadado así que he preferido no decir nada más”. Lo cierto es que la relación entre los dos pilotos nos es la misma; se siguen llevando bien, pero el buen rollo que destilaban en anteriores temporadas se ha ido enfriando. Assen ha sido la última muestra de ello, pero esta temporada hay más ejemplos como fue Argentina. En el trazado de Termas de Río Hondo, Valentino cambió la trazada natural para que Márquez no se colara. ¿El resultado? El de Repsol Honda se fue al suelo y no puntúo. Tras el incidente no hablaron y en Jerez (la siguiente parada del Mundial) el reencuentro fue frío. Rossi comentó, con humor, que no iba a dar “menos besos” a su rival y Marc que la relación no había cambiado.

Una visión que no comparte todo el paddock. Para encontrar la clave hay que viajar al pasado. Márquez aterrizó en la categoría reina en 2013 protagonizando un debut de ensueño pues en su primer año levantó el título. En aquel momento, Valentino Rossi era una sombra de lo que es hoy. El italiano sabía que su sitio no estaba en la lucha por ser campeón por lo que no veía a Márquez como un rival real; es más no dudó a la hora de señalarle como su digno heredero exhibiendo gestos que revelaban una gran relación. Las cosas empezaron a cambiar ligeramente la temporada pasada cuando Rossi quitó el oxido a su pilotaje y se vio capaz de tratar de tú a tú al campeón; no en vano el subcampeonato tuvo acento italiano. Marc ya no le hacía tanta gracia como antaño. En la presente temporada las tornas han cambiado: el rival al que todos quieren batir es él y Márquez, en algunas carreras, se ha convertido en una incómoda china en su bota. Valentino es gallina vieja o más bien gallo y en su corral no acepta que mande nadie más.