¿Puede Simone Biles igualar a Comaneci? En un oculto rancho de Texas está la solución
En el escondido rancho de Texas de los Karolyi, el matrimonio que alumbró a Comaneci, se han entrenado esta gimanasta superlativa y sus compañeras de los Estados Unidos
Los entendidos no tienen dudas. En los Juegos de Río de Janeiro son muchos los participantes -individuales y colectivos- que se presentan como claros candidatos a colgarse el oro. En una especialidad en la que los entendidos no vacilan al pronosticar es en la gimnasia, donde las chicas de Estados Unidos se presentan como claras favoritas. En los últimos años nadie las hace sombra. A nivel individual y colectivo son de una categoría superior. ¿Tanto como para dejar la misma huella que Nadia Comaneci en su día? Pues en ello están, más que nada porque son adiestradas por los mismos entrenadores que alumbraron a la rumana en los Juegos de 1976, pasando a la posteridad con tan solo 14 años al firmar un redondo '10' en siete ocasiones. En la profundidad de un bosque se ha cocinado un equipo letal y casi perfecto bajo la tutela del Bela Karolyi y su esposa Martha; más bien gracias a la segunda, pues su marido colgó los hábitos hace tiempo, aunque no pierde detalle de nada. La clave está en un rancho situado en mitad de la nada en el que desde hace ya mucho tiempo un puñado de jóvenes gimnastas son exprimidas al máximo en busca de la perfección. Ahora asoma la grandiosa Simone Biles para emular en Río de Janeiro a la genial rumana.
La convocatoria del equipo norteamericano se dio a conocer hace unos días y estará formado por las siguientes gimnastas: Simone Biles, Gabby Douglas, Laurie Hernandez, Aly Raisman y Madison Kocian. Todas ellas, acompañadas de otras compañeras que no superaron el corte, han estado enclaustradas de manera periódica en el ya legendario Karolyi's Camp, en el corazón del Sam Houston National Forest (Texas). Bela ya se retiró y es Martha, su esposa, la que se ha encargado del exigente y duro adiestramiento de las atletas. Alejadas de la civilización, rodeadas de vegetación, las yankees han sido sometidas a unas sesiones de trabajo que tienen como meta final alcanzar en Río de Janeiro la gloria. Nadie duda de que este ramillete de estrellas llevará a lo más alto a los Estados Unidos, pues no hay que olvidar que el pasado año, en Glasglow, ganó por tercera vez consecutiva el título mundial. Un equipo liderado por Biles, la gimnasta femenina con más medallas de oros (10) de la historia de los Mundiales.
Diversión ante todo
Tiene 19 años y una estatura de 1,45 metros. Ese menudo cuerpo hace maravillas en cualquiera de los aparatos que conforman el apasionante y exigente mundo de la gimnasia artística. La atleta ya suma 10 medallas de oro, 2 de plata y otras tantas de bronce en los tres Mundiales -ganando en el programa completo en todos ellos- en los que ha participado. Si suma 3 más como primera en Brasil, se convertirá en la gimnasta más laureada de toda la historia de Estados Unidos. Más de un entendido apunta a que la afroamericana está en condiciones de sumar 6 preseas de oro en estos Juegos. No conviene olvidar que su liderazgo en los últimos años es incontestable, pues es la única gimnasta que ha conseguido ser campeona del mundo general individual tres veces seguidas (2013, 2014 y 2015). “Los mejores recuerdos se construyen cuando uno se divierte”, considera Simone, siempre con una sonrisa que nunca se le borra de sus labios.
No ha tenido una vida sencilla Biles. Su madre estuvo rodeada de alcohol y drogas, teniendo que tomar medidas los servicios sociales de Columbus para cuidarla a ella y a sus siete hermanos. Simone y su hermana Adria fueron finalmente adoptadas por Ron, su abuelo materno, y su esposa Nellie. La gimnasia apareció en la vida de esta excepcional gimnasta cuando tenía sólo 6 años. Fue Aimée Borman, su entrenadora actual, la que la descubrió, creciendo sin parar hasta convertirse en una atleta superior. En el rancho de los Karolyi ha rematado y pulido su formación, hasta ser considerada casi imbatible por sus rivales. Mary Lou Retton, reina de la gimnasia en los Juegos de Los Ángeles 1984, ha dicho de su compatriota que “jamás vi a alguien con más talento, nadie la puede batir”.
Camellos, caballos, ciervos...
El matrimonio rumano tuvo a sus órdenes a Nadia Comaneci en su momento. Fue a principios de los 70 cuando fue reclutada por el legendario dúo de técnicos, que por entonces entrenaba al equipo nacional de Rumanía. El resultado final ya se conoce. La pequeña gimnasta asombró -selló el primer '10' de la historia y al final sumó 6 ejercicios perfectos- al mundo en los Juegos de Montreal 1976. Ahora es Simone Biles la que aparece en el horizonte como firme candidata a coronarse; no sólo como indiscutible reina de este deporte, también para hacer más historia que Nadia. La yankee aparece en todas las quinielas olímpicas como clara estrella de estos Juegos. En ese apartado bosque se ha preparado a las órdenes de Martha. En un espectacular reportaje realizado por la 'NBC' se pudo ver a Bela, alejado de la actividad, rodeado de camellos, caballos, ciervos y pavos reales, entre otros animales. El fabuloso entrenador vive como un auténtico granjero. Un espacio en el que la gimnasia cobra una relevancia superlativa. Un santuario del deporte en toda regla.
Martha seguirá los pasos de su esposo y tras los Juegos de Río colgará el chándal de entrenamiento. Se retira. Pero el famoso rancho seguirá siendo la base en la que la gimnasia del país siga alumbrando grandes campeonas. Tan excelentes resultados ha tenido Estados Unidos en los últimos años que este oculto lugar no quedará en el olvido. Mucho menos abandonado. Así, la USA Gymnastics (federación del país) ya ha llegado a un acuerdo con los Karolyi para adquirir una gran parte de las instalaciones. Se establecieron en este rústico lugar en 1983 y seguirán viviendo en el mismo, pues no han vendido todo el rancho y se han quedado con el pabellón en el que habitan. La federación ha adquirido los lugares de entrenamiento, la residencia para atletas y entrenadores, un espacio para baile y otras zonas recreativas. Y, además, se ha guardado un derecho preferencial para pujar por la residencia de la pareja rumana en el caso de que algún día decida venderla.
Un lugar de la nada
Desde el año 2000 el equipo femenino ha sido adiestrado en este rancho en el que las atletas han entrenado hasta la extenuación, en la misma medida que los éxitos han sido constantes. Las gimnastas han trabajado durante años en sus lugares de origen y a las órdenes de sus entrenadores habituales, pero en todo momento bajo la supervisión del afamado matrimonio. La pareja de entrenadores evaluaba constantemente a las chicas durante los períodos en los que se desplazaban al rancho. Todo el plan de trabajo siempre ha estado coordinado por los Karolyi, consiguiendo extraer hasta el límite todo el talento que ha caído en sus manos en los últimos años. Este emblemático espacio situado en mitad de la naturaleza fue comprado por Bela por su incomparable entorno y poco a poco se fue transformando hasta convertirse en un lugar de culto para el mundo de la gimnasia. Como coordinadora del equipo nacional femenino, Martha ha declarado sentirse orgullosa de “haber creado algo único para la gimnasia de los Estados Unidos”.
El mítico rancho seguirá formando gimnastas de élite en el futuro, aunque los Karolyi ya no sean los que adiestren a las futuras estrellas. Con unos métodos de entrenamientos de una exigencia máxima, lo que ha provocado más de una crítica, la filosofía seguirá siendo la misma. Siempre con el fin de sacar lo mejor de la atleta. Martha ya ha dejado claro cuál es la clave para que en ese lugar apartado del mundanal ruido se forjen estrellas sin parar. “Cuando vienes aquí lo haces por una razón, que es ser cada vez mejor. Ninguna gimnasta aparece en el rancho para perder el tiempo”, dice la veterana entrenadora. “Este lugar es mi vida, un lugar que nació de la nada”, ha dicho para poner en valor un lugar único en el mundo.
Los entendidos no tienen dudas. En los Juegos de Río de Janeiro son muchos los participantes -individuales y colectivos- que se presentan como claros candidatos a colgarse el oro. En una especialidad en la que los entendidos no vacilan al pronosticar es en la gimnasia, donde las chicas de Estados Unidos se presentan como claras favoritas. En los últimos años nadie las hace sombra. A nivel individual y colectivo son de una categoría superior. ¿Tanto como para dejar la misma huella que Nadia Comaneci en su día? Pues en ello están, más que nada porque son adiestradas por los mismos entrenadores que alumbraron a la rumana en los Juegos de 1976, pasando a la posteridad con tan solo 14 años al firmar un redondo '10' en siete ocasiones. En la profundidad de un bosque se ha cocinado un equipo letal y casi perfecto bajo la tutela del Bela Karolyi y su esposa Martha; más bien gracias a la segunda, pues su marido colgó los hábitos hace tiempo, aunque no pierde detalle de nada. La clave está en un rancho situado en mitad de la nada en el que desde hace ya mucho tiempo un puñado de jóvenes gimnastas son exprimidas al máximo en busca de la perfección. Ahora asoma la grandiosa Simone Biles para emular en Río de Janeiro a la genial rumana.