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Una mezcla de "orgullo" y "rabia" dan a España su segunda final olímpica consecutiva
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LOS JUGADORES, DOLIDOS POR LAS CRÍTICAS, HAN SABIDO REACCIONAR

Una mezcla de "orgullo" y "rabia" dan a España su segunda final olímpica consecutiva

España está en una final por tercera vez en su historia, la segunda de manera consecutiva. Ese era el objetivo antes de tomar tierra en Londres

Foto: Una mezcla de "orgullo" y "rabia" dan a España su segunda final olímpica consecutiva
Una mezcla de "orgullo" y "rabia" dan a España su segunda final olímpica consecutiva

España está en una final por tercera vez en su historia, la segunda de manera consecutiva. Ese era el objetivo antes de tomar tierra en Londres y la Selección ha cumplido. Como lo ha hecho siempre, por otro lado, esta generación irrepetible de jugadores que han llevado al baloncesto español a sus cotas más altas con la conquista de un Mundial, dos Europeos y una plata olímpica, la misma que ya tienen aseguradas después de derrotar a Rusia ayer. Además, esta será la segunda final consecutiva que disputan tras caer en Pekín ante Estados Unidos, el mismo rival que nos dejó la plata en Los Ángeles'84. Aunque aquella era otra generación, claro. Pero el camino hasta esa soñada final ha sido bien distinto al dibujado por Scariolo y el esperado por los aficionados. El equipo, mermado por la falta de ritmo de jugadores de alguno de sus jugadores más importantes, léase Navarro o Rudy, ha tenido que apretar los dientes y sortear un camino jalonado de partidos durísimos y minado de críticas. Unas críticas que han hecho mella en el ánimo del vestuario español, sobre todo tras la derrota ante Brasil.

Gasol, Calderón y compañía aún no entienden cómo se ha podido dudar de ellos, de su profesionalidad, de su compromiso cada vez que se visten la Roja. Siempre han estado a la altura de lo que representan y han alzado la voz. Nadie quiere ser revanchista, pero están dolidos. Las palabras de José Manuel Calderón en la previa ante Rusia representaban el sentir del grupo: “Nos han dado por todos lados, ha sido duro, nos han faltado al respeto después de lo que hemos hecho durante 10 o 12 años. Nos dio rabia”. Y el base extremeño no habla de críticas por el juego: “Se puede criticar el juego o el estilo o que guste más un jugador u otro, pero no de lo que han hablado por ahí fuera: de que teníamos que estar fuera de los Juegos, de que no tenemos espíritu olímpico y cosas que no son ciertas. Eso es lo que nos dolió".

Ese sentimiento de frustración ha desaparecido de un plumazo tras certificar el pase a la final, la segunda de manera consecutiva. Un alivio que se desprende de las palabras de Pau Gasol que, además, ayer supo que los Lakers siguen confiando en él para la próxima temporada: “Es uno de los días más felices de mi vida porque estamos de nuevo donde queríamos. El pase a la final era un objetivo y hemos sabido sufrir para conseguirlo. Además la alegría es completa porque ya he salido de todas las quinielas de la NBA”. Pau, pese a no ser tan decisivo como otras veces en la recta final del partido, admitió que ante Rusia se sintió bien. Un buen síntoma, sin duda, de cara a la final de mañana. “He jugado tranquilo y ahora me toca disfrutar de lo que hemos conseguido. Este será un día para recordar toda mi vida. Estoy donde quiero y como quiero. En los Lakers y en la Selección”.  El mayor de los Gasol tiene claro el plan para el asalto al oro: “Hay que mirar a adelante y no obsesionarse con el rival".

Felipe Reyes, que cuajó unos decisivos minutos en pista en el tercer y cuarto periodo, tampoco quiso pasar la ocasión de recordar lo mal que lo han pasado en el camino a la final. “Muchos, cuando las cosas van mal, hablan mal y critican y cuando las cosas van bien se unen todos al carro. Los que conocemos a este grupo, sabemos de lo que somos capaces, podemos hacer una mala primera parte y después reaccionar tranquilamente y sacar un partido adelante". Reyes lanzó un último mensaje, con el que hay que quedarse de cara la finalísima: “Hay que tener confianza en este equipo. Siempre tira de orgullo”.

España está en una final por tercera vez en su historia, la segunda de manera consecutiva. Ese era el objetivo antes de tomar tierra en Londres y la Selección ha cumplido. Como lo ha hecho siempre, por otro lado, esta generación irrepetible de jugadores que han llevado al baloncesto español a sus cotas más altas con la conquista de un Mundial, dos Europeos y una plata olímpica, la misma que ya tienen aseguradas después de derrotar a Rusia ayer. Además, esta será la segunda final consecutiva que disputan tras caer en Pekín ante Estados Unidos, el mismo rival que nos dejó la plata en Los Ángeles'84. Aunque aquella era otra generación, claro. Pero el camino hasta esa soñada final ha sido bien distinto al dibujado por Scariolo y el esperado por los aficionados. El equipo, mermado por la falta de ritmo de jugadores de alguno de sus jugadores más importantes, léase Navarro o Rudy, ha tenido que apretar los dientes y sortear un camino jalonado de partidos durísimos y minado de críticas. Unas críticas que han hecho mella en el ánimo del vestuario español, sobre todo tras la derrota ante Brasil.

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