El legado de Seve Ballesteros diez años después de su muerte

El inolvidable golfista cántabro Severiano Ballesteros falleció el 7 de mayo de 2011 a los 54 años a consecuencia de un tumor cerebral. ‘Seve’ como era conocido popularmente, nació en Pedreña (Cantabria) el 9 de abril de 1957. Su talento, su esfuerzo, su carisma y su determinación le llevaron a coronarse como uno de los mejores jugadores de golf de la historia de este deporte a nivel internacional.

Su historia arranca cuando a los diez años comenzó a hacerse un hueco en el golf y con tan sólo dieciséis años consiguió convertirse en jugador profesional. Su carrera duró treinta y cuatro años en los que logró conquistar noventa y tres victorias; entre ellas tres Open británicos, dos Masters de Augusta, y cinco Ryder cup tanto de jugador como de capitán. También a lo largo de su vida recibió múltiples condecoraciones como la Medalla de oro al mérito deportivo en 1980, el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes nueve años más tarde, la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo en 1993 o la Orden Olímpica en 1998, entre otros muchos merecidos reconocimientos.

En 2009, un año después de que le fuera diagnosticada la grave enfermedad que más tarde acabaría con su vida, constituyó la Fundación Severiano Ballesteros que a día de hoy conducen con acierto sus tres hijos: Javier, Miguel y Carmen Ballesteros Botín ayudados por el golfista profesional Jesús Rodríguez. “Mi padre no nos pidió explícitamente que continuáramos con la labor de su Fundación; pero él, de alguna forma, daba por hecho que íbamos a continuar con ella. Creo que estaría muy orgulloso” confirma Carmen Ballesteros a este medio.

La Fundación Severiano Ballesteros trabaja apoyando la investigación del cáncer en colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). “Mi padre sufrió un cáncer muy complicado, un cáncer que hoy por hoy no se cura. Padeció un glioma maligno de grado 3, y quiso contribuir con su Fundación para que algún día la gente se pudiera curar” confirma Carmen, quien ejerce como vocal de la Fundación de su padre. “La investigación con la que colabora la Fundación se centró en los gliomas cerebrales porque es lo que él sufrió. Hay un laboratorio que lleva el nombre de Severiano Ballesteros, y allí se está llevando a cabo una importante labor de investigación sobre el cáncer cerebral para detectarlo y combatirlo de forma eficaz. Desde la Fundación queremos contribuir en la sensibilización y apoyo a esta causa, y la investigación es fundamental para seguir avanzando”.

En la misma línea de lucha contra el cáncer, la entidad también colabora con el área de oncología pediátrica y psiquiatría infantil de un hospital cántabro y otro madrileño. Todo comenzó en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander) cuando la ‘Asociación Buscando Sonrisas’ inició la labor de humanizar el área infantil. Tenían un proyecto de construir un parque infantil y contactaron con Jesús Rodríguez para considerar la posibilidad de incluir de algún modo la práctica del golf. La Fundación se volcó en el proyecto y posteriormente surgió hacer algo parecido junto a la ‘Fundación Aladina’ en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. En la actualidad los niños hospitalizados disponen de un programa de clases presenciales de golf con un profesor especializado, además de salidas al museo en el que la familia conserva todos los trofeos y recuerdos de ‘Seve’ y salidas al campo que él mismo construyó en su casa de Pedreña. “Pensamos que el golf es una manera de ayudar a esos niños emocionalmente. Nuestro padre pasó muchas semanas en el hospital y lo pasó muy mal, pensar que ahora gracias a él podemos ayudar a que los niños se distraigan es completamente único y lo que más nos llena” explica su hija Carmen. “Recuerdo una de las excursiones que organizamos para que los niños viniesen a casa de mi padre una tarde para ver trofeos y jugar en los 9 hoyos que él diseñó. Me sorprendió mucho ver la alegría de estos niños y como se distraían de sus problemas. Pensar que gracias a mi padre puedo ayudar a estos niños a evadirse de sus problemas es algo de lo que estaré agradecida eternamente”.

Otro de los objetivos que tuvo Severiano Ballesteros en vida fue hacer del golf un deporte más popular. Quizás porque él no tuvo unos comienzos fáciles tal y como cuenta Jesús Rodríguez: “Él tenía que ir a la playa a entrenar, incluso a veces saltar la valla del Golf de Pedreña para practicar. Tenía una clara vocación de que el golf se popularizara, y lo consiguió creando el primer golf municipal de España precisamente en Santander”. En la misma línea su hija afirma: “El golf es ya un deporte mucho más universal que en la época de mi padre. La gente antes lo veía como un deporte elitista. Sin embargo cada día hay más gente que se anima a empezar a jugar. Él creo que estaría satisfecho”.

Cuando se cumplen diez años de la muerte de este deportista que hizo historia en el deporte en general y en el golf internacional en particular su legado sigue intacto. Además recibirá varios homenajes coincidiendo con este triste aniversario: se acaba de publicar un libro de fotografías realizadas por el reconocido fotógrafo David Cannon ‘Seve: His Life through the Lens’ y próximamente se estrenará un documental sobre su vida. Por su parte, el Museo Británico de Golf abrirá durante año y medio una exposición dedicada a este golfista que supo hacer realidad su sueño de alcanzar la gloria en el deporte que veneraba.