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Uruguay llegó 'eliminada' y hoy se juega la final
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HOLANDA QUIERE SER LA 'NARANJA MECÁNICA'

Uruguay llegó 'eliminada' y hoy se juega la final

Uruguay se ha convertido en la gran sorpresa del Mundial. Paso a paso y sin hacer ruido, el combinado charrúa se ha colado en la penúltima

Foto: Uruguay llegó 'eliminada' y hoy se juega la final
Uruguay llegó 'eliminada' y hoy se juega la final

Uruguay se ha convertido en la gran sorpresa del Mundial. Paso a paso y sin hacer ruido, el combinado charrúa se ha colado en la penúltima ronda de la Copa del Mundo y ahora está a un paso de reverdecer pasados éxitos que le llevaron a ser el mejor equipo del mundo en las ediciones de 1930 y 1950. El equipo que dirige Tabárez inició la concentración previa con dudas. La presencia en el grupo clasificatorio para los octavos de final de Sudáfrica, país organizador, y de selecciones como Francia y México, reducían las posibilidades de Uruguay en sus posibilidades de éxito en el fase de grupos.
 
Las cuentas que echaban los uruguayos eran muy sencillas. El equipo organizador siempre se ha clasificado, así que tendremos que pelear contra Francia y contra México por una plaza. "No será fácil clasificarnos para los octavos. Sudáfrica y Francia son los favoritos. El organizador nunca falla y Francia... Bueno, iremos con toda la ilusión del mundo y a ver que pasa", afirmaba Diego Forlán días antes de salir para Uruguay para el inicio de la concentración mundialista.
 
El ánimo fue subiendo según se acercaba el inicio del Mundial. Los jugadores uruguayos ya no veían tan invencible a Sudáfrica y los cismas franceses alimentaban la esperanza de clasificación para los octavos. La terapia fue bien sencilla: respaldo popular y oficial; trabajo de grupo; convivencia y algo tan típico como son los asados, sirvieron para dar forma a un grupo que está a un paso de repetir final sesenta años después.
 
Poco a poco el lema del que tiró Tabárez para que la selección creyera en sí misma fue creciendo entre los celestes. El 'Jugamos juntos, ganamos juntos' fue el punto de partida de lo que muchos llaman milagro, pero que otros muchos denominan como auténtico ejercicio de fe. "Soñamos con estar entre los mejores y ese sueño aún no ha terminado", afirma Diego Forlán, auténtico jefe de un equipo que dejó atrás las dudas iniciales para convertirse en un bloque ambicioso y con pegada.
 
Tabárez sabía que el éxito o el fracaso pasaba por dar todos los galones a Forlán. El jugador del Atlético debía sacrificarse por el equipo, retrasando su posición y jugando más lejos de la portería contraria, pero el delantero lo aceptó y puso el interés del colectivo por delante del suyo. El seleccionador sabía que el potencial uruguayo radica en dos jugadores que se mueven por una zona muy parecida como son Forlán y Suárez.

Tenía que sacrificar a uno y decidió retrasar al rojiblanco, que lo sabía y se preparó a conciencia para ello y, por lo que está demostrando, el examen lo ha superado con nota. De hecho, apunta a estar entre los mejores jugadores de la Copa del Mundo. El jugador atlético preparó a conciencia la parte final de la temporada con el Atlético y su puesta a punto cara al Mundial. Entrenamientos personalizados, trabajo específico y mucho sacrificio le hicieron llegar a tope a los últimos compases de la temporada con su equipo (el triunfo en la Europa League lo certifica) y pletórico a la cita sudafricana.
 
La confianza que ahora mismo tienen, convierten a los uruguayos en aspirantes para plantar cara a la selección holandesa, favorita sobre el papel y más aún tras la baja de Luis Suárez. El argumento futbolístico está del lado naranja por la presencia de jugadores como Sneijder o Robben, pero enfrente tendrán todo un equipo, once jugadores repletos de moral.

Alineaciones probables:

Uruguay: Fernando Muslera; Maximiliano Pereira, Mauricio Victorino, Diego Godín, Martín Cáceres; Diego Pérez, Walter Gargano, Egidio Arévalo Ríos, Álvaro Pereira; Edinson Cavani y Diego Forlán. Seleccionador: Oscar Washington Tabárez.

Holanda: Maarten Stekelenburg; Khalid Boulahrouz, John Heitinga, Andre Ooijer, Giovanni Van Bronckhorst; Mark Van Bommel, Demi de Zeeuw; Wesley Sneijder, Dirk Kuyt, Arjen Robben; y Robin Van Persie. Seleccionador: Bert Van Marwijk.

Árbitro: el uzbeco Ravshan Irmatov.

Estadio: Green Point, de Ciudad del Cabo.

Hora: 20.30 horas.

Uruguay se ha convertido en la gran sorpresa del Mundial. Paso a paso y sin hacer ruido, el combinado charrúa se ha colado en la penúltima ronda de la Copa del Mundo y ahora está a un paso de reverdecer pasados éxitos que le llevaron a ser el mejor equipo del mundo en las ediciones de 1930 y 1950. El equipo que dirige Tabárez inició la concentración previa con dudas. La presencia en el grupo clasificatorio para los octavos de final de Sudáfrica, país organizador, y de selecciones como Francia y México, reducían las posibilidades de Uruguay en sus posibilidades de éxito en el fase de grupos.
 
Las cuentas que echaban los uruguayos eran muy sencillas. El equipo organizador siempre se ha clasificado, así que tendremos que pelear contra Francia y contra México por una plaza. "No será fácil clasificarnos para los octavos. Sudáfrica y Francia son los favoritos. El organizador nunca falla y Francia... Bueno, iremos con toda la ilusión del mundo y a ver que pasa", afirmaba Diego Forlán días antes de salir para Uruguay para el inicio de la concentración mundialista.
 
El ánimo fue subiendo según se acercaba el inicio del Mundial. Los jugadores uruguayos ya no veían tan invencible a Sudáfrica y los cismas franceses alimentaban la esperanza de clasificación para los octavos. La terapia fue bien sencilla: respaldo popular y oficial; trabajo de grupo; convivencia y algo tan típico como son los asados, sirvieron para dar forma a un grupo que está a un paso de repetir final sesenta años después.
 
Poco a poco el lema del que tiró Tabárez para que la selección creyera en sí misma fue creciendo entre los celestes. El 'Jugamos juntos, ganamos juntos' fue el punto de partida de lo que muchos llaman milagro, pero que otros muchos denominan como auténtico ejercicio de fe. "Soñamos con estar entre los mejores y ese sueño aún no ha terminado", afirma Diego Forlán, auténtico jefe de un equipo que dejó atrás las dudas iniciales para convertirse en un bloque ambicioso y con pegada.
 
Tabárez sabía que el éxito o el fracaso pasaba por dar todos los galones a Forlán. El jugador del Atlético debía sacrificarse por el equipo, retrasando su posición y jugando más lejos de la portería contraria, pero el delantero lo aceptó y puso el interés del colectivo por delante del suyo. El seleccionador sabía que el potencial uruguayo radica en dos jugadores que se mueven por una zona muy parecida como son Forlán y Suárez.

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