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El Barcelona trata de escenificar que el fin de ciclo aún está lejos
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LOS CAPITANES DAN UN PASO AL FRENTE PARA RECONDUCIR LA SITUACIÓN

El Barcelona trata de escenificar que el fin de ciclo aún está lejos

Corren malos tiempos por Barcelona, aires de fin de ciclo. Una negra realidad desatada por la inesperada y rotunda derrota en Milán y sobre todo por

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El Barcelona trata de escenificar que el fin de ciclo aún está lejos

Corren malos tiempos por Barcelona, aires de fin de ciclo. Una negra realidad desatada por la inesperada y rotunda derrota en Milán y sobre todo por las dolorosas victorias del Real Madrid, una de ellas para apearles de la final de la Copa del Rey. Demasiados golpes concentrados en apenas 10 días para un equipo que parecía blindado. Pero nada es eterno. Ni siquiera este Barcelona que puede presumir de haber asombrado al mundo durante cinco años. Pocas veces se alcanzó una perfección en el juego. Ahora, sin embargo, la realidad ha virado y el síndrome de derrumbe planea en Can Barça.  Algo pasa en las entrañas del Camp Nou y los jugadores lo saben. Lo dijo Messi: "Sabemos por qué ha sucedido todo, aunque no saldrá del vestuario".

En esa asunción de responsabilidades, los futbolistas del Barcelona intentan dejar al margen a Tito Villanova. Su ausencia se nota, pero en esencia no es el problema. Un mantra que trata de salvaguardar al entrenador, que sigue un fuerte tratamiento contra su enfermedad en Nueva York. Todos esperan, eso sí, que esté de vuelta pronto. A finales de marzo, dicen. El caso es que mientras recupera al líder, la plantilla escenificó ayer una reunión en torno a una mesa para sentar las bases de la recuperación. Un esfuerzo por reconducir una situación que empieza a dar síntomas de la autodestrucción que tanto daño le ha hecho al Barcelona en su historia. Un daño que llega desde el propio club con un Rosell errático y permisivo con los violentos y que cuenta con la ‘ayuda’ de un entorno dispuesto a recuperar las viejas cantinelas de la inferioridad y la conspiración arbitral.

Xavi, Iniesta, Puyol y Valdés, cuatro de los capitanes criados en La Masía, y por supuesto Messi saben bien cómo funciona esa autodestrucción, de ahí que hayan dado un paso al frente para revertir la situación. Para ello, la primera premisa para volver a la normalidad no está en la Champions y la remontada ante el Milan. Los capitanes centran el esfuerzo en reconducirse y no dejarse ir en la Liga. Por más atado que parezca el título no quieren dejarse ir revivir catástrofes pretéritas. Así fue el principio del fin del Barça de Ronaldinho, algo que tienen grabado a fuego y que pondrán todos los medios a su alcance para que no se repita.

En segundo lugar aunque no menos importantes es voltear la eliminatoria ante el Milan. No será tarea fácil, pero supondría el punto de inflexión necesario para dejar atrás una semana negra que ha hecho tambalearse los cimientos del Camp Nou. Todo ello, además de una actitud distinta, requiere de una vuelta al viejo concepto de juego que ha granjeado tan merecida fama a este Barcelona. Es urgente recuperar el fútbol rápido y coral con el que a través de la pelota desmontaban a cualquier rival que se preciara. El empeño por mirar siempre a Messi y sobar hasta el hartazgo la pelota de los últimos tiempos ha traído consecuencias nefastas y lo saben. Ahora toda ver si saben con cambiarlo todo.

Corren malos tiempos por Barcelona, aires de fin de ciclo. Una negra realidad desatada por la inesperada y rotunda derrota en Milán y sobre todo por las dolorosas victorias del Real Madrid, una de ellas para apearles de la final de la Copa del Rey. Demasiados golpes concentrados en apenas 10 días para un equipo que parecía blindado. Pero nada es eterno. Ni siquiera este Barcelona que puede presumir de haber asombrado al mundo durante cinco años. Pocas veces se alcanzó una perfección en el juego. Ahora, sin embargo, la realidad ha virado y el síndrome de derrumbe planea en Can Barça.  Algo pasa en las entrañas del Camp Nou y los jugadores lo saben. Lo dijo Messi: "Sabemos por qué ha sucedido todo, aunque no saldrá del vestuario".

Andrés Iniesta