Arenga de Gil Marín, presidente por un día, para que su Atlético resucite

Según el organigrama del Atlético de Madrid, el presidente del club es Enrique Cerezo. Pero el empresario cinematográfico se encontraba ayer, martes, en Miami, donde le homenajearon por esta labor profesional, y fue el consejero delegado y máximo accionista, Miguel Ángel Gil Marín, quien se ocupó de los asuntos urgentes.

En el club rojiblanco no hay nada más urgente en estos momentos que la mala pinta que tiene el devenir deportivo del equipo, aparte de la posible salida del Kun Agüero al Real Madrid. La imagen dada en la eliminatoria copera contra el eterno rival y la posterior derrota en Gijón, unida a la ya lejana pero no menos desastrosa eliminación de la Europa League, han despertado en la ribera del Manzanares los fantasmas de viejos fracasos. Además, las noticias sobre los problemas entre algunos jugadores y el entrenador, Quique Sánchez Flores, no dejan de crecer.

Ante este panorama, Gil Marín tomó cartas en el asunto reuniéndose ayer por la tarde con la plantilla. Fueron tres cuartos de hora de charla donde el hijo del ex presidente Jesús Gil trató de dejar muy claro, primero, que los que están tienen que ser los que protagonicen la mejoría, estando obligados a entenderse (ya que cerró la puerta a cualquier posible salida, incluidas la del técnico, la del Kun o la de Forlán), y segundo, que el rendimiento deportivo que se está dando es “inadmisible” para una institución como la rojiblanca, cuyo objetivo es, y seguirá siendo, clasificarse para la Liga de Campeones.

Según la tendencia actual que lleva el equipo, acabar entre los cuatro primeros se ve desde fuera como prácticamente un milagro. Para ello, el Atlético deberá realizar una remontada en la segunda vuelta de la Liga que sería digna de elogio, cuando actualmente le separan la friolera de diez puntos del cuarto clasificado, el Valencia.

El momento de la arenga de Gil Marín también es oportuno atendiendo al inmediato calendario que deben afrontar los colchoneros. El partido del domingo ante el Athletic servirá como termómetro de los ánimos de una afición exigente y que está desconcertada ante tanto rumor y derrota. Los vascos marchan sextos, dos puntos por delante del Atlético, y si asaltan el Calderón darán un golpe importante para afianzarse en los puestos europeos, a la vez que herirán de gravedad a los madrileños, cuyos siguientes compromisos serán la visita al Camp Nou y el partido en casa ante el Valencia.

Tres partidos que, a falta todavía de tres meses para el final de la temporada, marcarán seguro la temporada de un Atlético que no deja de sorprender a propios y extraños, esta vez para mal, y que amenaza con convertir los éxitos recientes en una mera carambola y un simple paréntesis dentro de años de fracasos deportivos.

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