El Atlético de Madrid quiere vender a Diego Forlán

En este loco inicio de verano futbolístico, el nombre de Diego Forlán será uno de los más manoseados. El uruguayo, que se ha proclamado por segunda vez ‘Bota de oro’ en Europa, se encuentra en boca de los grandes. Real Madrid y Barcelona lo tienen en la recámara, Juventus, Inter (por si falla Eto’o en la rocambolesca operación trueque con Ibrahimovic) y, sobre todo, Milan, abordarán su fichaje. Chelsea y Manchester City pugnarán para hacer factible el regreso del charrúa a la Premier League. ¿Y el Atlético? Los dirigentes del Atlético, que es el club que posee los derechos federativos de Diego, tienen cerrada la boca con cemento.

A muchos extrañan la poca movilidad de los dirigentes rojiblancos en un asunto  tan trascendente para el club y que tiene en vilo a los aficionados del equipo del Manzanares, que  no quieren la marcha del gran ídolo. Pero los analistas interpretan con claridad este llamado ‘silencio táctico’, que está marcado por la asequible (para los poderosos financieramente) cláusula de rescisión de Forlán: 36 millones de euros. El paso lógico sería llamar al agente del futbolista, Daniel Bolotnicoff, que lleva semanas en Madrid, negociar con él y de esta forma cumplir con los deseos de los aficionados del Atlético. Para ello debería mejorar el contrato del futbolista (ponerlo a la altura del Kun Agüero, por ejemplo) y, a cambio, ampliarle su cláusula para evitar el merodeo continuo y siempre peligroso de los saurios del fútbol. De hecho, hoy Enrique Cerezo, presidente rojiblanco, ha remitido a la cláusula si alguien quiere fichar a algún crack, desentendiéndose de que el club vaya a mediar (ver noticia).

Pero ni Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado, ni Jesús García Pitarch, director deportivo, han marcado el número del agente de Forlán; todo un síntoma: están a la espera de ofertas. Porque quieren vender al goleador.

El jugador siempre ha dicho que su deseo primordial es quedarse en el Atlético, donde la afición le adora y valora. Pero el Cachabacha no puede dejar pasar la oportunidad del gran contrato de su vida. Quiere seguir en el Atlético, pero sus dirigentes responden con el esparadrapo en la boca y los ojos abiertos a ofertas. Quizás cuando hablen sea demasiado tarde.