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El Nápoles supo ser vertical y conservador para alzar la Copa ante la Fiorentina
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LA FINAL, MARCADA POR LOS SUCESOS PREVIOS (1-3)

El Nápoles supo ser vertical y conservador para alzar la Copa ante la Fiorentina

El Nápoles conquistó su quinta Copa de Italia tras derrotar a la Fiorentina (1-3) en una final marcada por los graves incidentes previos al encuentro

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Durante 45 minutos en el Olímpico de Roma no se habló de fútbol. No hacemos referencia al primer tiempo de la final que enfrentó a Fiorentina y Nápoles sino a los incidentes que retrasaron el inicio del choque: al menos cuatro aficionados napolitanos resultaron heridos, tres por disparos de arma, en los aledaños del estadio. Lo mejor que le podía pasar a la final después de lo sucedido en la previa era que los goles llegasen cuanto antes. Dicho y hecho: quince minutos después del pitido inicial, Insigne ya había firmado un doblete forjado en un par de contras letales. Vargas aprovechó un error de la zaga napolitana para acortar distancias y aunque la Fiorentina lo intentó durante 45 minutos, Martens les sentenció cuando el partido expiraba (1-3). Rafa Benítez demostró que ganar finales se está convirtiendo en su especialidad y ya puede añadir una Copa de Italia a su palmarés; la quinta del Nápoles.

De sobras es conocido el gusto de Montella por tener la pelota que fue propiedad de la Fiorentina en los primeros compases del choque. Benítez, por su parte, dispuso su habitual 4-2-3-1 dejando en las botas de Higuaín la responsabilidad goleadora. Acompañando al argentino aparecieron Callejón, Hamsik e Insigne para aportar la verticalidad que caracteriza al Nápoles. Y, precisamente, fueron ellos los que se asociaron para dibujar la contra que abrió el marcador. Un error de Aquilani en el borde del área napolitana propició el robo de Callejón que cedió para Hamsik. Manejando a la perfección los tiempos del contragolpe, el capitán aceleró, recorrió 66 metros y se encontró con Insigne que tuvo que hacer lo más fácil a esas alturas: marcar.

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La Fiorentina no conseguía entrar en calor. Sumaba una imprecisión después de otra y no lograba triangular mientras Higuaín lanzaba un doble aviso. El argentino vio que la portería se le resistía y decidió convertirse en asistente. Lideró una nueva contra con una carrera cargada de sentido táctico y solidaridad. El que fuera jugador del Real Madrid vio los huecos que había dejado la defensa de la Fiorentina y puso el esférico en bandeja a un Insigne que llegaba desde atrás y firmaba el segundo tanto de la noche cinco minutos después de abrir el marcador. La efectividad del Nápoles noqueó al conjunto florentino que intentaba, sin suerte, reaccionar. La defensa ‘viola’ sufría, pero fue un error de la zaga rival el que metió a los de Montella de nuevo en la final.

El toque de Ilicic distrajo a la línea defensiva del Nápoles: Albiol salió mal y Federico Fernández perdió la referencia. ¿El resultado? Vargas imprimió todo su carácter y personalidad a un disparo que batió a Reina que nada pudo hacer. El tanto del peruano junto a los intentos de Borja Valero y los destellos de calidad de Joaquín forjaron la reacción ‘viola’ que tenía intención, pero no la fuerza y la contundencia necesaria. En frente, el Nápoles arriesgaba renunciando a la pelota confiando en su ventaja en el marcador. Las consecuencias no se hicieron esperar: el primer tiempo acabó con el tanto anulado a Aquilani por un ajustado fuera de juego que habría supuesto el empate.

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La segunda parte arrancó con una descarada e insultante posesión por parte de la Fiorentina. El Nápoles intentaba rebajar ese dominio sin suerte alguna pues es un equipo que no está diseñado para ser el dueño del balón. Salvo en tres ocasiones contadas, Reina y Neto se habían convertido en meros espectadores de un partido que había perdido intensidad, perdiéndose en toques infinitos que no llevaban a ninguna parte. Y menos a las inmediaciones de la portería rival. La final se había cerrado dando paso a una lucha táctica con poca acción. Sin Hamsik e Higuaín, tocados físicamente, y con Inler expulsado por doble amarilla, el Nápoles se volvió más conservador para intentar proteger el marcador.

En la recta final, con Rossi vistiendo de ‘viola’ después de cuatro meses de ausencia, Ilicic tuvo el empate en sus botas y con Reina vendido, falló mandando el balón fuera. La ocasión de esloveno vapuleó a la Fiorentina que lo intentó desde cualquier parte, pero el tiempo jugaba en su contra y a favor de un Nápoles que se aferraba con todo al tanto que les daba ventaja. Una superioridad que se vio confirmada con la última contra del partido liderada por Callejón que asistió a Mertens para que cruzara el balón batiendo a Neto. El Nápoles supo proteger lo que era suyo y apeló a su efectividad para levantar la ‘Coppa’ al cielo de Roma.

Ficha técnica

Fiorentina: Neto; Tomovic, Gonzalo Rodríguez, Savic, Pasqual (Matías Fernández, m.56); Aquilani (Matri, m.83), Pizarro, Vargas; Borja Valero; Joaquín (Rossi, m.72), Ilicic.

Nápoles: Reina; Henrique, Albiol, Federico Fernández, Ghoulam; Inler, Jorginho; Callejón, Hamsik (Mertens, m.66), Insigne (Behrani, m.81); Higuaín (Pandev, m.71).

Goles: 0-1, m.11: Insigne. 0-2, m.17: Ingine. 1-2, m.28: Vargas. 1-3, m.92: Mertens.

Árbitro: Daniele Orsato. Expulsó a Inler por doble amonestación (m.79). Amonestó por el Fiorentina a Borja Valero, Ilicic, Albiol, Tomovic, Matías Fernández, Insigne..

Incidencias: final de la Copa de Italia disputada en el estadio Olímpico de Roma ante 65.000 espectadores. El encuentro comenzó con tres cuartos de hora de retraso por los incidentes previos fuera del estadio, que dejaron cuatro heridos, tres de ellos por arma de fuego. El himno italiano, interpretado por la cantante Alessandra Amoroso, fue fuertemente silbado desde la grada. Presenció el partido en el palco el Primer Ministro italiano, Matteo Renzi, exalcalde de Florencia.

Durante 45 minutos en el Olímpico de Roma no se habló de fútbol. No hacemos referencia al primer tiempo de la final que enfrentó a Fiorentina y Nápoles sino a los incidentes que retrasaron el inicio del choque: al menos cuatro aficionados napolitanos resultaron heridos, tres por disparos de arma, en los aledaños del estadio. Lo mejor que le podía pasar a la final después de lo sucedido en la previa era que los goles llegasen cuanto antes. Dicho y hecho: quince minutos después del pitido inicial, Insigne ya había firmado un doblete forjado en un par de contras letales. Vargas aprovechó un error de la zaga napolitana para acortar distancias y aunque la Fiorentina lo intentó durante 45 minutos, Martens les sentenció cuando el partido expiraba (1-3). Rafa Benítez demostró que ganar finales se está convirtiendo en su especialidad y ya puede añadir una Copa de Italia a su palmarés; la quinta del Nápoles.

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