La crueldad de la derrota: España falla un penalti en el último minuto y pierde el Europeo sub-21 (0-1)

La Selección Española sub-21 se ha quedado con las ganas de conseguir el triplete continental (ya había ganado los Europeos sub-17 y sub-19) al perder en la final frente a Inglaterra (1-0). Fue un partido en el que España fue protagonista, pero que se decidió por el solitario tanto de Curtis Jone en el inicio de la segunda mitad. Los ingleses han sido el talón de Aquiles de la generación del 2000, que perdieron frente a ellos el Mundial sub-17.

Santi Denia confió en el bloque que le había llevado hasta la final del Europeo. En ataque, todo dependía de la inspiración y la genialidad de Abel Ruiz, Sergio Gómez y Rodri. Atrás, Arnau Tenas, ahora sin equipo, ha aportado la seguridad que necesita un equipo cuando mira para la portería. El que se haga con su servicio tendrá un jugador de categoría.

España no negoció la posesión, igual que ocurre con la Selección absoluta. Monopolizó el balón sin que los ingleses fueran capaces de arrebatarles el cuero. No importó que estuvieran a merced del rival todo el tiempo, Inglaterra se sintió cómoda así, en un guion de partido que parecía completamente preparado. Querían esperar a salir a correr; sabían que su oportunidad pasaba por ahí.

El gol destruyó el plan

Inglaterra interrumpió el juego todo lo que pudo y más, con duras entradas que tuvieron el castigo que no debía por parte del colegiado. Mientras tanto, Baena, Paredes y Rodri gozaron de las mejores ocasiones de España. El dominio era brutal y fue un completo milagro que el gol no llegara en la primera mitad. La resistencia inglesa era un muro infranqueable para la Selección.

El mazazo para España llegó al iniciarse la segunda mitad. Llegó el tanto de Inglaterra, que dejó fuera de combate por unos minutos al equipo de Santi Denia. Si ya había sido difícil penetrar esa defensa con empate, más todavía al ir por debajo en el marcador. Era una utopía con casi los diez jugadores ingleses por detrás del balón.

Rodrigo Riquelme, que entró en la segunda mitad, y Sergio Gómez generaron las ocasiones por las bandas. Una de ellas la tuvo Abel Ruiz, a pase del jugador del Manchester City. Su cabezazo, sin embargo, se marchó fuera por muy poco. El delantero se lamentó, consciente de que esa oportunidad le daba a su equipo, como mínimo, la prórroga. Era difícil encontrar semejantes espacios en la defensa británica.

Un duro final

Arnau Temas emergió de nuevo para que España mantuviera sus opciones en el partido. Su parada sobre la línea evitó que Inglaterra consiguiera el segundo gol y todo acabara ahí. España ya había descuidado la defensa, ubicando a la mayoría de sus jugadores al ataque. A la desesperada. No tenían nada que perder.

El final fue cruel como pocos. España rondaba el área de Inglaterra cuando Abel Ruiz recibió un contacto de uno de los centrales ingleses y cayó al suelo. Se quedó mucho tiempo tendido para ver si el árbitro paraba el partido y se iba a revisar la jugada. Aunque tardó, el colegiado lo hizo y se fue al monitor.

La tangana final

El árbitro la vio y decretó penalti. Toda España dependía de esa oportunidad, de que su capitán, Abel, fuera capaz de poner las tablas y forzar la prórroga. Pero falló ante James Trafford, que le adivinó la intención. Ni Rodrigo Riquelme ni Aimar Oroz fueron capaces de introducir la pelota en la portería en el rechace. Se habían alineado los astros.

Hubo una tangana entre los banquillos después del penalti que acabó con dos expulsados, Antonio Blanco y Gibbs-White. Las caras de los españoles fueron todo un poema. Se les había esfumado su sueño. El Europeo viajará a Inglaterra. Otra vez será.