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Las presiones que Álex Remiro sufrió en el Athletic (y su dulce exilio en la Real)
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urrutia y amorrortu, los responsables

Las presiones que Álex Remiro sufrió en el Athletic (y su dulce exilio en la Real)

A sus 24 años, el navarro se consolida como portero titular de la Real, donde recaló libre, tras negarse a renovar con el Athletic, lo que le costó estar un año entero sin jugar

Foto: Remiro, durante el partido de Liga de la Real contra el Mallorca en Anoeta. (Foto: Real Sociedad)
Remiro, durante el partido de Liga de la Real contra el Mallorca en Anoeta. (Foto: Real Sociedad)

"Urrutia y Amorrortu me metieron en una sala y me pusieron delante un contrato que tenía que firmar. Me dijeron que si no lo hacía para las doce de la noche, iba a estar toda la temporada apartado. En ese momento me di cuenta de que mi etapa en Bilbao se había acabado". Aunque lo parezca, este relato no está sacado del guion de una película tipo El padrino, sino que es la versión que Álex Remiro (Cascante, Navarra, 1995) dio sobre esas "dos semanas horribles que pasé en el Athletic por la presión que recibí desde arriba".

Como quiera que los mencionados Josu Urrutia y José Mari Amorrortu no siguen en el club bilbaíno, nadie ha salido a desmentir al guardameta navarro, quien se mantuvo firme en su decisión de no firmar y, tras aguantar una temporada sin jugar, en verano recaló en la Real Sociedad con la carta de libertad. Fue el pasado mes de diciembre, cuando Remiro rompió su silencio y desveló lo que vivió en el Athletic. Todo empezó cuando iba a arrancar la temporada 2018-2019. Sin Kepa Arrizabalaga, 'fugado' al Chelsea previo pago de su cláusula, y con Iago Herrerín lesionado, Remiro se quedó como único portero del primer equipo rojiblanco.

[La doble traición de Kepa a un club que sí paga traidores]

Como él mismo recordó, "estaba ante mi gran oportunidad de jugar en Primera. Era lo más fácil, pero yo no hago las cosas porque sean fáciles o no, sino porque sienta que es lo mejor para mí y no sentía ninguna confianza del Athletic en mí". Aunque siempre hablamos de los clubes como algo abstracto, detrás de todas las decisiones que se toman en estos hay unos responsables con nombres y apellidos. Es por ello que cuando Remiro asegura que "no me sentía identificado con aquella forma de actuar del Athletic", se refiere concretamente a la gestión de Urrutia y Amorrortu, aunque tanto Eduardo Berizzo como Gaizka Garitano, los dos entrenadores que el equipo rojiblanco tuvo esa temporada, fueron cómplices de su injusta situación.

Después de haber hecho una grandísima temporada con el Huesca, en el verano de 2018 Remiro "sabía que con Kepa lo tenía difícil porque es un avión, pero creía que con Herrerín tendría posibilidades de ser segundo". Claro que el problema vino porque al bilbaíno le habían renovado unos meses antes y a él solo le quedaba un año de contrato, con el riesgo que ello conlleva. Pero fue entonces cuando recibió un mensaje decisivo para él: "El club me propuso renovar para volver a salir cedido por tercera vez, pero no lo veía claro. Había mucho portero y yo no era la primera opción”. Es decir, que confiaban en él, pero no tanto como Roberto Olabe, el director deportivo de la Real, que no dejó pasar la oportunidad que el Athletic le puso en bandeja.

placeholder Remiro, en un entrenamiento con el Atjhletic junto a Iñaki Williams. (EFE)
Remiro, en un entrenamiento con el Atjhletic junto a Iñaki Williams. (EFE)

¿Se puede hablar de acoso laboral?

Aunque suene fuerte, puede decirse que Remiro sufrió 'mobbing' o acoso laboral, pues si Amorrortu y Urrutia tenían tanto interés en renovar su contrato es porque le valoraban profesionalmente y la única razón —disfrazada de la típica 'decisión técnica'— para que no jugara era precisamente que se negaba a hacerlo. El navarro podría haber denunciado su situación, pero posiblemente prefirió no complicar aún más las cosas y esperar al 1 de enero, fecha en la que ya podía negociar con otro equipo, tal y como acabó haciendo. Aunque quizás su caso fue extremo, hay otros también recientes como los de Pau López en el Espanyol o Munir el Haddadi en el Barça.

Y puestos a airear los trapos sucios, Remiro también contó cómo "en enero de 2018 el Athletic me planteó una oferta muy buena para renovar cuando estaba en Huesca. Sospechaban que Kepa se iba a marchar al Real Madrid y me la presentaron. Les respondimos que sí, que firmábamos, pero en ese momento el Madrid renunció a Kepa, el club le renovó y nos dijeron que las condiciones ya no valían. Que había que esperar a que terminase el año con el Huesca a ver si ascendíamos. Todo se resume en lo mismo: no sentía que el Athletic confiara en mí".

Con el colchón que supuso para él y para la propia Real tener a otro guardameta como Miguel Ángel Moyà, toda una garantía tanto deportiva como personalmente hablando, ver cómo Gero Rulli hacía las maletas y contar con un experimentado y reputado entrenador de porteros como Luis Llopis, Remiro comenzó en Anoeta como suplente, pero no ha tardado en ganarse la titularidad.

Tras un año sin jugar, necesitaba readaptarse a la competición y ya lo ha hecho. Un dato: a sus 24 años, el guardameta navarro fue el jugador más veterano del once que Imanol alineó contra Osasuna en el partido de Copa disputado este miércoles (3-1), en el que el equipo donostiarra se clasificó para los cuartos de final. A la espera de lo que depare el sorteo copero, en poco más de una semana recibirá al Athletic en San Sebastián, donde se exilió tras las mafiosas amenazas que recibió en Bilbao y siente la confianza que nunca tuvo allí. Valor tiene contarlo y mérito seguir creciendo bajos los palos, otra forma de acoso, pero legal y deportivo...

"Urrutia y Amorrortu me metieron en una sala y me pusieron delante un contrato que tenía que firmar. Me dijeron que si no lo hacía para las doce de la noche, iba a estar toda la temporada apartado. En ese momento me di cuenta de que mi etapa en Bilbao se había acabado". Aunque lo parezca, este relato no está sacado del guion de una película tipo El padrino, sino que es la versión que Álex Remiro (Cascante, Navarra, 1995) dio sobre esas "dos semanas horribles que pasé en el Athletic por la presión que recibí desde arriba".