Por qué en el Barça odian a Guardiola (y su posible vuelta a lo Arteta en el Arsenal)

Una década se ha cumplido de aquel FC Barcelona. Jugó 67 partidos. A saber: 38 de Liga, 15 de Champions, 9 de Copa del Rey, 2 de la Supercopa de España, 2 del Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. De ellos ganó 47, es decir, más del 70%, mientras que empató 13 (19%) y solo perdió 7 (10%). Marcó 169 goles, a una media de 2,5 por partido, y encajó 52, a una media de 0,7. El once tipo lo formaron Víctor Valdés; Dani Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Xavi, Yayá Touré, Iniesta; Messi, Etoo y Henry, aunque en el salto de una temporada a otra se incorporaron jugadores como Maxwell, Busquets, Keita, Ibrahimovic o Pedro.

El primer título llegó el 13 de mayo de 2009, en la final de la Copa del Rey, y el sexto, el 19 de diciembre en la final del Mundial de Clubes. "Esto no volverá a pasar nunca más”, dijo Pep Guardiola, entrenador de aquel Barça de leyenda, que lo ganó todo. Seis de seis, el famoso Sextete, y jugando como a ningún otro equipo se le ha visto jugar. Los catalanes venían de un año en blanco y discrepancias en las negociaciones para fichar, sí, a José Mourinho, llevaron al entonces presidente culé Joan Laporta a ofrecerle el puesto al técnico del segundo equipo.

Y Guardiola apenas lo dudó. Aún estaba verde, pero era una oportunidad que no sabía si podría volver a presentarse, de ahí que la aceptó. Salvando las distancias, esto es en cierto modo lo que le acaba de suceder a Mikel Arteta, precisamente ayudante de Pep durante las últimas tres temporadas y media en el Manchester City. El Arsenal le ha ofrecido coger los mandos del primer equipo y, aunque a buen seguro el donostiarra sentirá cierto vértigo, ha aceptado. Su ventaja, como le pasó a Guardiola en el Barça, es que conoce el club. No en vano jugó 150 partidos con los gunners. También domina el idioma, la cultura, la Premier... Es decir, todo aquello que le faltó a Unai Emery. Además, y a diferencia del interino Ljumberg, Arteta sí está capacitado, y trabajar junto a Guardiola ha sido una auténtica universidad para él.

Pero volviendo a Pep, el FC Barcelona celebró este sábado el décimo aniversario del mencionado Sextete conseguido en 2009, un hito en la historia del fútbol que nadie ha vuelto a repetir y que no por casualidad llegó como consecuencia del mejor fútbol que se ha podido ver, al menos en la era moderna. Así, en los prolegómenos del partido de Liga contra el Alavés, una representación de los equipos de las temporadas 2008-09 y 2009-10, encabezada por su capitán, Carles Puyol, saltó al césped del Camp Nou junto a las seis copas conquistadas. Ahí estaba el Barça de Guardiola... sin Guardiola.

Un homenaje sin el gran valedor

Es evidente que al técnico del City le era imposible estar en Barcelona, pues dos horas y media más tarde tenía partido de la Premier contra el Leicester. Sin embargo, llama la atención el ninguneo, por no llamarlo directamente desprecio e incluso odio, que el técnico catalán sigue sufriendo desde el club que preside Josep Maria Bartomeu. Basta con ver el video de homenaje, en el que brilla por su ausencia, pero aún más cómo se ha extirpado en el Barça todo lo que olía a Guardiola.

A los resultados, solo disimulados por Messi, pero sobre todo al juego me remito. Pep tuvo una generación única, sí, pero también fue un entrenador único. Cómo olvidar aquel 2 de mayo de 2009 y el 2-6 en el Bernabéu con el que el Barça sentenció una Liga que conquistó oficialmente dos semanas después. Igualito que el último Clásico en el que sabía que el Barça era el Barça porque iba de azulgrana.

"Que me odien con tal de que me teman", escribió Lucio Accio. Y eso es lo que les sucede en el Barça, que odian a Guardiola porque temen su vuelta de la mano de una candidatura en la que, entre otros, estará Joan Laporta. Bastaría con hacer una encuesta para comprobar el apoyo que recibe Pep sobre un hipotético regreso ahora que está más que claro que Valverde no seguirá —"tres años pueden ser suficientes", dijo recientemente Bartomeu— y que Pep no atraviesa su mejor momento en el City.

Ahí tenemos el ejemplo de los gooners con Arteta. El 86,8% de los 10.106 votos de una encuesta que hice en Twitter sobre el posible regreso de Mikel aprobaron su fichaje. De momento, el nuevo técnico del Arsenal siguió el partido de su equipo contra el Everton desde la grada. Sin embargo, su regreso ha devuelto la ilusión perdida tras la marcha de Arsène Wenger y el fracaso de otro técnico guipuzcoano como Unai Emery.

Sí, Arteta no tiene experiencia, pero tampoco Guardiola la tenía cuando le dieron el Barça y en su primer año lo ganó todo, enemigos incluidos. Los peores, quienes ahora dirigen el club catalán y tanto le odian. El clásico cainismo culé, ya saben. Y así les va. Puede que sigan ganando porque tienen a Messi, pero no juegan absolutamente a nada. O al menos no juegan a lo que en su día tanto presumieron. El famoso ADN del Barça, ¿lo recuerdan?. Ese modelo más que estilo de juego que Valverde ha terminado por cargarse y que solo con Pep podría recuperarse, aunque ahora sí que necesitaría abonar el terreno. Y no de estiércol precisamente...