Es noticia
El niño francés que soñaba con ser Casillas será el vecino de la Selección
  1. Deportes
  2. Fútbol
la isla de ré, volcada con la selección

El niño francés que soñaba con ser Casillas será el vecino de la Selección

Aún no había aterrizado la selección española en el aeropuerto de La Rochelle y un chaval francés ya miraba con añoranza los campos de entrenamiento que tenía enfrente de casa, donde estará su ídolo

Foto: Una casa con una bandera de España más grande que la de Francia (FOTOS: Jesús Garrido).
Una casa con una bandera de España más grande que la de Francia (FOTOS: Jesús Garrido).

La isla de Ré es un paraíso que sale de Francia como una de esas imperfecciones que resaltan la belleza de alguien. Es materialmente imposible pasear por sus largas carreteras (más largas de lo que puede parecer en un mapa) sin encontrarse de morros con decenas de hectáreas de hermosos viñedos verdes, alineados como soldados en formación. Su posición abierta hacia el Atlántico y sus playas y paisajes hacen de ella una atracción turística natural para cualquier francés que se precie. Pero aún no es la época en la que abarrotar sus pocas calles y locales costeros. Sin embargo, hay movimiento. Desde que se cruza el peaje de entrada (que no de salida) a la isla, varias pancartas anuncian lo que está pasando: “Bienvenue, l’Espagne”.

[Todo sobre la Eurocopa 2016, aquí]

En un lugar más francés que el Louvre, los carteles de la Eurocopa indican hacia dónde hay que ir para encontrar a la selección española. Si decidimos dejarnos llevar como Alicia y seguimos los carteles como si fueran un conejo blanco, encontramos el College des Salières, pero lo que llama la atención realmente son las largas lonas azules que cubren una alambrada. Esta alambrada cerca un campo de fútbol, aparentemente. Cuando nos adentramos, dejando a la izquierda las canchas de baloncesto y de fútbol sala al aire libre del colegio, vemos que se trata de más campos y que hay hasta una grada. Un complejo deportivo se abre ante nosotros y el logo de la Eurocopa 2016 y las banderas de España indican su pertenencia momentánea.

[La URSS, primera campeona de la Eurocopa]

Allí entrenará la Selección todo el tiempo que dure la primera fase. Un lugar alejado de la muchedumbre, pero que se llenará a buen seguro de público en las sesiones abiertas y de prensa en las privadas. No hay forma de esconderse del todo, pero sí de alejarse de la polución, de los disturbios que asolan las calles de Francia por las protestas justificadas del pueblo. España estará relajada, respirando aire puro y oliendo a hierba recién cortada y salitre allá por donde vaya en esa pequeña isla atlántica unida a la tierra firme por un ismo artificial llamado el Puente de Ré. Para qué calentarse la cabeza.

placeholder El complejo donde entrenará España.
El complejo donde entrenará España.

Bordeando todo el gran complejo donde estarán los jugadores y técnicos de España antes y después de cada partido de la Eurocopa, aparece una gran puerta metálica custodiada por un único guardia de seguridad. Pero lo que llama la atención no es eso, sino la vivienda unifamiliar que hay justo enfrente y desde la que se aprecia en toda su plenitud el hogar deportivo de España. En lo más alto de un mástil ondean dos banderas. Una pequeña tricolor francesa y, sobre ella, una rojigualda mucho más grande. ¿Una familia ‘españolizada’ en medio de la campiña francesa?

Allí, un niño de unos 10 años se asoma durante largo tiempo en el murete que separa su casa de la calle. Mira fijamente al terreno contiguo, esperando algo que no pasaría ese mismo día. “Ponemos esa gran bandera por España, que van a estar ahí enfrente”, dice su padre. La madre sale también al encuentro y apuntilla: “Lo hacemos por ellos, pero por supuesto que queremos que la Eurocopa la gane Francia”. “Sí, pero España tiene un gran equipo, tiene a Iniesta”, añade el padre. “Ramos, Piqué”, añade el niño. “Y Casillas”. El niño espera a Iker Casillas. “Es su ídolo de siempre y sueña con ser como él”, cuenta su padre mientras da la vuelta a la carne que tiene en la barbacoa. “Juega de portero en esos mismos campos en un equipo”, dice con cierto tono de orgullo paterno innegable.

Y ahora, ese chaval que tiene por divertimento ponerse unos guantes y tratar de evitar los goles de sus compañeros en los entrenamientos y de los rivales en los partidos tendrá como vecino a ese cancerbero que ha visto tanto por televisión y al que aspira parecerse alguna vez. No dijo Barthez. No dijo Lloris. Ni sabía de De Gea. El chico tiene un ídolo y su ídolo habla castellano, juega en la Selección y se llama Iker Casillas.

La isla de Ré es un paraíso que sale de Francia como una de esas imperfecciones que resaltan la belleza de alguien. Es materialmente imposible pasear por sus largas carreteras (más largas de lo que puede parecer en un mapa) sin encontrarse de morros con decenas de hectáreas de hermosos viñedos verdes, alineados como soldados en formación. Su posición abierta hacia el Atlántico y sus playas y paisajes hacen de ella una atracción turística natural para cualquier francés que se precie. Pero aún no es la época en la que abarrotar sus pocas calles y locales costeros. Sin embargo, hay movimiento. Desde que se cruza el peaje de entrada (que no de salida) a la isla, varias pancartas anuncian lo que está pasando: “Bienvenue, l’Espagne”.

Iker Casillas
El redactor recomienda