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Luis Enrique no lee la prensa, pero acusa a ésta de inventarse la reacción del Barcelona
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desde que messi le ganó el pulso, es otro equipo

Luis Enrique no lee la prensa, pero acusa a ésta de inventarse la reacción del Barcelona

El técnico del FC Barcelona se niega a reconocer que desde que su presidente le dio un ultimátum y le impuso alinear siempre a Messi su equipo es otro

Foto: Luis Enrique
Luis Enrique

Luis Enrique puede pensar e incluso decir lo que quiera. Faltaría más. Eso sí, como el asturiano presume de no leer ni escuchar nunca lo que dice la Prensa, sorprende que se atreva a atribuir a ésta el cambio producido por su Barça desde que la derrota de Anoeta (1-0) destapara su mala relación con Messi y llevara al presidente azulgrana a decantarse del lado del argentino.

Tal y como informamos en El Confidencial, Bartomeu se lo dejó muy claro al técnico: "En el Barça juegan Messi y otros diez que tú decidas". Desde ese ultimátum, en el que Luis Enrique tuvo que tragarse todo su orgullo -que es mucho- y aceptar la imposición del presidente si quería seguir en el banquillo del Camp Nou, el asturiano no ha vuelto a dejar a Leo fuera del once, se ha dejado de experimentos a la hora de elegir a sus diez acompañantes y el equipo funciona gracias a la implicación de su líder, que salió reforzado.

"No ha habido ningún vuelco, ningún cambio. Esto os lo habéis inventado vosotros", dijo un desafiante Luis Enrique tras el 2-5 de San Mamés. Normal que su habitual chulería le impida reconocer la catarsis que supuso la llamada al orden del presidente. Tal y como comprobaron desde Pep Guardiola al Tata Martino pasando por el malogrado Tito Vilanova, en el Barça manda Messi y Luis Enrique nunca lo va a reconocer. “Hay gente que no está capacitada para aceptar la crítica, y yo soy uno de ellos. Así que ni las miro ni las leo“, llegó a afirmar cuando estuvo más acorralado.

Sin embargo, desde el 1-0 de San Sebastián, donde el Barça desperdició la oportunidad de superar provisionalmente al Real Madrid en la clasificación al tener los blancos un partido menos, y la ausencia al día siguiente del entrenamiento de Messi por una supuesta gastroenteritis, el equipo azulgrana cuenta todos sus encuentros por victorias, incluida una durísima eliminatoria copera contra el Atlético (1-0 y 2-3). Pero para el técnico gijonés, todo es una invención de la Prensa.

En Liga son cinco victorias consecutivas, que le han servido para colocarse a un punto del Real Madrid, con nada menos que 21 goles a favor. Si a estos se les suman los cuatro goles de Copa, son un total de 24 en 7 partidos. De ellos, casi la mitad son del argentino: 10, por 7 de Neymar, 2 de Luis Suárez y 2 de Pedro. Es decir, que la reacción del argentino ha coincidido causal, que no casualmente, con la reacción de su equipo.

"Es la misma idea desde la jornada 1", insistió Luis Enrique en Bilbao. "Pero las circunstancias cambian, los jugadores no son máquinas, nos equivocamos todos, yo el primero. No hay ninguna tecla fantástica. El Barça es el mismo, hay versiones mejores y peores y nos gustaría dar siempre una buena, pero no es posible", añadió.

Luis Enrique tampoco tuvo ningún reparo en decir que es "un grandísimo privilegio" como técnico disponer de un jugador como Messi, si bien quiso "hacer extensivo el reconocimiento a todo el equipo". Además, y es aquí donde envió un mensaje para quien lo quisiera entender, el entrenador del Barça afirmó que "uno es más fuerte cuando plantea los objetivos de forma global como lo hace ahora el equipo". Y en esto no le falta razón.

Desde que Messi ha vuelto a verse como líder, los azulgranas funcionan mejor colectivamente. Leo ha vuelto a jugar para los demás, aunque entre ellos se encuentre el propio Luis Enrique, con quien se lleva igual de mal que antes de la suplencia de Anoeta, pero al que ha ayudado a dejar de estar cuestionado, lo cual no es poco en un club en el que ya han caído el director deportivo, Andoni Zubizarreta, y el técnico del filial, Eusebio.

Luis Enrique puede pensar e incluso decir lo que quiera. Faltaría más. Eso sí, como el asturiano presume de no leer ni escuchar nunca lo que dice la Prensa, sorprende que se atreva a atribuir a ésta el cambio producido por su Barça desde que la derrota de Anoeta (1-0) destapara su mala relación con Messi y llevara al presidente azulgrana a decantarse del lado del argentino.

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