España sigue sin copiar a la NBA cuando toca luchar de verdad contra el racismo

El Papa Francisco no podrá estar presente en el partido inaugural del Mundial de Brasil, pero ha dado su palabra a Dilma Rousseff, presidentadel país, yenviará un mensaje contra el racismo. El mismo será leído antes de que dé comienzo el Brasil-Croacia. El problema asola al mundo del deporte en general, pero el episodio del plátano y Dani Alveslo ha devuelto a primera línea. La lucha contra esta lacra se ha intensificado en los últimos años, pero las multas casi nunca se ajustan a la gravedad del hecho. Sobre todo en España.

Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes, ha dejado claro que le parece “insuficiente” la sanción de 12.000 euros que se le impuso al Villarreal. En declaraciones a TVE, subrayó que “es absurdo entrar en una discusión sobre si hay más o menos racismo en el fútbol español. Lo que hay que hacer es tener siempre tolerancia cero y luchar contra el racismo con todas nuestras fuerzas”. Lo cierto es que sólo la NBA ha demostrado con la contundencia necesaria que va en serio cuando toca atajar de verdad el problema. En España seguimos sin copiar ese claro ejemplo u otros parecidos.

En una reunión que tuvo lugar el jueves, la ‘Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte’, tomó cartas en el asunto. Así, para empezar, propuso ‘una sanción de 6.000 euros, y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de dos años, al espectador que lanzó un plátano a Daniel Alves’.

Pero lo más importante, es que acordó ‘recurrir ante el Tribunal Administrativo del Deporte la sanción de 12.000 euros impuesta por el Comité de Competición de la RFEF al Villarreal’, subrayando que la comisión ‘no comparte el contenido de dicha resolución sancionadora, hecha pública por los medios de comunicación, y considera que debe ser revisada dada la gravedad del hecho que la origina’.

Y por último, recalca que ‘al objeto de llevar a cabo un debate en profundidad tras detectarse un incremento en número y gravedad de los incidentes de tipo racista, la Comisión ha decidido iniciar los trámites necesarios para la convocatoria de un Pleno de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte’.

Hacía unos días salió a la luz una conversación privada del dueño de los Clippers de Los Angeles, Donald Sterling,y fue inmediatamente expulsado de por vida de la NBA, además de ser multado con 2,5 millones de dólares. Esta drástica y contundente decisión se puede considerar histórica, pues en otros países donde se siguen produciendo situaciones similares, el castigo no es tan severo de ninguna manera.

Con el lema ‘El racismo y el deporte’, las Naciones Unidas destacaron en 2013 su enorme preocupación por el creciente problema del racismo en el mundo del deporte. Su Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos resaltó el importante papel que el deporte debe desempeñar en la lucha contra la discriminación racial. Además, recordó los principios de la Carta Olímpica, que hablan de la igualdad y la no discriminación como base de los derechos humanos. FIFA y UEFA, volviendo al fútbol, insisten con campañas y más campañas, pero sin llegar a castigar como lo ha hecho la NBA. Eso sí, cada vez hay más severidad por parte de ambos organismos futbolísticos.

En Estados Unidos hay precedentes que demuestran que cortan por lo sano cuando se producen actos de racismo. Así Marge Schott, propietaria parcial del equipo de béisbol de los Reds de Cincinatti, fue suspendida hasta en dos oportunidades por sus polémicas opiniones sobre judíos, negros, mujeres y homosexuales. Tras muchos episodios, esta mujer fue finalmente forzada a vender su parte del accionariado del club.

Las palabras de Miguel Cardenal traen a la memoria otros desagradables acontecimientos. En 2006, Samuel Eto’o trató de abandonar el campo de La Romareda de Zaragoza al ser foco de gritos racistas. La Real Federación Española de Fútbol despachó el asunto con una multa de 9.000 euros y Joseph Blatter, presidente de la FIFA, calificó de “ridícula” la sanción, subrayando que “ha llegado la hora de que seamos duros. Hacía falta un castigo severo para erradicar del fútbol este problema”. Ocho años después, el castigo sólo ha subido 3.000 euros…

Si nos vamos más allá en el tiempo, apreciamos que otros organismos sí castigan de verdad cualquier muestra de racismo. Así, hace 10 años la FIFA sancionó a la Real Federación Española de Fútbol con una multa de 65.000 euros tras unos incidentes racistas ocurridos en el Santiago Bernabéu durante un amistoso que disputaron España e Inglaterra.

Gary Lineker escribió en su cuenta de Twitter que “el fútbol español tiene que hacer frente a un problema grave de racismo. No pueden seguir enterrando sus cabezas en el suelo”. Sea así o no, lo cierto es que el castigo en nuestro deporte no tiene nada que ver con lo que sucede en otros países. En Inglaterra, Luis Luis Suárez fue castigado con ocho partidos y multado con 40.000 libras por insultos racistas a Patrice Evra, mientras que Terry, por llamar “jodido negro” a Anton Ferdinand, fue multado con 220.000 euros y 4 partidos de suspensión.

En Italia ya se han tomado decisiones ejemplares para atajar el problema. Así, a principios de 2014, la Roma debió disputar dos partidos a puerta cerrada, además de pagar una multa de 50.000 euros, después de que sus aficionados entonaran cánticos de marcado tinte racista contra los futbolistas del Nápoles. Eso, por ejemplo, por el momento no ha sucedido en nuestro fútbol; y eso que se siguen repitiendo escenas poco edificantes, como la de algunos aficionados del Atlético llamando ‘mono’ a Diop en el Ciudad de Valencia.

La ‘Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte’ parece decidida, tras el comunicado emitido, a dar un giro radical a una situación que se alarga demasiado en el tiempo. UEFA y FIFA han endurecido sus normas en los últimos años en materia de racismo. El organismo ya impone fuertes multas económicas a los 'culpables' y hasta pueden ser suspendidos -jugadores o dirigentes- con 10 partidos. Mientras, Joseph Blatter ya habla de que los clubes implicados pierdan puntos o hasta desciendan de categoría llegado el caso. En España, por ahora, todo se arregla con un puñado de billetes.