Gareth Bale, el paciente galés que por fin juega sin dolor alguno

Es un tipo tranquilo. Dicen, los que le conocen y ven trabajar a diario, que ha superado por completo el duro momento que siempre provoca llegar a un club tan grande como el Real Madrid y más cuando se ha pagado 92 millones de euros a cambio. Supo administrar el tiempo y esperar durante todo el verano para lograr su objetivo de fichar por el el club de Chamartín. Se subió a un tren en marcha, con una trayectoria con curvas, pero el paciente galés aguantó en pie y cree que ha llegado su momento.

Por primera vez desde que viste la camiseta blanca madridista, Bale no tiene dolor alguno y precisamente en el momento más importante, con el Clásico ante el Barcelona en el horizonte. Juega sin molestias y su rendimiento empieza a despejar todo tipo de dudas, que por cierto nunca han asomado por la zona noble del Bernabéu. Y es que ven en Bale la referencia del futuro, el jugador capaz de hacerse con el relevo de Cristiano Ronaldo.

Bale llegó sin pretemporada en la mochila y poco después apareció el primer contratiempo, en este caso muscular, seguido con esa supuesta hernia que nunca quedó demostrada. En ese tiempo, se aisló de todo y de todos amparándose en su desconocimiento del idioma y todas las excusas que se puedan imaginar. Como consecuencia, aparecen los primeros goles y aunque sin entrar mucho en juego, empezaba a ser determinante.

El momento más complicado llegó como consecuencia de una lesión producida en un entrenamiento tras una entrada de Arbeloa. Se temieron incluso una rotura muscular en el gemelo como consecuencia del impacto. Al final un mes de baja médica, más otras seis semanas de ausencia por unas molestias que no desaparecían del todo según confesaba a los médicos y que le impedían rendir a tope. Y es que el umbral del dolor no es igual en todos y Bale es de los que no lo aguantan mucho.

14 goles en 31 partidos

Desde diciembre hasta los primeros días de marzo, Bale no terminaba de encontrarse. Dudaba por las molestias que sufría y lo trasladaba a su fútbol, que desaparecía tras una buena jugada o que solo aparecía en una jugada determinada como sucedió ante el Elche. Ahora ha ganado en confianza y todo porque han desaparecido los dolores y la sombra que en ocasiones dejan en su cabeza y le impiden aportar lo que puede y debe por las expectativas que crearon su fichaje y por ser el mejor jugador de la Premier de la pasada temporada.

Los que le conocen dicen de Bale que es una máquina por explotar, con un cuerpo atlético al máximo. Pero para que su fútbol aparezca sin intermitencias debe estar a tope, tanto moral como físicamente, grado que ha alcanzado en los últimos días. Ante el Málaga ya dejó pinceladas de lo aprovechable que puede llegar a ser la combinación de la velocidad y el fútbol que encierra su fibroso cuerpo. Ante el Schalke continuó la línea marcada en La Rosaleda, la que según muchos le puede llevar a seguir la estela de Cristiano.

Bale ha participado en 31 partidos oficiales con el Real Madrid. 20 de ellos han sido de Liga, 17 como titular. En Champions tan solo se ha perdido uno, para totalizar siete, por cuatroen Copa. Suma diezgoles en Liga y otros cuatroen la máxima competición continental, por onceasistencias en el campeonato español, dos en la Copa de Europa y una más en Copa, siendo el tercer máximo asistente del equipo blanco, tras las 15 de Di María y las 13 de Ronaldo,