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Redknapp, el guiri al que robaron en el Calderón pretende asaltar el Bernabéu
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EL TÉCNICO DEL TOTTNEHAM ES UN GRAN AMIGO DE MOURINHO

Redknapp, el guiri al que robaron en el Calderón pretende asaltar el Bernabéu

Harry Redknapp llegó a Madrid el pasado 20 de enero con una idea muy clara: espiar a Forlán en el derbi copero ante el Real Madrid.

Foto: Redknapp, el guiri al que robaron en el Calderón pretende asaltar el Bernabéu
Redknapp, el guiri al que robaron en el Calderón pretende asaltar el Bernabéu

Harry Redknapp llegó a Madrid el pasado 20 de enero con una idea muy clara: espiar a Forlán en el derbi copero ante el Real Madrid. Se fue con un pobre informe del delantero uruguayo, pero sin cartera. Y es que al entrenador del Tottenham le limpiaron el dinero, las tarjetas y todo lo que llevaba encima a escasos metros del Vicente Calderón, justo en el momento en el que decidió comprar las típicas chucherías de los puestos que hay en los días de fútbol alrededor de cualquier estadio que se precie. "Me vieron la cara de turista y pensaron que iba a ser presa fácil. Y acertaron. Lo tenían todo muy estudiado. Dos me tiraban de los pantalones, haciéndose pasar por ciegos que necesitaban ayuda, para mientras los cómplices quitarme todo. Me dejaron sin nada y apenas pude ver a Forlán por la conmoción que tenía. Me timaron como a un turista despistado", acertó a decir un sincero y timado Redknapp.

Pues bien, dos meses y medio después, el entrenador con cara de guiri y que no guarda un gran recuerdo de la capital de España es el obstáculo que se ha encontrado el Real Madrid en su camino iniciado para recuperar la gloria europea, esa que se le niega desde hace nueve años. Redknapp sabe que la cartera y todo lo que le levantaron lo tiene perdido, pero llega al Bernabéu con la intención de recuperar algo de lo perdido en su anterior visita a Madrid: el orgullo. Y sabe que para ello necesita, al menos, cosechar un buen resultado para el partido de vuelta de White Hart Line, que se disputará en ocho días. Venganza, revancha o lo que quieran. 

Redknapp es el gran amigo que Mourinho mantiene en la Premier. No es el único, pero sí el mejor. Sus disputas y discusiones con muchos de los dueños de los banquillos ingleses no le han servido para granjearse muchas amistades, pero con el entrenador del Tottenham mantiene una buena relación, tanta que ayer el técnico madridista no dudó en afirmar que si el Real Madrid no llega a la final le gustaría que lo hiciera su amigo Harry. Curiosamente con el que no mantenía ni buena ni mala relación, simplemente no tenía contacto alguno, era con Rafa Benítez

Jamie Redknapp, hijo del entrenador del Tottenham, once temporadas jugador del Liverpool y hoy comentarista de televisión, no cesó en sus ataques al ex entrenador del Valencia desde el momento en el que llegó a Anfield Road. Benítez aguantó pero terminó estallando contra el clan que encabeza el técnico.

 

Copa y bancarrota con el Portsmouth

Lo cierto es que Redknapp, que ahora suena como sustituto de Capello para la selección inglesa, tiene a su alrededor cierta leyenda negra. No le importó traicionar al Portsmouth, para fichar por el eterno enemigo, el Southampton, y descender con él, y para después de un año regresar al que fuera su equipo. Su vuelta al Pompey significó que lo hacía como entrenador y como director deportivo. Su gestión fue nefasta, tanto que el equipo es el único de la Premier que ha tenido que acogerse a la Ley Concursal, instantes después de conquistar la Copa inglesa.  Todo ello gracias a Redknapp y su habilidad a la hora de fichar, para lo bueno y lo malo. En 2008 llegó a la dirección técnica del Tottenham, ocupando el puesto de Juande Ramos.

 

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Harry Redknapp llegó a Madrid el pasado 20 de enero con una idea muy clara: espiar a Forlán en el derbi copero ante el Real Madrid. Se fue con un pobre informe del delantero uruguayo, pero sin cartera. Y es que al entrenador del Tottenham le limpiaron el dinero, las tarjetas y todo lo que llevaba encima a escasos metros del Vicente Calderón, justo en el momento en el que decidió comprar las típicas chucherías de los puestos que hay en los días de fútbol alrededor de cualquier estadio que se precie. "Me vieron la cara de turista y pensaron que iba a ser presa fácil. Y acertaron. Lo tenían todo muy estudiado. Dos me tiraban de los pantalones, haciéndose pasar por ciegos que necesitaban ayuda, para mientras los cómplices quitarme todo. Me dejaron sin nada y apenas pude ver a Forlán por la conmoción que tenía. Me timaron como a un turista despistado", acertó a decir un sincero y timado Redknapp.

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