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Nadal disfrutó con el Bernabéu a sus pies
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EL NÚMERO UNO NO SE QUISO PERDER EL PARTIDO

Nadal disfrutó con el Bernabéu a sus pies

Calles cortadas, mucha policía, alguna que otra bufanda pese a los treinta grados que se padecían en la tarde del miércoles en Madrid y mucha cerveza

Calles cortadas, mucha policía, alguna que otra bufanda pese a los treinta grados que se padecían en la tarde del miércoles en Madrid y mucha cerveza por los alrededores del Santiago Bernabéu. Había fútbol, No había lugar a la duda.

Pero por primera vez en mucho tiempo el centro de la atención no era para alguien que vestía de blanco y de corto. Para nada. El objetivo de cientos de aficionados que iban llegando al recinto madridista era claro: ver a Rafa Nadal de cerca.

El tenista, invitado de excepción del club blanco, era el objeto de deseo de cientos seguidores que se agolpaban a las puertas del palco de honor para ver al deportista diez, al hombre perfecto. Pasaban los minutos y nada, ni rastro del único tenista español capaz de completar el Grand Slam. Por allí aparecían políticos, empresarios con aspiraciones presidenciales (Villar Mir y Juan Palacios), ex jugadores metidos a comentaristas por gracia divina (Hugo Gatti) y cantantes con importante producción de gazpacho (Bertín Osborne).

Cuando apenas quedaban quince minutos para que se iniciara el partido, la noticia corrió como la pólvora por los alrededores del estadio: Nadal había entrado por otra puerta y ya estaba en el césped del Bernabéu. Decepción para los aficionados que querían comprobar de cerca si la leyenda es de carne y hueso o no. Carrera y a la grada para aplaudir al reciente ganador del US Open, al que la UEFA no permitió hacer el saque de honor de partido, ni pisar el césped a menos de diez minutos del inicio del partido.

Y es que aunque parezca mentira, el 'dueño' del Bernabéu en la Champions es UEFA y es la que hace y deshace. Nadal, vestido con una camisa blanco, no podía ser de otra manera, disfrutó a pisar el terreno de juego, pero sobre todo al ver las imágenes de sus éxitos en las pantallas del estadio. Tras recopilar aplausos, se subió al palco a compartir confidencias con Florentino Pérez, justo al lado del sillón presidencial del Real Madrid. Disfrutó, pero aún lo hizo más cuando bajó al vestuario y compartió fotos con amigos como Casillas.

El calor, el dudoso arranque del Real Madrid (al presidente blanco le convenció su equipo ante el Ajax) y el poco cartel del equipo holandés bajó la calidad del palco del Bernabéu. Algunos esperaban ver a los aspirantes socialistas a presidente de la Comunidad de Madrid Tomás Gómez (habitual del Bernabéu) y Trinidad Jiménez haciendo campaña, pero nada. Agua. A pocos metros del palco, en la avenida Concha Espina, los ultras de uno y otro equipo decidieron molerse a palos. En grupos de veinte arrasaban con todo lo que se les ponía por delante. En sus manos, palos, bates y cualquier objeto contundente. Los del Ajax iniciaron la batalla.

Calles cortadas, mucha policía, alguna que otra bufanda pese a los treinta grados que se padecían en la tarde del miércoles en Madrid y mucha cerveza por los alrededores del Santiago Bernabéu. Había fútbol, No había lugar a la duda.

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