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He viajado hasta el corazón de Ferrari para conocer qué siente por el adiós de Carlos Sainz
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EN EL CENTRO DE LOS DEBATES

He viajado hasta el corazón de Ferrari para conocer qué siente por el adiós de Carlos Sainz

Maranello en los días de presentación de cada nuevo coche siempre es un hervidero de tertulias apasionadas. En muchas de ellas, el piloto español era el protagonista

Foto: Carlos Sainz, en una imagen de archivo. (Europa Press)
Carlos Sainz, en una imagen de archivo. (Europa Press)

Quien les escribe estas líneas, estuvo visitando durante casi una década la sede de Ferrari en Italia por motivos laborales. Un tiempo suficiente para establecer relaciones personales de amistad con muchas personas del universo de la marca transalpina. Terminada aquella etapa, siempre intento ir al hogar de la Scuderia cada cierto tiempo y si es posible, como hice este año y el pasado, que coincida con el día de la presentación del equipo. Como era de esperar, en esta ocasión el tema estrella de las conversaciones, fue la llegada de Lewis Hamilton y la salida de Carlos Sainz.

A los italianos no les gustan las comidas para ponerse al día entre amigos. El pranzo allí es algo frugal y rápido, por lo que es en el desayuno o en la cena donde salen las confidencias junto a un espresso por la mañana o una copa de vino por la noche. Dado el protagonismo de plena actualidad de Carlos Sainz estos días, me gustaría compartir con ustedes algunas de las conversaciones que tuve con personas relevantes dentro del mundo Ferrari acerca de la salida del equipo del piloto madrileño. Como es lógico, entenderán que me resulte obligado no desvelar los nombres de mis interlocutores.

Una vez terminados los compromisos laborales de todos, nuestro punto de reunión siempre es el famoso restaurante-museo 'Montana', ubicado junto a la curva sur del circuito de pruebas de Fiorano. Allí, Mamma Rosella y su familia crean el escenario perfecto para esas tertulias ferraristas imperdibles. Por sus mesas ha pasado absolutamente toda la historia de los últimos 40 años de la casa del Cavallino. Según entramos, me encuentro a otro viejo amigo que me cita para desayunar al día siguiente. "Pablo, no te puedes ir de Maranello sin que hablemos de lo de Carlos". "Hecho, mañana desayunamos en la cafetería enfrente del museo", le contesto.

Según nos vamos sentando, saludos y más saludos por distintas mesas. El restaurante estos días es el auténtico the place to be del Ferrarismo. Nada más sentarnos, al estar nuestra mesa junto una foto enorme de Carlos Sainz, uno de los comensales dispara a bocajarro: "Vamos a echar de menos a este chaval. Ojalá que no tengamos que arrepentirnos". A lo que otro del grupo añade. "Yo no sé qué nos pasa, pero una y otra vez dejamos escapar a nuestra gente más valiosa". "Carlos es bravo, -replican- pero yo creo que Lewis va a tener el efecto bueno de que nos va a dejar sin excusas si no ganamos".

"A Carlos se le infravalora"

El debate se anima, "¿pero, quién cree seriamente, que no ganamos nosotros a causa de los pilotos?", -salta otro del grupo: "Entre nosotros no, pero fuera de aquí, por supuesto que algunos lo creen, empezando por algunos de los jefes. Y no olvides, que Hamilton es la gran estrella global de la Fórmula 1 y esta es una compañía global". La tertulia avanza, pero el protagonismo de Sainz continúa con un sentir que podría decirse unánime: "A Carlos se le ha infravalorado siempre".

"Acordaos de lo mal que nos portamos el último año de Vettel, qué necesidad hay de ser tan poco elegantes con gente que nos ha dado mucho". En cierto modo, también pasa con los patrocinadores, tercio yo en la conversación: "A veces, algunos aquí dentro, confunden dar valor a la marca con el desprecio a unas formas de actuar básicas. Mejor evitar nombres, pero no puedes jugar sucio con el esfuerzo de unas empresas, para sacar ventaja de mala manera. Y por desgracia así es como se actúa en ocasiones".

"Pero, Pablo", me advierte un amigo, "es que aquí casi siempre hay cola de empresas que quieren entrar y con los pilotos, pues pasa algo parecido. Seguro que a Hamilton le nombras cualquier otro equipo y ni se plantea salir de Mercedes, pero esta oportunidad al final de su carrera, aparte del dinero, es muy tentadora". El remate al argumento desde la otra parte de la mesa es demoledor: "Está muy bien ser que seamos tan deseados, sí, pero esto no es la cola de una discoteca de moda donde hay tortas para que te abran el cordón rojo. Esto es la Fórmula 1 y va de ganar el mundial donde no rascamos bola desde hace 17 años".

"No descartes que Carlos regrese"

La cena la verdad no tuvo desperdicio, pero quedaba aún la cita con mi otro amigo para desayunar. Es un veterano de Maranello que ha compartido mesa y confidencias con todos los pilotos de Ferrari desde la época de Gilles Villeneuve hasta hoy día y según le hablaba de lo centrado que estuvo el debate de la cena acerca de la salida de Carlos Sainz, me espeta: "Mira Pablo, aquí he visto pasar de todo, no descartes que Carlos vuelva algún día a Ferrari. Espérate que no regrese y lo haga como campeón del mundo".

Mi amigo no habla para complacerme como compatriota de Sainz, sino desde el convencimiento de alguien que conoce la casa como pocos. "Carlos, -prosigue- hace muy bien en irse de forma elegante, sin hacer ruido. Aquí es importante no cerrarse puertas. Pasado el tiempo, la gente puede darse cuenta del error de haber dejado marchar a alguien valioso. Acuérdate por ejemplo de Gerhard (Berger) o de Kimi (Raikkonen). Carlos es joven aún y la vida es muy larga, las cosas ya sabes tú como cambian a veces en esta casa".

Sorprendido por su argumento, le pregunto a mi amigo: "¿Pero por qué crees tú que traerían de vuelta a Carlos?" "Porque Carlos aparte de un pilotazo, que lo ha demostrado estos años, es un hombre de equipo. Lewis y Charles son increíbles pilotos, pero no les veo en igual medida hombres de equipo y aquí eso es vital. No tengo claro que la convivencia entre los dos vaya a funcionar, porque uno no va a cambiar a sus 40 años de sentirse el centro del universo y el otro no sé como va a llevar, lo de dejar de ser el rey de la casa como pasa con esos hermanitos recién nacidos que destronan al hijo único".

"Y hay otra cosa que me inquieta de Ferrari sin Carlos. Si el coche está a la altura, el único problema será gestionar la rivalidad interna entre Lewis y Charles. Pero si a nivel de competitividad se pierde por momentos la brújula, no les veo a ellos dos con la sensibilidad técnica y capacidad de trabajo de Carlos. Las ventanas en una casa están muy bien, pero también hacen falta puertas y tejados".

Terminado mi desayuno, me despido de mi amigo con un abrazo y emprendo camino de regreso a España con una sensación de que con Carlos, va a pasar en Ferrari como ocurre en tantas situaciones en la vida, que sólo se empiezan a valorar las cosas el día que las pierdes. Aún no se ha ido el piloto español de Maranello y ya muchos empiezan aquí a echarle de menos.

Quien les escribe estas líneas, estuvo visitando durante casi una década la sede de Ferrari en Italia por motivos laborales. Un tiempo suficiente para establecer relaciones personales de amistad con muchas personas del universo de la marca transalpina. Terminada aquella etapa, siempre intento ir al hogar de la Scuderia cada cierto tiempo y si es posible, como hice este año y el pasado, que coincida con el día de la presentación del equipo. Como era de esperar, en esta ocasión el tema estrella de las conversaciones, fue la llegada de Lewis Hamilton y la salida de Carlos Sainz.

Carlos Sainz Ferrari