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La tristeza de Andretti: ser mejor alumno en la selectividad de la FIA no te da plaza en la F1
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LOS EQUIPOS SE OPONEN

La tristeza de Andretti: ser mejor alumno en la selectividad de la FIA no te da plaza en la F1

La Fórmula 1 es el club más exclusivo (y egoísta) del mundo porque aunque sus estatutos admitan dos socios más, los actuales diez se cierran en banda a que entren más miembros

Foto: Michael Andretti no las tiene todas consigo para cumplir su sueño de participar en la Fórmula 1. (Gary A. Vasquez-USA TODAY Sports)
Michael Andretti no las tiene todas consigo para cumplir su sueño de participar en la Fórmula 1. (Gary A. Vasquez-USA TODAY Sports)

El complejo modo por el que se regula la máxima competición automovilística ha quedado bien visible con el proceso de admisión de un nuevo equipo en la especialidad. El afortunado ha sido Andretti Global, que se ha impuesto a otros tres candidatos, Hitech GP, LKYSUNZ y Rodin-Carlin. Todos contaban en mayor o menor medida con un buen pedigrí en el deporte y una poderosa capacidad de inversión, pero ninguno hizo una oferta tan completa como la del equipo liderado por Michael Andretti. Sin embargo, por mucho que la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) haya anunciado con la solemnidad que le caracteriza la aceptación para formar parte de la especialidad, en realidad, lo más duro está por venir. Sin la aprobación de los equipos y de la propia organización de la Fórmula 1, Andretti sigue sin estar admitido en el club.

Esta extraña situación tiene su origen en un documento llamado Pacto de la Concordia, que digamos que es lo más parecido al texto constitucional de la Fórmula 1. A raíz de la guerra establecida a comienzos de los años ochenta entre la FIA liderada por Jean-Marie Balestre y Bernie Ecclestone al frente del sindicato de equipos, el acuerdo de paz consistió en que el ente federativo tendría a su cargo las cuestiones reglamentarias y procedimentales, mientras que Ecclestone se quedaba con la explotación comercial de la categoría. Había una particularidad en aquel acuerdo y es que las aprobaciones en uno y otro sentido requerían unanimidad por parte de los equipos participantes.

Cuando Ecclestone vendió a Liberty Media, los derechos de explotación de la Fórmula 1, el campeonato había adoptado un modelo de franquicia limitado a diez equipos. La sucesiva quiebra de Marussia, Caterham y HRT, -que eran los tres últimos equipos admitidos a participar por la FIA-, forzó de alguna manera a que todo aquel que quisiera entrar a formar parte del club, tenía que hacerlo a través de la compra de uno de los diez equipos supervivientes. Era la forma de asegurarse de que todos los participantes, iban a beneficiarse del reparto del dinero de los beneficios que reporta la explotación comercial de la competición. El sistema ha funcionado y probablemente haya sido la clave para que equipos míticos como Williams o McLaren sobrevivieran. Un inversor no sólo compraría unos activos, sino lo más importante: la membresía del club.

placeholder Rodin-Carlin ha sido uno de los equipos descartados en el proceso de selección de la FIA (Rodin)
Rodin-Carlin ha sido uno de los equipos descartados en el proceso de selección de la FIA (Rodin)

La codicia como problema de fondo

Sólo así puede explicarse que equipos como Williams sobrevivan sin tener apenas patrocinadores. Cuando tu valoración ronda los mil millones de dólares, puedes permitirte el lujo de hacerte de rogar cuando vienen a comprarte. El crecimiento económico exponencial de la Fórmula 1 los últimos tres años ha disparado el interés por estar presente a todos los niveles. Las marcas de coches se agolpan para participar en un número no antes visto, Apple parece ser que ha hecho una oferta por 2.000 millones de dólares anuales para hacerse con los derechos audiovisuales del campeonato. Incluso Arabia Saudi parece que ofreció 20 mil millones de dólares por hacerse con la competición al completo. Es lógico que, en esta orgía de dinero, los equipos quieran su parte. Y ahí viene el problema para Andretti.

Si Andretti entrara en la competición, la tarta que hasta ahora se dividía entre diez, tendría que dividirse entre uno más y ya se sabe que en el paddock de la Fórmula 1, la codicia siempre se ha movido más rápido aún que los monoplazas en la pista. En el propio Pacto de la Concordia vigente en la actualidad, hay que hacer un depósito de 200 millones de euros para ser admitido a competir. En teoría, los estatutos del Pacto dicen que puede haber hasta un máximo de doce equipos y que esos hipotéticos 400 millones que habría que pagar de entrada compensarían el lucro cesante de los equipos por tener que repartir los beneficios entre uno o dos equipos más.

La cuestión es que hace cuatro o cinco años, esos 200 millones de euros los equipos lo veían más como una especie de ‘filtro para pobretones’, que una preocupación real por dejar de ganar algo de dinero. Pero ahora todo ha cambiado. En 2016 cuando Ecclestone vende la Fórmula 1 a Liberty Media, los equipos venían a repartirse entre 400 y 500 millones de euros, mientras que ahora el dinero a repartir entre todos ronda los mil millones de euros. Es fácil entender por qué Dorilton Capital se resiste a vender Williams o a HAAS le salen todos los años las cuentas con pocos patrocinadores. Entre los límites presupuestarios y el dinero que se recibe de la competición, por primera vez en la historia, puedes competir más que dignamente sin necesidad de perder hasta la camisa en el intento. Incluso ganar dinero.

Andretti y Cadillac no son cualquiera

El problema llegó cuando un nombre mítico como Andretti y un constructor de la talla de General Motors (Cadillac) querían entrar en la competición y nadie les quiso vender su plaza. La FIA, conocedora de esa cláusula del Pacto de la Concordia que admitía hasta dos equipos más a los actuales, forzó el proceso de nuevas candidaturas. Pero los equipos, ya le hicieron saber que no estaban nada de acuerdo. Y es muy posible que sigan en sus trece. Podría darse la situación de que la FIA admita a Andretti, pero sin la unanimidad de los equipos y el beneplácito del promotor Liberty Media, se vuelva a la casilla de salida.

Del resultado de esta controversia, va a verse muy bien quién manda en realidad en la competición. En teoría, las áreas de competencia están perfectamente definidas pero el caso que nos ocupa, con la entrada de un nuevo equipo en la categoría, produce un claro solapamiento en las atribuciones de la FIA, de Liberty Media y de los diez equipos participantes.

En esta batalla cada parte tiene razones que apoyen sus respectivos modos de actuar, pero por el bien de la competición es preciso que prevalezca el sentido común. Un nombre mítico como Andretti, un equipo procedente del primer mercado mundial como es Estados Unidos y un constructor de la talla de General Motors, no pueden quedarse fuera de la Fórmula 1. Es así de simple.

El complejo modo por el que se regula la máxima competición automovilística ha quedado bien visible con el proceso de admisión de un nuevo equipo en la especialidad. El afortunado ha sido Andretti Global, que se ha impuesto a otros tres candidatos, Hitech GP, LKYSUNZ y Rodin-Carlin. Todos contaban en mayor o menor medida con un buen pedigrí en el deporte y una poderosa capacidad de inversión, pero ninguno hizo una oferta tan completa como la del equipo liderado por Michael Andretti. Sin embargo, por mucho que la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) haya anunciado con la solemnidad que le caracteriza la aceptación para formar parte de la especialidad, en realidad, lo más duro está por venir. Sin la aprobación de los equipos y de la propia organización de la Fórmula 1, Andretti sigue sin estar admitido en el club.

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