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Daniel Ricciardo o cuando crees haber tocado fondo y te puedes hundir aún más
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UNA ESTRELLA QUE DECLINA

Daniel Ricciardo o cuando crees haber tocado fondo y te puedes hundir aún más

En el peor momento de los posibles, justo cuando más cuestionado se encuentra por su equipo y el paddock, el australiano tuvo un inoportuno accidente en entrenamientos libres

Foto: Ricciardo accidentado en la curva de la piscina en el GP de Monaco
Ricciardo accidentado en la curva de la piscina en el GP de Monaco

Ricciardo es el vivo ejemplo que en la Fórmula 1 dos más dos no siempre son cuatro y que cuando las cosas van mal, son susceptibles de ir aún peor. Justo un día después de que su jefe Zak Brown, diera su primer tirón de orejas público a su piloto ante su decepcionante rendimiento, el australiano sufría el peor escenario para piloto en esta situación: un accidente que deja muy dañado su monoplaza.

Nadie esperaba esta situación, porque la tarjeta de visita del piloto australiano antes de llegar a McLaren era impresionante. Hablamos de un piloto promocionado en la siempre exigente escalera de talento de RedBull, dejando fuera de la Fórmula 1 a alguien con tanta valía como Jean Eric Vergne. De alguien capaz de estar a la altura o incluso superar a campeones del mundo como Sebastian Vettel y Max Verstappen, o pilotos de probada valía como Nico Hulkenberg y Esteban Ocon. Hoy Ricciardo tiene a su cotización por los suelos y su futuro en la especialidad en entredicho.

"Daniel sigue muy incómodo con el coche, estamos haciendo lo que podemos, pero su fin de semana (Montmeló) fue de nuevo decepcionante. Mas allá de su victoria en Monza y algunas carreras aisladas, en general no ha estado a la altura de nuestras expectativas ni de las suyas. No queda otra seguir trabajando duro como equipo y esperar que lo que no está haciendo ‘click’ en este momento lo haga en breve". Parece que la paciencia ha llegado a su límite. En un deporte despiadado como pocos un año y medio sin rendir al nivel esperado se convierte en insostenible.

Un coche difícil para su estilo

Sus problemas del año pasado son bien conocidos, con un estilo de conducción heredado de la época de RedBull que no funcionaba al no girar el coche en curva como estaba acostumbrado. Hubo mucho trabajo de reprogramación de estilo de conducción que, aunque aportó alguna mejoría, seguía muy lejos del nivel que se esperaba de él. Se esperaba que con un año de adaptación personal y técnica a McLaren en 2022 el australiano volvería por sus fueros con estos nuevos coches. Desafortunadamente, no ha sido el caso, sino que incluso la diferencia respecto a Lando Norris parece haber ido a más.

Su temporada no comenzó bien, ya que al dar positivo por COVID se perdió gran parte de los tests de pretemporada. Sea por las secuelas físicas de la enfermedad o por esa falta crucial de tiempo de adaptación al nuevo coche, en seis carreras Ricciardo sólo ha acabado una vez entre los diez primeros. Comparativamente, Lando Norris ha entrado cuatro veces entre los los diez primeros e incluso se anotó un meritorio podium en la Carrera de Imola.

“Lando definitivamente tiene un plus sobre Daniel, -recalcó Zak Brown-. Obviamente, nos gustaría verle mucho más cerca de Lando y que hubiera una buena pelea entre los compañeros de equipo” Está claro que Norris es un muy buen piloto, pero en dos años junto a Sainz en McLaren no demostró ser mejor que él. No se trata por tanto de que el británico sea un piloto de otra galaxia, sino que, simplemente, a sus 33 años parece haber abandonado su mejor forma y haber iniciado una irremisible decadencia, aunque él insista que no es el caso.

"Es cierto lo que dice Zak, tiene razón", -dijo Ricciardo cuando se le preguntó sobre los comentarios de su jefe-. No me tomo estos comentarios como algo personal, porque nadie va a ser más duro conmigo que yo mismo. No quiero estar entre el puesto diez y el doce, quiero estar en el grupo de cabeza y creo que puedo pertenecer a ese grupo. Es una cuestión de levantarse y seguir trabajando. El equipo quiere y yo quiero”

El peligro del ‘overdriving’

El problema es que el piloto caiga en el peor vicio en las dificultades: el famoso ‘overdriving’. Es decir, forzar la conducción más de lo preciso, en busca de esas décimas que no aparecen. Además de no solucionar los problemas con el cronómetro, provoca accidentes al desafiar a la física más allá de lo permisible. Así ocurrió en la segunda sesión de libres en Mónaco, cuando al entrar visiblemente pasado en la curva de la piscina el coche se fue de atrás y al corregir el derrapaje el subsiguiente latigazo lo envió a las barreras de seguridad.

“Entré algo pasado y aunque normalmente esto puedes corregirlo, el coche se me escapó el control, -explicó Ricciardo sobre su accidente- Quizá forzamos demasiado con los reglajes en un par de cosas, pero estoy bien y mañana intentaremos mejorar. Hemos perdido obviamente toda la sesión entera con el accidente, pero en la primera sesión de libres el coche iba bien, así trabajaremos para estar ahí”.

Detrás de esa apariencia de piloto chistoso y desenfadado hay un gran profesional, que nadie tenga dudas sobre ello. El problema de inconsistencia en su rendimiento se percibe, como él mismo reconoce, con los datos de telemetría de McLaren. En algunas partes de la vuelta va francamente bien pero en otras se le atragantan, por lo que nunca terminan de salir giros redondos. Ahora bien, una cosa es perder una décima aquí o allá y otra bien distinta es lo que ocurrió en el Gran Premio de España, donde Norris le apabulló a pesar de estar muy mermado físicamente.

El mismo Ricciardo argumentó, tras ser preguntado por el origen de tanta diferencia de rendimiento, que el coche tenía unos problemas que ya está rectificado para esta carrera. Ganador del Gran Premio de Mónaco, si hay un circuito donde es capaz de dar lo mejor de sí mismo, sería éste. Ojalá que logre resolver todos sus problemas, porque ‘Ric’ es un gran activo para la fórmula 1 como piloto y como embajador. Por edad le quedan aún unos cuantos años para seguir competitivo, pero tristemente el crédito se le agota. Y con un accidente como el de ayer en el peor momento, más aún.

Ricciardo es el vivo ejemplo que en la Fórmula 1 dos más dos no siempre son cuatro y que cuando las cosas van mal, son susceptibles de ir aún peor. Justo un día después de que su jefe Zak Brown, diera su primer tirón de orejas público a su piloto ante su decepcionante rendimiento, el australiano sufría el peor escenario para piloto en esta situación: un accidente que deja muy dañado su monoplaza.

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