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A Raikkonen le sobran motivos para irse de fiesta
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SE PRESENTÓ EN SU 'BOX' CON UNA CERVEZA PARA HACERSE LA FOTO DE LOS GANADORES

A Raikkonen le sobran motivos para irse de fiesta

Acudió a su 'box', cerveza en mano, para hacerse la foto de los ganadores después de cumplir con los compromisos del podio. Bermudas de tejido vaquero,

Foto: A Raikkonen le sobran motivos para irse de fiesta
A Raikkonen le sobran motivos para irse de fiesta

Acudió a su 'box', cerveza en mano, para hacerse la foto de los ganadores después de cumplir con los compromisos del podio. Bermudas de tejido vaquero, chanclas, polo oficial del equipo Lotus y su inseparable gorra de rapero. Cuando le vieron aparecer de esa guisa, los miembros de su equipo le dijeron que escondiera la botella de Kingfisher, la cervecera india propiedad del magnate Vijay Mallya y, a la vez, copropietario también de la escudería de Force India. Una cuestión de imagen en un país de creencia musulmana donde está prohibido el consumo de alcohol, aunque en algunos hoteles y locales de ocio se permite, y donde en la ceremonia del podio del Gran Premio de Abu Dabi se brinda con un gaseoso zumo de frutas.

Para Kimi Raikkonen todo eso es una cuestión accesoria, después de ganar este domingo la carrera disputada en el futurista trazado de Yas Marina y volver a lo más alto del podio tras su regreso a la Fórmula 1 en el presente ejercicio. No ganaba una prueba mundialista desde el Gran Premio de Bélgica en 2009, hace tres años, su último curso en la F1 antes de transitar durante dos años por el Mundial de Rallys.

El piloto finlandés, que el pasado lunes renovó por una temporada más con la escudería Lotus, no es un hombre dado a expresar públicamente sus emociones, pero posee un talento descomunal y una sensibilidad especial al volante que en algunas ocasiones ha llegado a desperdiciar dado su peculiar carácter. “Vamos a hacer una buena fiesta. Mañana (por este lunes), tras una noche muy larga, recordaremos por qué estamos aquí”, desveló ‘Iceman’ en la misma ceremonia del podio. Un fenómeno.

Tampoco las conversaciones a través de la radio con el ingeniero de Lotus tuvieron desperdicio cuando Raikkonen tomó el mando de la carrera tras el abandono de Lewis Hamilton, que sufrió problemas con la presión del combustible y su McLaren se quedó parado por sorpresa. “Déjame en paz, que ya se lo que tengo que hacer. Sí, sí, sí, no tienes que recordármelo”, le espetó a su ingeniero para que dejara de molestarlo.

Raikkonen, campeón del mundo en 2007 con Ferrari, sumó en el desierto su decimonovena victoria en la Fórmula 1 y tiene prácticamente asegura la tercera posición en la general a falta de dos pruebas porque cuenta con una renta de 31 puntos sobre Mark Webber, que tampoco puedo terminar la carrera tras recibir un golpe de Romain Grosjean.

Acudió a su 'box', cerveza en mano, para hacerse la foto de los ganadores después de cumplir con los compromisos del podio. Bermudas de tejido vaquero, chanclas, polo oficial del equipo Lotus y su inseparable gorra de rapero. Cuando le vieron aparecer de esa guisa, los miembros de su equipo le dijeron que escondiera la botella de Kingfisher, la cervecera india propiedad del magnate Vijay Mallya y, a la vez, copropietario también de la escudería de Force India. Una cuestión de imagen en un país de creencia musulmana donde está prohibido el consumo de alcohol, aunque en algunos hoteles y locales de ocio se permite, y donde en la ceremonia del podio del Gran Premio de Abu Dabi se brinda con un gaseoso zumo de frutas.

Kimi Raikkonen