Alberto Contador desafía al dolor y se asoma a la cabeza a las primeras de cambio

La Vuelta a España 2014 presume de un cartel de estrellas que ninguna otra carrera ha podido tener durante toda la temporada. La presencia a última hora de Alberto Contador ha sido la guinda a un delicioso pastel de participantes que es la envidia de todo el calendario internacional. Sin embargo, el camino del madrileño hasta tierras jerezanas, donde el pasado sábado arrancó la 69 edición de la ronda española, ha sido un infierno que aún hoy mantiene algunos rescoldos calientes y que el de Pinto confía enfriar con el paso de las etapas. "Ver el Tour por televisión fue muy duro para mí. Además, desde principios de temporada tenía mucha ilusión en esta Vuelta, así que tenía que intentar llegar como fuera", reconocía el propio Contador.

Cuando el pasado 14 de julio el madrileño se iba al suelo y sus opciones de ganar el Tour saltaban por los aíres teniendo que abandonar con su pierna derecha muy maltrecha, el instinto ganador que siempre acompaña a Alberto fijó la Vuelta a España como único objetivo. Sin embargo, las malas noticias en torno al de Pinto siguieron sucediéndose una tras otra. Las secuelas de la caída fueron más graves de lo esperado. "Fractura intraarticular en la meseta tibial de la pierna derecha", rezaba el diagnóstico de los doctores de la Clínica CEMTRO de Madrid, los encargados de obrar el milagro de llevar a Contador a la Vuelta a España. Alberto sólo pensaba en llegar a Jerez con opciones de luchar por la ronda española, por eso se descartó el quirófano y se optó por un tratamiento conservador.

Después de cinco días en Madrid, el corredor de Pinto puso rumbo a Lugano -localidad suiza donde reside desde hace varios años- para iniciar la recuperación con dos fisioterapeutas del equipo. Uno de ellos, el japonés Nakano Yoshifumi, es especialista en tratamientos con Indiba, la máquina 'milagrosa' que se ha impuesto en el deporte de elite para la recuperación muscular. Era el momento de subestimar los plazos de recuperación expuestos por los doctores. Con la cicatrización aún fresca, Alberto se subió al rodillo para no perder elasticidad en la rodilla dañada. Sus ganas de estar en la Vuelta eran superiores al dolor que padecía el pinteño en cada pedalada. No obstante, la recuperación se estancó. "Nos precipitamos al retirar los puntos y la herida volvió a abrirse", apunta Contador.

Un contratiempo que a la larga sería positivo, pero que retrasó la fecha de regreso a la carretera. La herida se infectó porque fue mal limpiada el día de la caída y fue necesario que un equipo médico se desplazara a Lugano para subsanar la lesión y suturar tanto por dentro como por fuera el corte que se produjo el madrileño en el Tour. El rodillo y la bici quedaron aparcados durante otros diez días y fueron sustituidas por la mencionada Indiba y por el electroestimulador Compex -los sistemas elegidos para perder la menor masa muscular posible-. El pesimismo, entonces, se apoderó de Contador que el 23 de julio anunciaba su renuncia a estar en la Vuelta.

Sin embargo, el espíritu indomable del pinteño no le permitió nunca tirar la toalla. Desafiando nuevamente al dolor y contradiciendo a la lógica, Alberto se subió a la bici y comenzó un plan de entrenamiento intenso con un claro objetivo: correr la Vuelta a España. "Estar aquí en carrera es un riesgo. Lo más recomendable sería no ser de la partida en la Vuelta, pero lo he pasado muy mal desde que me caí en Francia y sólo pienso en correr", admite. "En cuanto recuperé la movilidad de la rodilla salí a la carretera. Durante algunos días me ha dolido bastante la rodilla, pero no había margen de maniobra y había que intentarlo", prosigue el español.

El dolor y las molestias aún persisten y eso es lo que hace dudar a Contador de saber si podrá luchar con los mejores por el maillot rojo. Tras la crono inaugural, apenas 12 kilómetros, las sensaciones fueron buenas. Mejores de las esperadas. Sin embargo, en la mañana de este domingo la rodilla derecha del madrileño se quejaba y le dificultaba caminar con comodidad. Sobre la bici, y una vez que la articulación entra en calor, las molestias desaparecen, pero el calvario de Alberto aún no ha finalizado. "Esta mañana me he resentido de las molestias en la rodilla, pero durante la etapa el dolor ha desaparecido", reconocía Alberto, que durante toda la jornada rodó en los puestos delanteros. "Es a lo que estoy acostumbrado, a correr siempre bien posicionado y prefiero ir ahí y no detrás".

No obstante, pese a esas pequeñas molestias, la esperanza del pinteño y de su equipo es aguantar las primeras etapas sin ceder tiempo en la general con los favoritos. O al menos, no dejarse sus opciones de victoria. "La idea es ir día a día y esperar que la recuperación evolucione. Si en la décima etapa estoy delante será buena señal y podré pensar en algo más", señala. "He venido para disputar la carrera, aunque el nivel que hay es enorme y será complicado. Si con el paso de los días acabo reventando y pierdo opciones entonces tendré que replantearme la estrategia", continúa. De momento, tras las dos primeras jornadas, el de Pinto está en una buena situación. Habrá que esperar a que lleguen las etapas más exigentes y ver cómo responde la rodilla del madrileño porque su cabeza está claro que sólo piensa en alcanzar lo más alto del podio final.