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Montecassino revive otra tremenda batalla 70 años después de su bombardeo
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Joaquín Rodríguez dice adiós al Giro

Montecassino revive otra tremenda batalla 70 años después de su bombardeo

El Giro se topó con un inesperado parte de guerra, que deja deslucida la carrera, en un lugar en el que en la II Guerra Mundial fallecieron 80.000 soldados

Foto: Michael Matthews, celebra la victoria conseguida en la sexta etapa del Giro de Italia (EFE)
Michael Matthews, celebra la victoria conseguida en la sexta etapa del Giro de Italia (EFE)

El Giro de Italia, en su sexta etapa, llegaba a Montecassino, uno de los lugares con más historia de los que visita esta 97 edición de la ‘corsa’ rosa. Su bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial por parte de los aliados en su caminar hacia la reconquista de Roma ha hecho correr regueros de tinta. A los pies de su abadía, que quedó totalmente destruida, murieron casi 80.000 soldados de uno y otro bando. El Giro quería honrar a los caídos hace 70 años, pero se topó con un inesperado parte de guerra que deja muy deslucida la carrera.

Mientras los cronistas que siguen el día a día de la prueba debatían en las redes sociales sobre la dureza de la subida final a Montecassino, a diez kilómetros de la llegada se producía una caída masiva en el pelotón que cambiará la historia de este Giro de Italia, como en su día la derrota del ejercito nazi en ese mismo lugar modificó el caminar de los aliados hacia la capital italiana. La lluvia que acompaña a los corredores desde el primer día de carrera volvió a jugar un papel fundamental. En una rotonda -que sólo se podía tomar por la derecha, aunque de eso el pelotón sólo se percata a última hora- los corredores echan mano al freno y debido al lamentable estado del asfalto de esa zona de Italia, el ‘efecto jabón’ que le llaman, comenzaron a caer uno tras otro. Tan sólo las diez primeras unidades que encabezaban el gran grupo -entre ellos Cadel Evans, el gran favorecido del día, y el líder y ganador de la etapa, Michael Matthews- evitan besar el suelo.

‘Montoneras’ como estas son muy habituales en los primeros días de las grandes vueltas. Sin embargo, la velocidad a la que se enfilaba los últimos kilómetros de etapa con la subida a Montecassino en el horizonte provocó que los daños fueran mayores y más trágicos de lo deseado. De hecho, los heridos eran tan numerosos que la carrera se quedó sin ambulancias para evacuar a los ciclistas al hospital.

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El gran nombre que se cobra esta ‘batalla’ es, sin duda, el de Joaquín Rodríguez. El español del Katusha entró con el pie cruzado en la carrera y ya en Irlanda se le empezó a poner cuesta arriba su asalto a la ‘maglia’ rosa cuando era, junto a Nairo Quintana, el gran favorito en las casas de apuestas. Sin embargo, ‘Purito’ no está teniendo una primavera afortunada -ya sufrió una dura caída en la Amstel que le mermó para las clásicas y puso en riesgo su buen momento de forma para el arranque del Giro- y se iba violentamente contra el suelo. Sus opciones de triunfo se esfumaban. Dos de sus lugartenientes, Caruso y Ángel Vicioso -el primero con fractura de clavícula y esguince cervical y el español con una lesión, al parecer grave, en el fémur-, también se veían involucrados en la caída. Rodríguez tiró de orgullo para llegar a meta, lo hizo a 7:43 del ganador, y acto seguido se marchó al hospital donde se le efectuaron varias radiografías.

Las pruebas, finalmente, dieron un veredicto trágico y el español, con tres costillas fracturadas, una clavícula dañada, un dedo roto y varias heridas en el brazo dice adiós a conquistar su primera gran vuelta por etapas. El Giro se acabó para él. De hecho, el médico de carrera ya le había recomendaba el abandono antes de que se hiciera oficial. “Lo último que me preocupa ahora es saber si ‘Purito’ sigue o no en carrera. Tengo a tres hombres en el hospital y lo de Vicioso parece preocupante”, señalaba José Azevedo, director del Katusha.

Lamentablemente, el español no fue el único caído y el parte de heridos fue espeluznante. A los hombres de la escuadra rusa ya mencionados se añadían otros: Brajkovic y Villella, con un brazo roto también abandonaban; Fabio Aru precisó de puntos por un corte en el brazo; Nairo Quintana, golpes en el codo, rodilla y glúteo derechos; Ferrari, problemas en un dedo; Roche, Tuft, Cunego y otros muchos requirieron atención médica por múltiples abrasiones y así un largo etcétera.

Antes de la séptima etapa que transcurrirá entre las localidades de Frosinone y Foligno -un día para los esprinters- se conocerá el verdadero estado de los heridos y si, al margen de los cuatro evacuados en Montecassino, alguien más tiene que poner punto y final a su Giro de Italia. Una carrera que queda herida, como los corredores, y con Cadel Evans tomando posiciones de privilegio para el asalto final al primer escalón del podio de Trieste, aunque aún queda mucha tela que cortar en este accidentado Giro de Italia.

El Giro de Italia, en su sexta etapa, llegaba a Montecassino, uno de los lugares con más historia de los que visita esta 97 edición de la ‘corsa’ rosa. Su bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial por parte de los aliados en su caminar hacia la reconquista de Roma ha hecho correr regueros de tinta. A los pies de su abadía, que quedó totalmente destruida, murieron casi 80.000 soldados de uno y otro bando. El Giro quería honrar a los caídos hace 70 años, pero se topó con un inesperado parte de guerra que deja muy deslucida la carrera.

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