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Un bronce que nos mantiene en el Olimpo del baloncesto continental
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SÉPTIMO METAL EN LOS ÚLTIMOS OCHO EUROBASKET

Un bronce que nos mantiene en el Olimpo del baloncesto continental

Seguro que lo valoramos con el paso del tiempo. Aunque nos quede el regusto amargo de no haber estado en la final, una medalla es un gran resultado

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Seguro que lo valoramos, y mucho, con el paso del tiempo. Aunque nos quede ese regusto amargo de no haber estado en la gran final y tratar de revalidar título, una medalla de bronce tiene un mérito extraordinario, sobre todo si sumas siete en los últimos ocho Eurobasket disputados. Nadie tiene dudas de que España es la gran dominadora del baloncesto continental en la última década, los números le avalan, y aunque a todos nos hubiera gustado hacernos con el metal más preciado e igualar las gestas de la URSS y Yugoslavia, nos quedaremos con que no consiguen echarnos del podio. Y todo gracias a una generación de jugadores que nunca se ha dado por vencida, ni siquiera tras el varapalo del viernes ante Francia. Supieron sobreponerse y dar una nueva lección de baloncesto ante una Croacia que nunca fue rival y a la que los de Orenga pasaron literalmente por encima.

Como comentábamos en la previa, no era éste un partido fácil en lo psicológico. Al golpe moral de haberte quedado a las puertas de la gloria se unía el factor ambiental. Para no romper la dinámica de lo que ha sido este Eurobasket, las gradas del Stocize Arena no se correspondían con la lucha por una medalla en un torneo de tamaña envergadura. Daba igual, había que saltar a la pista y honrar la categoría del todavía campeón de Europa. Por eso España volvió a tener un comienzo arrollador, al estilo de lo que han sido la mayoría de los partidos. A los hombres de Orenga no se les podrá acusar de no entrar enchufados en los partidos (quizá sí el haberse derrumbado en los tramos finales de otros duelos), y Croacia lo volvió a comprobar. Gracias a Calderón y Gasol, la Selección ya tenía una ventaja muy cómoda nada más iniciarse la contienda (11-2). Pero a la fiesta española pronto se unió un incómodo invitado, Bojan Bogdanovic.

El alero del Fenerbahce tiene calidad a raudales y decidió jugar un partido él solo contra toda la selección española. Y lo cierto es que durante muchos minutos mantuvo un magnífico pulso contra los nuestros. España no sabía cómo pararle y además habíamos entrado en un pequeño bache en ataque, propiciado por unmal porcentaje en tiros de dos (39% por el 48% de los croatas). La consecuencia era que el partido se equilibraba, con lo que ello ha conllevado a lo largo de este torneo para los intereses de la ÑBA. Necesitábamos un soplo de aire fresco, alguien capaz de sacarnos del atolladero en el que nos habíamos metido. Y apareció Llull. El jugador del Real Madrid no ha cuajado un buen campeonato y necesitaba resarcirse con una buena actuación que propiciara la medalla de oro. Se picó con Bogdanovic, y tres triples suyos nos devolvieron la manija del encuentro. Los 19 puntos del croata no eran óbice para que España llegara al descanso con una considerable ventaja (47-36), marcador esperanzador pero ante el que habría que mantener cierta cautela.

Todo un paseo

No iba a dar concesiones en esta ocasión el equipo español. Escarmentado por las derrotas anteriores, los ÑBA tenían claro que no podían bajar la guardia si querían cerrar el campeonato de manera gloriosa. Con la misma intensidad de los primeros veinte minutos y con un acierto similar en el aro adversario, sobre todo gracias a un Llull inconmensurable, España veía no sólo que su diferencia en el marcador no menguaba, sino que crecía. Croacia no sabía cómo meterle mano al conjunto de Orenga, sin fisuras a lo largo de todo el duelo. Desaparecido Bogdanovic, tras una primera parte perfecta, los de Jasmin Repesa no encontraron ese faro que les guiara hacia la remontada. Mal partido de Tomic, Simon y Rudez, hombres que en otros partidos habían sido pesos pesados en el apartado ofensivo de su equipo.

A los balcánicos les duraron las ganas hasta el último cuarto. Ahí, viendo que no recortaban diferencias y que el muro de España se hacía infranqueable, los croatas bajaron absolutamente los brazos. Los últimos diez minutos se convirtieron en un auténtico homenaje para los españoles, que ya se veían en un nuevo podio europeo. Y todos se apuntaron a la fiesta, hasta los que menos minutos han tenido durante estas tres semanas. El objetivo estaba conseguido. Habían viajado a Eslovenia a luchar por las medallas y se iban a llevar una de las que había en juego. La diferencia engordaba y engordaba hasta dejarlo en un marcador escandaloso, un 92-66 que deja un gran sabor de boca a un torneo irregular pero que nos mantiene entre las grandes potencias del baloncesto en el Viejo Continente. Próximo objetivo, ser campeones del mundo en casa. Hasta entonces, disfrutemos de este bronce, créanme que merece la pena.

Ficha técnica:

92 - España (23+24+16+29): Rudy (8), Calderón (8), Ricky (6), Claver (16) y Gasol (17) -equipo inicial-, Rodríguez (2), Rey (4), San Emeterio (5), Llull (21), Aguilar y Gabriel (5).

66 - Croacia (18+18+12+18): Tomic (1), Bogdanovic (22), Saric (6), Ukic (12) y Simon (3) -equipo inicial-, Andric (2), Draper (5), Rudez (5), M. Dellas (2) y Zoric (8).

Árbitros: Robert Lottermoser (ALE), Christos Christodoulou (GRE) y Olegs Latisevs (LET). Eliminado por cinco personales, Zoric (min.32).

Incidencias: Partido por la medalla de bronce del Europeo 2013 disputado en el Stozice Arena de Liubliana ante 6.050 espectadores.

Seguro que lo valoramos, y mucho, con el paso del tiempo. Aunque nos quede ese regusto amargo de no haber estado en la gran final y tratar de revalidar título, una medalla de bronce tiene un mérito extraordinario, sobre todo si sumas siete en los últimos ocho Eurobasket disputados. Nadie tiene dudas de que España es la gran dominadora del baloncesto continental en la última década, los números le avalan, y aunque a todos nos hubiera gustado hacernos con el metal más preciado e igualar las gestas de la URSS y Yugoslavia, nos quedaremos con que no consiguen echarnos del podio. Y todo gracias a una generación de jugadores que nunca se ha dado por vencida, ni siquiera tras el varapalo del viernes ante Francia. Supieron sobreponerse y dar una nueva lección de baloncesto ante una Croacia que nunca fue rival y a la que los de Orenga pasaron literalmente por encima.

Sergio Llull Croacia
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