Una Selección que jamás asustó y nunca supo ganar un final apretado

A nuestra selección de baloncesto habrá que estarle eternamente agradecidos por los años de éxito y disfrute que nos lleva ofreciendo durante los últimos veranos desde hace más de una década. Ahora bien, eso no quita para hacer una análisis en frío y afirmar que en esta ocasión no han dado el nivel que se espera de ellos. Es evidente que se han metido en la octava semifinal consecutiva de un Eurobasket (histórico), que pueden colgarse una nueva medalla (brutal), que les exigimos muchísimo (porque son muy buenos) y que las bajas han sido determinantes, pero han fallado en momentos puntuales que les han condenado a luchar por la medalla de bronce. El partido de consolación se jugará este domingo ante Croacia, rival al que en la primera fase se ganó holgadamente.

Varios son los partidos que se vencieron con comididad en este maratoniano Europeo. Pero todos aquellos duelos que se han tenido que definir por pequeños detalles, por mantener la calma y tomar las decisiones correctas, han caído siempre del lado contrario. Y no es sólo por una cuestión de suerte. Tanto contra Eslovenia, Grecia e Italia como ayer contra Francia, España ha sido dominadora del encuentro en gran parte del mismo, pero no ha sabido dar la puntilla en el momento justo, le ha faltado madurez. Quizá ahí hemos echado de menosla capacidad individual de Calderón o Ricky, jugadores de talla mundial pero que no han estado a su nivel en prácticamente todo el torneo. Además, la decisión de Juan Antonio Orenga de jugar con dos bases en los momentoscríticos de estos partidos no ha funcionado.

Muchos han echado de menos a los Navarro o Pau Gasol para jugarse las patatas calientes de los últimos segundos, pero no estaban. Y de eso ya éramos conscientes desde hace meses. Había jugadores con sobrada experiencia, pero ninguno de ellos tomó los galones en esos momentos cruciales. La imagen más clara fue en el partido ante Francia, donde en las últimas posesiones, tanto del partido como de la prórroga, el balón quemaba y pasaba de unas manos a otras sin que nadie asumiera el rol necesario para conducir a la Selección a la gloria.

El bloqueo mental del equipo en instantes decisivos tampoco fue solucionado desde el banquillo. El cuerpo técnico ha visto como en todos los partidos que hemos citadoel rival ha ido limando diferencias hasta ponerse por delante sin encontrar una solución. En el caso de la semifinal, todos veíamos como Francia crecía en el partido mientras España caía en picado sin tapar las vías de agua abiertas.

No hay duda que es muy fácil hablar a posteriori, pero las sensaciones que ha venido transmitiendoel combinado español desde el inicio del torneo no han sido las idóneascomo para verles renovando título. Lo que nos hacía ser optimistas es que son muy buenos, lo siguen siendo y lo serán, pero este Eurobasket ha podido con ellos. No cabe duda que la profundidad de banquillo no era la de otras ocasiones, pero también los rivales contaban con bajas significativas, y no hemos sabido gestionar el potencial que este equipo tiene y que tan sólo lo ha demostrado a cuenta gotas durante estas dos semanas y media. Una pena, pero ojo, estamos a un partido de colgarnos la séptima medalla en los últimos ocho campeonatos de Europa. Nos hemos vuelto sibaritas, sí, pero que a nadie se le olvide lo que esta Selección ha hecho historia. Y es que ya hasta un bronce nos puede saber a poco.