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Las razones por las que Fernando Martín es el único dorsal retirado en el Real Madrid
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el jugador que cambió el baloncesto español

Las razones por las que Fernando Martín es el único dorsal retirado en el Real Madrid

Su accidente de coche conmovió a una generación entera. El 3 de diciembre de 1989, Fernando Martín se incorporó a la M-30 por la N-II (la conocida como carretera de Barcelona) y ahí se acabó todo

Foto: Fernando Martín estira antes de un partido de la temporada 1989-1990. (Cordon Press)
Fernando Martín estira antes de un partido de la temporada 1989-1990. (Cordon Press)

Para muchos, el 3 de diciembre suele ser un día normal, pero para los grandes aficionados al baloncesto es un día especialmente marcado en el calendario. Un día de nostalgia, recuerdo y pena. El 3 de diciembre de 1989 falleció Fernando Martín, uno de los mejores jugadores de baloncesto que haya dado este país. Por aquel entonces, el mejor sin duda alguna. El primer español y segundo europeo de la historia en pisar la NBA, solo por detrás del búlgaro Georgi Glouchkov. Martín era un extraterrestre colgado de un aro, una referencia absoluta antes de Barcelona 92 y, 30 años después, una leyenda por la que el tiempo no pasa. Fernando murió joven, a los 27 años, aunque por todo lo que se cuenta de él parece que vivió muchísimo más.

[El Lancia Thema de Fernando Martín]

Su accidente conmovió a una generación entera. Sobre las 15:20 horas Martín se incorporó a la M-30 por la N-II (la conocida como carretera de Barcelona). ¿Las causas del accidente? se dijo que circulaba a gran velocidad a bordo de su Lancia Thema y que perdió el control del mismo al sortear un charco de agua. Tras atravesar la mediana y varios carriles chocó desgraciadamente contra el Opel Kaddet de Ricardo Delgado, que circulaba en sentido contrario. Él sobrevivió, aunque no sin secuelas, Martín no. La estrella del Real Madrid, aquejado de una tendinitis, se dirigía ese día al partido que enfrentaba a su equipo contra el Zaragoza de la ACB. Jamás llegó. Sin internet ni la inmediatez propia de estos tiempos, por el Palacio de los Deportes corrieron rumores de que un jugador del equipo había tenido un fatal accidente en la carretera. Solo faltaban él y Quique Villalobos. La aparición de uno significó la muerte irremediable del otro. Las noticias así lo anunciaron. De repente, el baloncesto español se quedó huérfano de su gigante más mediático. Triste final para un deportista que marcó un antes y un después.

Inconformista, rebelde y extremadamente competitivo, Fernando Martín odiaba perder. En la pista era un auténtico monstruo que se pegaba con quien hiciera falta. Una máquina de anotar puntos. Su medio gancho en suspensión y su tiro a tabla fueron sus principales señas de identidad. Infalible en el rebote, Fernando no tenía techo. Tras dominar en España y en Europa como ningún otro, decidió mirarle de frente a los americanos en un viaje transoceánico sin precedentes para el basket nacional. En su vida privada los que le conocían aseguran que era bromista y 'dicharachero', imagen totalmente opuesta a la que ofrecía en los medios de comunicación, frío y distante, sobre todo con la prensa rosa, que estuvo continuamente pendiente de sus líos amorosos (tuvo una relación con Ana Obregón). A Fernando ese protagonismo le inquietaba.

Un fichaje de 78.000 euros

A pesar de disfrutar de un físico portentoso y envidiable (2,05m), curiosamente sus problemas de salud fueron la mecha que le iniciaron en el baloncesto. Padecía reuma de corazón desde niño, por lo que los doctores le recomendaron practicar deporte para paliar la enfermedad. Así descubrió el balonmano y, posteriormente, la canasta. Con 16 años convenció al Estudiantes, que le fichó para su cantera. Tres años después, con 19, ya era titular en el equipo subcampeón de Liga en 1981. Fue ahí cuando el Madrid, presidido por Luis de Carlos, se fijó en él y decidió arrebatárselo al Joventut de Badalona por poco más de 78.000 euros actuales. En aquella operación el club blanco también se haría con los servicios de su hermano Antonio.

En su primer partido con la entidad blanca anotó la friolera de 50 puntos. Mejor tarjeta de presentación, imposible. Fue en el Mundial de Clubes (ahora Copa Intercontinental de Clubes) ante el campeón de Australia. Lolo Sainz, técnico, decidió que saltara al parqué pese a no haber entrenado ni una sola vez con el equipo. En el Madrid ganaría no solo ese torneo, sino también cuatro Ligas y dos Copas del Rey. No pudo alzar la prestigiosa Copa de Europa porque la Cibona de Drazen Petrovic, el otro titán del baloncesto continental, no se lo permitió. A sus éxitos en la entidad le sumó dos medallas de plata de muchísimo mérito con la Selección española: la del Europeo de 1983 en Nantes y la de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984.

Fue precisamente ahí, gracias también a la exposición que tuvo en la final contra Estados Unidos, cuando su nombre empezó a llamar la atención de la NBA y los New Jersey Nets (hoy Brooklyn Nets) le escogieron en el puesto 38 del Draft de 1985 (un número altísimo para un jugador que no se había formado en escuelas americanas). Finalmente, esa opción no resultó pese al interés del español, ambicioso y decidido a cruzar el Atlántico. Martín estaba convencido de que esa franquicia era la mejor para adquirir experiencia e ir asumiendo cada vez más minutos, pero un problema con su representante, Lee Frentres, lo impidió. Eso sí, aquel varapalo le permitió jugar el Mundial de España ese mismo verano, que de otra manera hubiera resultado imposible, su último gran torneo con la Selección. En total, el madrileño sumó 86 internacionalidades.

Sus escasos 146 minutos en la NBA

Fue ya el 31 de octubre de 1986, un año después de lo deseado, cuando Fernando debutó en la mejor liga del planeta con la camiseta de los Portland Trail Blazers. Un terrícola en una galaxia absolutamente desconocida y de la que a España apenas llegaban referencias. Dos minutos estuvo en cancha ante los Seattle Supersonics, ya extintos. Suficiente para derribar el muro y poner a la España socialista de Felipe González en el mapa. Fue un año muy difícil para el 'ET' del baloncesto nacional (antes de la llegada de Pau Gasol), que nunca se terminó de adaptar a la vida en EEUU. Mike Schuler, entrenador de los de Oregón, no confió en él. Los Blazers eran candidatos al anillo y Schuler, muy conservador, apenas le dio oportunidades. Las lesiones tampoco le dejaron en paz: se rompió la nariz y también tuvo problemas con el menisco. En un curso entero tan solo disputó 146 minutos repartidos en 24 partidos. Sus estadísticas, muy pobres: 22 puntos y 28 rebotes en total. Renunció a dinero y una vida en familia por intentar cumplir un sueño que no llegó a fructificar, aunque Fernando siempre defendió que el esfuerzo le mereció la pena. Quiso cambiar de franquicia, pero tras una inoportuna huelga en la Liga decidió regresar a España, al Real Madrid, que de nuevo le abrió las puertas.

Los choques con Petrovic y Norris

Su nuevo capítulo en España es imposible de escribir sin mencionar a Audie Norris y Petrovic. Con el primero, integrante de un Barcelona que ya empezaba a dominar, tuvo enfrentamientos míticos en la cancha. Con el segundo, al enemigo en casa. El carácter de Fernando y el del croata chocaron en su única temporada juntos en las filas blancas. Cuanto más despuntaba uno, más frustración causaba en el otro. Ambos eran auténticas estrellas intentando acaparar el mayor número de 'flashes'. A Fernando le costó un tiempo volver a adaptarse al ritmo de competición europea. En la final de la Recopa de 1989 que los blancos conquistaron ante el Casera, Petrovic anotó 62 puntos y se llevó todos los elogios. Martín había jugado con un dedo roto y que aquello no saliera publicado en los medios le enfureció. La marcha de Petrovic a Portland, franquicia donde Martín no había podido dejar su sello, le volvió a convertir en la máxima referencia del Madrid, dirigido por George Karl.

Una tendinitis le apartó de la lista ante el Zaragoza en la decimotercera jornada de la ACB. Entonces, pocos se imaginaban que Fernando Martín jamás se volvería a enfundar la camiseta del club, tampoco ninguna otra. Ese día, en un desgraciado accidente de carretera, el madrileño perdió la vida en su Lancia Thema. El baloncesto español, de luto. Un dato: mientras el Barcelona tiene retirados los dorsales de jugadores claves como Andrés Jiménez, Nacho Solazábal, Roberto Dueñas, Epi y Juan Carlos Navarro; el número de Fernando Martín, el mítico diez, sigue siendo el único que el Real Madrid (a pesar de los Alberto Herreros, Corbalán o Sabonis) ha embargado en toda su historia.

Para muchos, el 3 de diciembre suele ser un día normal, pero para los grandes aficionados al baloncesto es un día especialmente marcado en el calendario. Un día de nostalgia, recuerdo y pena. El 3 de diciembre de 1989 falleció Fernando Martín, uno de los mejores jugadores de baloncesto que haya dado este país. Por aquel entonces, el mejor sin duda alguna. El primer español y segundo europeo de la historia en pisar la NBA, solo por detrás del búlgaro Georgi Glouchkov. Martín era un extraterrestre colgado de un aro, una referencia absoluta antes de Barcelona 92 y, 30 años después, una leyenda por la que el tiempo no pasa. Fernando murió joven, a los 27 años, aunque por todo lo que se cuenta de él parece que vivió muchísimo más.

Fernando Martín Selección Española de Baloncesto