El Madrid de Laso continúa sin frenos y ya promedia más de 90 puntos en ataque

Nadie de momento le coge la rueda a este Real Madrid sin frenos que comanda Pablo Laso. Con la paciencia que carece la sección de fútbol, que sigue devorando entrenadores como quien toma chicles, el entrenador vitoriano ha formado un grupo que divierte y se divierte. No sólo es algo propio de esta temporada. Ha tenido el ojo clínico para detectar las debilidades de la plantilla y potenciar las virtudes del equipo. A su baloncesto callejero, de barrio, le ha sumado un gusto inédito por la defensa que lejos de restarle brillo, eleva exponencialmente su faceta anotadora. En lo que lleva de temporada ha dejado a su rival por debajo de los 60 puntos en cuatro de los nueve partidos oficiales. En el global del curso, con siete partidos oficiales disputados entre Liga y Euroliga, promedia un tanteo en contra de 68 puntos de media.

No especula el Madrid cuando afronta un partido. Desde el palmeo inicial, desata un volcán imposible de seguir para su rival. Sólo Barcelona y Ucam Murcia han logrado aguantarle el ritmo a los blancos aunque como el resto, cayeron finalmente a la lona. Su ataque, excelso hasta en partidos sin lustre como ante el Bilbao Basktet, se cimenta precisamente en esa intensidad defensiva que imprime desde el inicio. Un equipo que sonríe cuando muerde en defensa y desata la tempestad. Así lo corroboran sus 93 puntos de media a favor. “Hemos aprendido a disfrutar defendiendo y cuando mejor defendemos es cuando más y mejor podemos correr”, afirma Llull. “Si mantenemos el nivel de hambre y de querer seguir siendo mejores cada día y la inteligencia de saber afrontar cada partido, seguiremos creciendo”, reconoce Pablo Laso.

Siempre se ha reconocido la apuesta del técnico blanco por su estilo, nada fácil en una entidad donde lo primero que te enseñan nada más entrar es que hay que ganar, muchas vece sin importar el cómo. Laso, que antes de entrenador fue jugador, ha sabido conectar con la grada, la prensa y los veteranos de la sección, que se han visto reconocidos en este equipo. No era fácil lograr esta mutación tras la convulsa época de Ettore Messina, uno de esos tantos entrenadores que pese a lo rutilante de su palmarés no son capaces de llegar a entender la enorme dimensión que encierra el Madrid. Algo que añade todavía más valor a la obra de Laso.

Si el año pasado se echaba en falta un mayor poderío en la pintura, para esos partidos de colmillo donde el talento no es capaz de imponerse, parece haber acertado de nuevo el técnico con los fichajes. Atrás quedan fracasos sonoros como el de Lazaros Papadopulos o D’or Fisher, cuyos registros ni siquiera pueden calificarse de discretos. Pese a lo injusto que sería calificar como fracaso otros fichajes como los más recientes Begic o Tomic, tampoco ellos lograron dotar a la pintura del poderío que si ha demostrado el perímetro. Ioannis Bourousis sigue engarzando a la perfección en la maquinaria. Ante el Bilbao registró 13 puntos y 8 rebotes, con 20 de valoración. Un equipo que sonríe cuando aprieta los dientes. Sigue a golpe de martillo este Madrid de Laso. Si nada se tuerce, volverá a disputar hasta el final los títulos. Como su ‘hermano’ del fútbol, la Euroliga es el gran sueño.