La depresión frena la carrera de Anna Boada, una de las mejores remeras de España

Anna Boada (Barcelona, 1992) es una de las mejores remeras de España. Olímpica en Río de Janeiro 2016 y medallista de bronce en los Campeonatos del Mundo 2018 de Plovdiv (Bulgaria), siempre junto a su compañera Aina Cid. Todo en su carrera parecía ir sobre ruedas, con la cita olímpica de Tokio 2020 como próximo objetivo, pero tras el éxito del año pasado algo se rompió. La catalana recayó en una depresión que le ha llevado a dejar de lado su deporte. Lo anunció por sorpresa este sábado en la gala de la Federación Española de Remo (FER), donde fue una de las premiadas.

Boada y Cid recibieron el Premio Remeros del Año por su medalla mundial en el dos sin timonel. Las dos subieron al escenario del Auditorio Alfredo Goyeneche del Comité Olímpico Español (COE), que acogió el evento. Cuando le tocó hablar a la primera, felicitó a su compañera y entrenadores y luego se disculpó de antemano por alargarse. Entonces llegó su confesión: delante de todo el remo español, Boada anunció que deja su deporte y explicó los motivos.

"Lamentablemente me cuesta aceptar que esta vez no he sido capaz de encontrar las fuerzas para continuar luchando", dijo leyendo una carta que luego publicó 'As'. "Las enfermedades no las escogemos, a veces ni las aceptamos, sobre todo cuando hablamos de problemas de salud mental. Hoy en día está mucho más reconocido una fractura de brazo que la depresión o la ansiedad".

"Lo más complicado de una depresión no es caer, lo más difícil es no saber cuándo vas a volver a tocar el suelo para poder empezar a levantarte. La soledad te invade por la vergüenza de ser juzgado, de que la gente sepa la realidad, que tengan miedo a acercarse a ti para evitar contagiarse. El bucle empieza a alimentarse y te encuentras realmente perdido", continuó Boada. A su lado escuchaban Cid y Asunción Loriente, presidenta de la FER, ambas conocedoras de la situación.

"Igual me di cuenta demasiado tarde, igual no supe encontrar la ayuda adecuada en el momento preciso, igual la gente cercana a mí no estaba preparada, quizás ni yo misma era consciente de hasta dónde podía llegar a hundirme. He dejado de buscar culpables, de preguntarme a mí misma que hubiera pasado si hubiera tomado otras decisiones. Al final he sido yo la perjudicada, el mundo ha seguido girando mientras yo estaba paralizada sin saber cómo continuar", relató.

"Tan solo he querido contar mi historia para concienciar a los aquí presentes de que tan solo los deportistas sabemos los límites de presión a los que estamos sometidos año tras año. Creo sinceramente que no soy ni seré la única deportista de élite que necesita ayuda para gestionar tantas emociones. Me gustaría pensar que hay alguna forma de apoyarnos durante las crisis, pero también como prevención antes de que sea demasiado tarde. Aquí estoy para lo que cualquier remero necesite ahora o en el futuro. Deseando que para él o ella no sea demasiado tarde y pueda disfrutar de este gran deporte de la forma que a mí me hubiera gustado poder seguir disfrutando".

El anunció de Boada cogió por sorpresa a casi todos los presentes en la gala. Entre ellos al presidente del COE, Alejandro Blanco, que le ofreció su ayuda. "Anna Boada dio muchos años de su vida al deporte y éste debe estar con ella tras su retirada. Tiene todo mi apoyo y el del COE para lo que necesite en su recuperación y en esta nueva etapa en la que también dejará huella", dijo el dirigente.