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Laszlo Nagy-Arpad Sterbik, esos fenómenos que pudieron competir juntos por España
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EL HÚNGARO SE DECANTÓ FINALMENTE POR SU SELECCIÓN DE NACIMIENTO

Laszlo Nagy-Arpad Sterbik, esos fenómenos que pudieron competir juntos por España

Son 208 centímetros de exquisitez balonmanística. Lászlo Nagy es de esa clase de jugadores que encandilan al público, sea cual sea su equipo. El jugador húngaro

Foto: Laszlo Nagy-Arpad Sterbik, esos fenómenos que pudieron competir juntos por España
Laszlo Nagy-Arpad Sterbik, esos fenómenos que pudieron competir juntos por España

Son 208 centímetros de exquisitez balonmanística. Lászlo Nagy es de esa clase de jugadores que encandilan al público, sea cual sea su equipo. El jugador húngaro está considerado como uno de los mejores del mundo y el más destacado en su puesto, el de lateral derecho, y así lo está demostrando en el Mundial que se está disputando en nuestro país, aspecto que la Caja Mágica de Madrid está agradeciendo. En el encuentro de ayer, ante la selección española (22-28), fue una pesadilla para los nuestros durante la primera mitad, hasta que Aitor Ariño le hizo una defensa individual asfixiante.

La historia de Nagy resulta muy curiosa. Llegó a España cuando tan sólo contaba con 19 años y por aquel entonces era una de las grandes promesas del balonmano internacional. El Barcelona fue el que en ese momento estuvo ojo avizor para llevarse a un jugador que se convertiría en el sustituto de todo un Iñaki Urdangarín y que ha ofrecido un rendimiento espectacular en la entidad azulgrana, ganando cuatro Ligas Asobal, cuatro Copas del Rey, cinco Supercopas de España y una de Europa, dos Ligas de Campeones y una Copa EHF. Como currículum, no está nada mal.

Pero no sólo la adaptación deportiva fue excelente por parte del jugador magiar. En el plano personal, Nagy fue uno más en nuestro país, y más concretamente en la Ciudad Condal. Habla un perfecto español, ‘parla el català’ como si hubiera nacido en Reus y su mujer e hijos son españoles. Por todo ello, y por los once años que ha pasado en España, al bueno de Laszlo se le abrió la posibilidad de formar parte de la Roja.

Asiduo en las concentraciones con la selección húngara, de buenas a primeras Nagy dejó de ir. Desde su país entendían que ya era prácticamente más español que húngaro. Se vislumbraba por entonces la posibilidad de que uno de los mejores jugadores del mundo pudiera vestir la camiseta de la Selección. Ahora bien, para ello debía tramitarse su expediente de nacionalización y pasar cuatro años sin disputar ningún partido con su país de origen. Dicho y hecho.

Oferta fuera de mercado 

A finales de 2011, y con la disputa de los Juegos Olímpicos en el horizonte, se puso en marcha el proceso para convertir al gran lateral del Barça en español de pleno derecho. Todo iba sobre ruedas, hasta que Nagy recibió una comunicación por parte de un juzgado de la Ciudad Condal para jurar la Constitución y firmar el expediente. Aquí las cosas comenzaron a torcerse. El jugador, que tuvo un mes para realizar estos trámites, no acudió y no cumplió con lo requerido.

¿La razón? Muy sencilla. Una oferta millonaria desde Hungría difícilmente rechazable. El mejor club de su país, el Veszprem, ponía sobre su mesa un contrato de cuatro temporadas a razón de prácticamente un millón de euros por cada una de ellas. Nagy se convertiría en el jugador mejor pagado del mundo a sus 31 años. Aún le restaba una temporada con el Barça, pero él dejó muy claro que lo había dado todo por la entidad culé y que no podía desaprovechar semejante oportunidad.

Aquí se truncaron las esperanzas de que László completara una selección española de ensueño. Valero Rivera, que ya preparaba la cita olímpica con el húngaro en el equipo, tuvo que ver cómo Nagy regresaba al combinado magiar. Ahora sería la pieza perfecta para España. “Es un all star”, comentaba Aitor Ariño para El Confidencial. “Es un jugador excelente y que vendría bien en cualquier equipo”, apuntaba Sterbik.

Sterbik sí eligió la Roja

Precisamente el guardameta del FC Barcelona es la contraposición. A diferencia de la estrella húngara, el serbio eligió nuestro país. En 2008 consiguió la nacionalidad española  y en 2009 hacía su debut con la Roja, en un partido ante Francia en un repleto Palacio de los Deportes de Madrid. 

Nombrado mejor portero del Mundial de 2005, el que precisamente ganó España, Arpad Sterbik es considerado uno de los mejores en su puesto. Precisamente, ese ‘extranjero’ con el que podía haber compartido selección, el propio Nagy, reconocía a este periódico que “cuando se pone a parar no hay quien le detenga. Es un fenómeno”.

Caminos contrapuestos en dos figuras de talla mundial. Ambos fueron los mejores de su equipo en el partido de ayer, y los dos mostraron su carácter ganador en la sala de prensa. “Debemos mejorar mucho en los próximos partidos si queremos llegar lejos”, coincidían el guardameta del Barcelona y el lateral del Veszprem.

33 (Sterbik) y 31 (Lagy) años les contemplan. Por el bien del balonmano, que alarguen sus carreras lo máximo posible. No les hemos podido junta en la Roja, pero sigue siendo una delicia verlas jugar. Eso sí, por aquello de hacer patria, el oro en esta particular batalla se lo adjudicamos a ‘nuestro’ Arpad. 

Son 208 centímetros de exquisitez balonmanística. Lászlo Nagy es de esa clase de jugadores que encandilan al público, sea cual sea su equipo. El jugador húngaro está considerado como uno de los mejores del mundo y el más destacado en su puesto, el de lateral derecho, y así lo está demostrando en el Mundial que se está disputando en nuestro país, aspecto que la Caja Mágica de Madrid está agradeciendo. En el encuentro de ayer, ante la selección española (22-28), fue una pesadilla para los nuestros durante la primera mitad, hasta que Aitor Ariño le hizo una defensa individual asfixiante.