Los sinsabores de Ferrer: es su mejor año pero se le resisten las finales

David Ferrer dice encontrarse en su mejor momento. El 2011 está siendo para él "el mejor año" de su carrera profesional, ha alcanzado la madurez y su tenis es cada vez más preciso. El alicantino está muy orgulloso de su trayectoria, pero su balance podría ser mucho mejor de no ser por sus tropiezos en las finales. La de ayer en Shanghai fue la sexta final que disputaba este año y la cuarta que dejaba escapar, esta vez ante Andy Murray, catapultado hasta la tercera posición de la ATP.

Ferrer es el quinto mejor tenista y el segundo español por detrás de Rafa Nadal que lidera el ranking mundial. No hay duda de su calidad en la pista y por eso será uno de los que estén en la próxima edición de la Copa Masters de Londres, a la que solo tienen acceso los mejores tenistas de la temporada. Consiguió la quinta plaza en el momento en el que certificó su pase a cuartos del Masters 1.000 de Shanghai ante Juan Carlos Ferrero, mucho antes de lo esperado y con más celeridad que en otras ocasiones. Objetivo cumplido y satisfacción. Solo un pero a su actuación en Shanghai: otra vez el tropiezo en la final.

No era fácil. Al otro lado de la red no estaba cualquiera, sino Andy Murray, el mismo que ha usurpado a Roger Federer el tercer puesto de la ATP y que no le dejó alcanzar la final del Open de Australia. Es en estas ocasiones, en las grandes citas, cuando se echa en falta algo más de garra en la raqueta de Ferrer. La debilidad que ha demostrado en algunas finales ha favorecido a sus rivales y no le ha ayudado a representar una amenaza seria para ellos. El de Javea no se crece ante grandes adversarios. Aunque ayer luchó, no fue suficiente, y él mismo reconoció no estar contento con su juego ante el escocés. Sus errores y su falta de contundencia en el servicio le dejaron en manos de Murray, al que le bastaron dos sets.

Mala racha como finalista

La de ayer fue la última final que no consiguió amarrar, pero no la única. El alicantino no pudo empezar el año de mejor manera, adjudicándose el torneo de Auckland ante David Nalbandian y el Open de Acapulco, título que revalidó ante su compatriota Nicolás Almagro, pero la racha se truncó a partir de este momento. Rafa Nadal y Soderling fueron sus verdugos en Montecarlo, Barcelona y Bastad, y en Shanghai tampoco pudo enderezar el rumbo. En 2010 tampoco pudo proclamarse campeón en Pekín, Roma y Buenos Aires.

Aun así, las 47 victorias que suma esta temporada son suficiente motivo para estar pletórico. Pese a no levantar los últimos trofeos, su condición de finalista ha elevado su caché y desde hace tiempo es uno de los nombres a tener en cuenta. El próximo examen será como parte integrante de la Armada y tendrá lugar en diciembre, en la final de la Copa Davis ante Argentina.