Un 'niño' de 13 años sube al Everest con su padre y desata la polémica en EEUU

Jordan Romero no es un chico normal. A sus 13 años ha sido capaz de escalar el Everest, convertiéndose en la persona más joven en alcanzar el techo del planeta (8.848 metros). ¿Hazaña o irresponsabilidad? Ese es el debate que ha originado la noticia en su país natal, Estados Unidos.

El equipo de Jordan, natural de California, lo forman su padre, Paul, y otra experta montañera, Karen Lundgren. Tras alcanzar la cima del monte asiático, este joven completó el reto de las 'Siete Cumbres', que consiste en subir a los picos más altos de cada macizo continental, algo que sólo ha logrado alrededor de 200 alpinistas en toda la historia.

Las voces que ven en todo esto una temeridad o incluso un capricho del padre se han alzado con fuerza en Norteamérica. The New York Times elaboró un reportaje al respecto el pasado miércoles donde varios expertos daban su opinión.

Desde el punto de vista físico, Jordan está por encima de la media de su edad y presenta un alto desarrollo que le reporta una altura y un peso similar al de un adulto. La ciencia no ha encontrado evidencias que demuestren que un adolescente corre más riesgo que un adulto de sufrir cualquier enfermedad relacionada con el mal de altura.

Es sobre la preparación psicológica y la tensión emocional que supone este deporte de riesgo donde se levanta toda la polémica. El doctor Michael J. Bradley, miembro del Instituto estadounidense de Salud Mental y autor de un estudio sobre el desarrollo del cerebro, estima que en la adolescencia se carece aún de una madurez plena en elementos tan importantes para un alpinista como son el autocontrol, la toma de decisiones y el comportamiento en situaciones de riesgo. En palabras de Bradley y haciendo referencia a la indudable fortaleza física del chaval, Jordan es todavía "un Ferrari inacabado" que puede reventar bajo presión.

Paul Romero se defiende y rompe una lanza por la madurez de su hijo: "Esto no fue idea mía, fue de Jordan de donde salió la inspiración y la motivación para ir completando el reto. Él nos lleva a la búsqueda de las Siete Cumbres y nosotros sólo satisfacemos sus deseos", explicó el padre alpinista hace unos días desde el Campamento Base del Everest.

'The 7 Summits', como se conoce este reto en inglés, ha sido la obsesión del joven Romero desde que vio un poster con imágenes de las siete montañas en una de las paredes de su escuela. Su padre le introdujo en la escalada y el alpinismo y no dudó en ayudarle a conseguir el sueño del niño, tal y como explicaba a The New York Times la tercera integrante de la cordada.

Lundgren no ve ninguna polémica en que un chaval de 13 años se exponga al riesgo que supone ascender a un ochomil: "Jordan está preparado, es fuerte, inteligente y tranquilo, y tiene un gran equipo alrededor", afirma la montañera de 45 años, haciendo referencia también a los tres sherpas que completan su expedición en el Everest.

Además, Lundgren continúa tranquilizando a la opinión pública al informar que ensayaron muy bien tanto el ataque a la cima, como el peligroso descenso. Por último, admite que "hace dos años, o incluso el año pasado, no le hubiera traído al Everest. Pero ahora yo confío en sus habilidades, su poderío y sus capacidades mentales".

Jordan subió con tan sólo 10 años al Kilimanjaro (África, 5.981 metros) en julio de 2006. En abril de 2007, alcanzó el Kosciuszko (Australia continental, 2.228 metros), y ese mismo año subió también al Elbrus (Europa, 5.642 metros) y al Aconcagua (Sudamérica, 6.962 metros). Ya en 2008 completó la ascensión al monte McKinley (Norteamérica, 6.236 metros) y el septiembre pasado, al Carstensz Pyramid (Oceanía, 4.884 metros).

Su gente lo ve como un caso de precocidad extremo. El propio protagonista, que cuenta con una página web, va narrando online sus impresiones sobre el reto. Desde el campo 1 del Everest escribió el pasado jueves lo siguiente:

"Entrenamos nuestras mentes para las dificultades y emociones que la montaña nos dará. Hemos entrenado nuestros cuerpos para los desafíos físicos que la montaña nos ofrecerá. Hemos abierto nuestras almas a la montaña, la historia, la cultura y los rituales que rodean a la subida. Somos un equipo y juntos encontraremos nuestro camino y llegaremos juntos a la cumbre". Un verdadero caso de precocidad.