Djokovic a su entrenador: 'Si quieres baja tú y juega'

Como el artista que conecta perfectamente con el público. La grada siente su ‘feeling’, les contagia e involuntariamente hace que le apoyen. Novak Djokovic, con tan sólo 21 años (por una semana) se ha ganado al público a base de sus gestos, imitaciones, preguntas al aire y miradas a la afición preguntando por qué no ha entrado esa pelota. Ayer, harto de no cerrar el partido frente a Andreas Seppi, hizo un gesto con su raqueta hacia su entrenador para que jugara él. Al final, pasó a cuartos.

Gesto de niño serio en todo momento. Seguro de sí mismo y consciente de que sólo puede ganar. Cada punto que gana no lo celebra, él es el número cuatro mundial (tercer cabeza de serie del torneo) y su adversario el treinta y seis. Cada fallo se lamenta, gesticula, se cuestiona y -en muchas ocasiones- interactiva con la grada. Y si está cansado se sienta en la silla del árbitro que tenga más a mano. Esa cercanía se multiplica en el caso de ayer, cuando el estadio permite escuchar y verle a dos metros. En el Madrid Open, se disfruta más del tenis cuando hay un partido en la ‘Arancha Sánchez’ o en la número tres que en la Central.

En el saque estaba seguro. Su moral se desestabilizaba por momentos cuando jugaba para recibir. Miradas al cielo, al suelo. Permanecía inmóvil y centraba la atención mientras el jugador italiano celebraba interiormente su pequeña victoria. “Vamos Nole”, el serbio, residente en Monte Carlo, tenía al público en el bolsillo. El primer set lo ganó 6-4.

El segundo round iba camino de repetir al anterior. El último punto del partido duró demasiado, muchos errores que impedían el 6-4 definitivo. Tanto trabajo le costaba que, tras un fallo, se dio la vuelta y ofreció su raqueta a su nuevo entrenador Gebhard Phil-Gritsch (austriaco ex de Tomas Muster). Risas en la platea y vuelta al trabajo. Al término del choque, lo esperado.