Laporta sigue de presidente pero pondrá su cargo a disposición de la asamblea

Segundo varapalo a Joan Laporta en menos de una semana. Si el domingo los socios se movilizaban para pedir una moción de censura que le apartara de la presidencia del Fútbol Club Barcelona, este jueves han sido sus compañeros de junta directiva los que le han dado la espalda. Hasta la friolera de ocho miembros de la junta han dimitido de su cargo, en oposición a la idea de Laporta de seguir al frente del club azulgrana, dos años más, hasta la convocatoria de las próximas elecciones. Esto ha suscitado que Laporta ponga su cargo a disposición de la siguiente asamblea de compromisarios, que se celebrará en los dos siguientes meses. Tras la reunión celebrada, Laporta ha comparecido ante los medios de comunicación junto a los dos vicepresidentes que le quedan, Jaume Ferrer y Alfonso Godall.

A Laporta le han abandonado los hombres fuertes y representativos de su equipo de mando. Los dimisionarios son el vicepresidente primero, Albert Vicens (área institucional); los vicepresidentes Ferran Soriano (área económica) y Marc Ingla (área deportiva); el secretario Xavier Cambra; y los vocales Claudia Vives-Fierro, Antoni Rovira, Evarist Murtra y Josep Lluís Vilaseca.

El presidente del Barça se ha negado a dimitir, pese a lo insostenible de su situación. Como alternativa ha ofrecido que sea una asamblea de compromisarios la que decida sobre si debe o no acabar su mandato. La asamblea aún no tiene convocatoria y el único objetivo que parece perseguir Laporta es el de ganar tiempo a la espera de que Guardiola y los nuevos fichajes consigan que la gente se olvide de la actual situación.

Pero más que un objetivo, parece un deseo utópico. Si Laporta concitó el pasado domingo la animadversión de más del 60% de los votantes que acudieron a la moción de censura, con su actitud ha conseguido, además, ganarse una nueva oposición: la del actual equipo directivo dimisionario, pues Ferrán Soriano ya ha anunciado su voluntad de aspirar a la presidencia del Barça. La incógnita es si lo hará solo o en coalición con Sandro Rosell, quien fuera mano derecha de Laporta y el primer directivo en dimitir hace ya tres años.

No piensa abandonar

Dirigir el Barça con una directiva en cuadros será tarea difícil para Joan Laporta, pero, aun así, ha dicho en repetidas ocasiones a lo largo de la semana que se siente legitimado para ello y no piensa abandonar. El presidente ha anunciado que provisionará las bajas en la junta y ha vuelto a recordar que sigue entendiendo que el resultado de la moción de censura "fue un voto de castigo".

Laporta justifica su permanencia en el cargo en la confianza que le han depositado cerca de 80.000 socios que no se pronunciaron ni a favor ni en contra de su moción de censura y los resultados del propio proceso. Para echar a Joan Laporta se necesitaba el 66% de los votos en contra y él consiguió quedarse, rozando el larguero, con un 60,6%.

Con estos datos en la mano, y tras más de cuatro horas y media de reunión, ha hecho lo que ya adelantó el domingo por la noche: mantenerse en el cargo a pesar de las numerosas bajas. Con todo, reconoce que ha recibido un voto de castigo por partida doble y piensa esforzarse para mejor la gestión del club, que tantos quebraderos de cabeza –acompañados con los malos resultados del equipo de fútbol- le han provocado estos dos últimos años.

Ahora, el reto no es que el Barça marque, que también, sino ver como pilotará una nave sin tripulación y con un importante número de socios –por encima de los 30.000- observándole con lupa para echarle del cargo. Mucho deberán cambiar las cosas en poco tiempo, para que el próximo día 16 de agosto, día en que se disputa el trofeo Joan Gamper en el Camp Nou, las gradas no se llenen de pañuelos blancos pidiendo, otra vez, la cabeza de Joan Laporta.