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El rock croata sonó más fresco y Austria, peor anfitrión de la historia
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EUROCOPA 2008 - GRUPO B

El rock croata sonó más fresco y Austria, peor anfitrión de la historia

Croacia, dirigida por Slaven Bilic, dominó al grupo B a ritmo de rock, ganó sus tres partidos y quedó por delante de una gris Alemania, que

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El rock croata sonó más fresco y Austria, peor anfitrión de la historia

Croacia, dirigida por Slaven Bilic, dominó al grupo B a ritmo de rock, ganó sus tres partidos y quedó por delante de una gris Alemania, que terminó con el ánimo alicaído, de una mediocre selección polaca y de Austria, una anfitriona demasiado débil que se da por satisfecha con haber esquivado el ridículo. El rock croata de Slaven Bilic, el técnico que acostumbra a motivar a sus jugadores con esa música en el vestuario, sonó más fresco que la polka alemana, el vals austríaco y la polonesa. Croacia se mostró como un conjunto que controla perfectamente el ritmo que más le conviene en cada partido. Contra Austria; durmió el partido, frente a Alemania; lo aceleró, y ante Polonia, con distintos intérpretes, tampoco dejó escapar los tres puntos.

Aguarda en Viena a Turquía, otro conjunto indómito, en el que se augura el choque más caliente de los cuartos de final, apoyadas las dos selecciones por la numerosa colonia de ambos países que reside en Austria. Alemania pasó con más apuros de los esperados y se dejó parte de su prestigio. La euforia desatada tras el triunfo contra Polonia (2-0), dio paso a una profunda depresión tras el primer revés contra Croacia (1-2), de la que tan sólo le sacó un gran gol de Michael Ballack, ante Austria (1-0). Por primera vez, se ha comenzado a cuestionar el trabajo de Joachim Löw, que dio con la fórmula para alinear juntos a Mario Gómez, Miroslav Klose y Lukas Podolski, pero no tiene quién dirija el juego de su equipo cuando Michael Ballack decide ausentarse, lo que acostumbra a hacer en muchas fases de cada partido.

En cuartos, ha descargado el favoritismo en Portugal y se siente cómoda en el papel de víctima, lo que corrobora que aún no ha alcanzado la grandeza de conjuntos germanos precedentes. Polonia cumplió un papel menor en su primera aparición en una Eurocopa. Al holandés Leo Beenhakker, su técnico, le salió mal la táctica de adelantar la defensa casi al centro del campo y tampoco contó con jugadores destacados. El delantero del Racing de Santander Ebbi Smolarek, goleador en la fase de clasificación, pasó por Austria de puntillas, sin la más mínima incidencia en el juego.

Austra, un gol y un punto

Y queda Austria, que pese a convertirse en el peor anfitrión de la historia (1 punto y 1 gol por todo botín), deja el torneo satisfecha, porque venía de las catacumbas. Desde el puesto 92 en la clasificación FIFA, los anfitriones temían un ridículo histórico. No lo han hecho, pero han demostrado que su plaza en el escalafón no es fruto de la casualidad. A fuerza de voluntad, pusieron en algún aprieto a Croacia en el primer partido, empataron contra Polonia gracias a un penalti en el último minuto y se ilusionaron con la posibilidad de reeditar el triunfo logrado en Córdoba, treinta años antes, contra los alemanes.

Pero el conjunto de Joseph Hickersberger no tiene nada que ver con el que sorprendió en el Mundial de Argentina'78, al que acudió como jugador el propio técnico austríaco. Limitado técnicamente y sin gol, Austria llegó más lejos que Suiza por mor del calendario, pero su juego pareció más pobre que el del otro anfitrión. Su salida deja al torneo sin países organizadores, un temor que afrontaba la UEFA, que observa cómo la Eurocopa pasa a disputarse en dos países neutrales, que tampoco muestran una excesiva efusividad hacia el fútbol.

Croacia, dirigida por Slaven Bilic, dominó al grupo B a ritmo de rock, ganó sus tres partidos y quedó por delante de una gris Alemania, que terminó con el ánimo alicaído, de una mediocre selección polaca y de Austria, una anfitriona demasiado débil que se da por satisfecha con haber esquivado el ridículo. El rock croata de Slaven Bilic, el técnico que acostumbra a motivar a sus jugadores con esa música en el vestuario, sonó más fresco que la polka alemana, el vals austríaco y la polonesa. Croacia se mostró como un conjunto que controla perfectamente el ritmo que más le conviene en cada partido. Contra Austria; durmió el partido, frente a Alemania; lo aceleró, y ante Polonia, con distintos intérpretes, tampoco dejó escapar los tres puntos.

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