Es noticia
El director de la Fundación Real Madrid trabaja once meses, dimite y el club le paga sus tres años de contrato
  1. Deportes

El director de la Fundación Real Madrid trabaja once meses, dimite y el club le paga sus tres años de contrato

No hay nada como jugar con el dinero ajeno. Ramón Calderón, despacho de abogado sin utilizar, cerrado y con naftalina, se está destacando como un administrador

Foto: El director de la Fundación Real Madrid trabaja once meses, dimite y el club le paga sus tres años de contrato
El director de la Fundación Real Madrid trabaja once meses, dimite y el club le paga sus tres años de contrato

No hay nada como jugar con el dinero ajeno. Ramón Calderón, despacho de abogado sin utilizar, cerrado y con naftalina, se está destacando como un administrador escasamente ahorrativo. Y alguno de sus ex colaboradores lo sabe apreciar en su justa medida. Es el caso de Carlos Abella, ex director de la Fundación del club blanco, que fue 'laminado' por no pertenecer al clan de Miguel Ángel Arroyo, director general de presidencia, especializado en rodearse de todo tipo de fieles, independientemente de su valía y aptitud. Abella no entraba en la rueda y fue invitado a marcharse.

Pero hay formas de dimitir y de acabar con una relación contractual. Algunas están mejor remuneradas que otras y Abella no puede quejarse. El presidente aseguró en la pasada asamblea que el ex director de la Fundación había abandonado el cargo por voluntad propia y sin ningún tipo de conflicto con la entidad. Hasta ahí, todo bien. Un señor dimite, cobra por el tiempo que ha trabajado y se olvida del resto de su contrato. Eso pasaría en cualquier empresa normal.

Sin embargo, en la empresa que ahora controla Ramón Calderón, nada más y nada menos que el Real Madrid, las dimisiones se pagan a tocateja. Y con adelanto. Abella tenía contrato por tres años a razón de 25 millones de pesetas por temporada. No está mal la cifra. Si se hubiera llevado esos 25 millones por un año, aquí paz y después gloria. Pues no. La liquidación ha sido completa. Los 75 millones íntegros han sido abonados en la cuenta del 'escasamente amigo' del señor Arroyo. Así pues, 75 millones de pesetas por un año incompleto de curro. Y dimitiendo. No está mal. Los socios del Madrid pueden estar tranquilos. Su dinero está en buenas manos

No hay nada como jugar con el dinero ajeno. Ramón Calderón, despacho de abogado sin utilizar, cerrado y con naftalina, se está destacando como un administrador escasamente ahorrativo. Y alguno de sus ex colaboradores lo sabe apreciar en su justa medida. Es el caso de Carlos Abella, ex director de la Fundación del club blanco, que fue 'laminado' por no pertenecer al clan de Miguel Ángel Arroyo, director general de presidencia, especializado en rodearse de todo tipo de fieles, independientemente de su valía y aptitud. Abella no entraba en la rueda y fue invitado a marcharse.