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La Fundación del Real Madrid, zona de guerra
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La Fundación del Real Madrid, zona de guerra

Bernd Schuster hace bien su trabajo. Y es lo más importante en el Real Madrid. Que el equipo gane, intente jugar al fútbol al toque y

Foto: La Fundación del Real Madrid, zona de guerra
La Fundación del Real Madrid, zona de guerra

Bernd Schuster hace bien su trabajo. Y es lo más importante en el Real Madrid. Que el equipo gane, intente jugar al fútbol al toque y con un criterio ofensivo. En fin, todo eso está muy bien. Pero por desgracia, los despachos del Bernabéu se han convertido en una especie de horno crematorio en el que saltan las alarmas cada diez minutos y en el que nadie está a salvo de convertirse en cenizas. Bien conocida es la disputa en la parcela deportiva, en la que Pedja Mijatovic y Miguel Ángel Portugal tiran de la cuerda cada uno por su lado, con toda la estructura del Madrid en medio y dispuesta para ser descuartizada. Por ahí anda Michel, que ha pasado de ser posible sustituto de Fabio Capello como entrenador del primer equipo a último mono sin capacidad de decisión y con menos espacio que una ballena en un acuario. Por ese lado, el desastre futuro está garantizado porque no es normal que unos remen al norte, otros al sur y los terceros a ninguna parte.

El problema es que en otros sectores del club todo anda manga por hombro. También. Miguel Ángel Arroyo, el director de presidencia del club blanco, de momento, ha sido el principal responsable de la defenestración del director de la Fundación Carlos Abella. Sí, la Fundación marcha bien, está reconocida, ha creado múltiples proyectos que incluyen numerosas ayudas a países en vías de desarrollo y todo eso. Pero, ay, por desgracia, este Abella, no es perfecto. Se trata de un tipo que no traga con la autoridad de Arroyo, que va por libre, que ha tratado de crear un proyecto con personalidad propia. Arroyo quiere controlar la Fundación. No por nada, simplemente para que se note que el que manda es él. Muy humano su objetivo. La ambición es libre y tiene campo abierto en este Real Madrid de transición a la espera de tiempos mejores con gente relativamente normal.

Eso sí, el capricho de Arroyo, que por supuesto pagará bien al sucesor de Abella, costará. No por lo que se abone al sucesor, sino porque el director general defenestrado tenía pendientes dos años más de contrato y se le tendrán que pagar a tocateja. No pasa nada. La economía va bien. Eso dicen. Pero a lo mejor dentro de poco se acaba el grifo generado por anteriores administraciones y hay que empezar a pedir créditos. ¿O no, don Ramón?

Bernd Schuster hace bien su trabajo. Y es lo más importante en el Real Madrid. Que el equipo gane, intente jugar al fútbol al toque y con un criterio ofensivo. En fin, todo eso está muy bien. Pero por desgracia, los despachos del Bernabéu se han convertido en una especie de horno crematorio en el que saltan las alarmas cada diez minutos y en el que nadie está a salvo de convertirse en cenizas. Bien conocida es la disputa en la parcela deportiva, en la que Pedja Mijatovic y Miguel Ángel Portugal tiran de la cuerda cada uno por su lado, con toda la estructura del Madrid en medio y dispuesta para ser descuartizada. Por ahí anda Michel, que ha pasado de ser posible sustituto de Fabio Capello como entrenador del primer equipo a último mono sin capacidad de decisión y con menos espacio que una ballena en un acuario. Por ese lado, el desastre futuro está garantizado porque no es normal que unos remen al norte, otros al sur y los terceros a ninguna parte.