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El equipo de Rafa Benítez supo remontar los tres goles marcados por el Milán en la primera parte en un partido épico en el que su capitán, Gerrard, estuvo soberbio
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El equipo de Rafa Benítez supo remontar los tres goles marcados por el Milán en la primera parte en un partido épico en el que su capitán, Gerrard, estuvo soberbio

El Liverpool sumó de forma heroica, al estilo 'Braveheart', su quinta Copa de Europa en una final apasionante (ver álbum), con un partido encomiable de su

Foto: El equipo de Rafa Benítez supo remontar los tres goles marcados por el Milán en la primera parte en un partido épico en el que su capitán, Gerrard, estuvo soberbio
El equipo de Rafa Benítez supo remontar los tres goles marcados por el Milán en la primera parte en un partido épico en el que su capitán, Gerrard, estuvo soberbio

El Liverpool sumó de forma heroica, al estilo 'Braveheart', su quinta Copa de Europa en una final apasionante (ver álbum), con un partido encomiable de su capitán Steven Gerrard y un final feliz y enorme de su guardameta Dudek, que dio el triunfo al equipo de Rafa Benítez en la tanda de penaltis. Fue posiblemente una de las mejores finales de la historia. Hasta la fecha, ese honor recaía en la de 1960, en Glasgow, cuando el Real Madrid tumbó al Eintracht de Francfort (7-3) en el Hampden Park, con un día estelar de Di Stéfano y Puskas. A partir de ahora, la de Estambul se codeará con la de Glasgow en los libros de historia. De la era moderna, desde luego, la más emocionante.

Remontar un 3-0 al Milán de Maldini, Kaká, Pirlo y Shevchenko no está al alcance de muchos. Sólo es una tarea destinada a los ilusos, a gente con corazón, que defiende unos ideales, una camiseta como la del Liverpool donde la entrega, el pundonor y el espíritu de los códigos de Anfield, invitar a no firmar nunca la rendición.

Nunca una final parecía que iba a durar tan poco. Apareció Maldini, el gran capitán del Milán a los 50 segundos, y reventó el partido. Y con su pierna mala, la derecha. En junio cumplirá 37 años y tiene el alma de un juvenil. Maldini es una leyenda. Su madre, un día le dijo al madridista Michel: ¿Y tú por qué te has retirado tan pronto?. Por culpa de su hijo, señora, contestó Michel con humor. Y es que el reloj para Maldini no tiene fin. Ni imaginarse podía Maldini que ese gol no iba a ser tan decisivo.

Confianza del Milán

Se cumplía el primer minuto y el Milán se agarraba ya a la Copa, su teórica séptima Copa de Europa, un número simbólico en su día para el Real Madrid y que servía en ese momento de acicate para 'cazar' las nueve del Madrid. Sin embargo, se confió y lo pagó caro. El Milán jugó con inteligencia el primer tiempo. Cierto es que aprovechó un error de concentración en el marcaje a Maldini, pero luego apareció Kaká, con un talento sin techo, descomunal en la visión de juego, y con una facilidad pasmosa para buscar la profundidad de Hernán Crespo arriba.

A la contra, fulminó el Milán al Liverpool. El 2-0 llegó con el Liverpool protestando una acción anterior. Un posible penalti de Maldini, que tocó el balón con la mano delante de Luis García. Todo el Liverpool se fue a por Mejuto González. En ese contragolpe, Crespo masacró al equipo de Rafa Benítez. No mereció tanto castigo el Liverpool. Su afición invita a jugar revolucionado. Nunca dejó de animar a los suyos. Ni con el 3-0 en contra. No se arrugó el Liverpool, con Sami Hyypia intentando tirar de casta en el juego aéreo.

Antes del segundo tiempo, Rafa Benítez ya no pudo contar con Kewell, lesionado. Salió Smicer en su lugar. Y fue importante su concurso. El Liverpool sacó el orgullo y con el aliento de su gente se metió en el partido. Jugó Gerrard en todas las posiciones. De medio centro, en la banda, de nueve a la hora de pisar el área. Un espectáculo de futbolista total. Los jugadores grandes aparecen en los grandes partidos. Y uno de ellos es Steven Gerrard. Rugía el público de Anfield, cuando Gerrard mandó de cabeza el balón dentro del portal de Dida.

El partido se calienta

Fue un punto de inflexión. Gerrard levantó al Liverpool. Le dio alas y oxígeno. Y en un minuto, Smicer hacía doblar la rodilla a Dida. Un 3-2, que ponía el partido volcánico. Antes, ya Xabi Alonso había avisado a Dida que el Liverpool no iba a regalar nada. Eran minutos de infarto. El Liverpool, en medio de una atmósfera intensa, se merendó al Milán. Gerrard dijo 'aquí estoy yo', entró en el área, le derribó Gattuso y el penalti, con suspense incluido, pues Dida lo paró en principio, lo anotó Xabi Alonso.

El Liverpool sumó de forma heroica, al estilo 'Braveheart', su quinta Copa de Europa en una final apasionante (ver álbum), con un partido encomiable de su capitán Steven Gerrard y un final feliz y enorme de su guardameta Dudek, que dio el triunfo al equipo de Rafa Benítez en la tanda de penaltis. Fue posiblemente una de las mejores finales de la historia. Hasta la fecha, ese honor recaía en la de 1960, en Glasgow, cuando el Real Madrid tumbó al Eintracht de Francfort (7-3) en el Hampden Park, con un día estelar de Di Stéfano y Puskas. A partir de ahora, la de Estambul se codeará con la de Glasgow en los libros de historia. De la era moderna, desde luego, la más emocionante.