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Así se destruye un matrimonio
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estreno de '45 años'

Así se destruye un matrimonio

Charlotte Rampling resplandece en el papel de una mujer que ve tambalearse su matrimonio en 45 años de Andrew Haigh

Foto: Fotograma de '45 años'
Fotograma de '45 años'

Al final de 'Los muertos', el cuento de James Joyce que cierra 'Dublineses', el protagonista Gabriel debe asumir el peso que un joven fallecido a los diecisiete años, del que nunca había oído hablar, tuvo en la vida de su esposa Gretta. El recuerdo de un muerto se interpone en la, hasta entonces, estable relación entre marido y mujer.

El fantasma de un antiguo amor también aparece de repente en el hogar de los protagonistas de '45 años'. Kate y Geoff, una pareja madura, casada y sin hijos que lleva una vida plácida en un pueblo del condado de Norfolk, se disponen a celebrar en una semana el aniversario de su matrimonio. Pero una carta llegada desde Suiza perturba su armonía. Las autoridades de ese país notifican a Geoff que han encontrado el cadáver de Katia, su antigua novia, muerta en un accidente en las montañas suizas hace cincuenta años. El cuerpo de la muchacha se ha mantenido intacto bajo el hielo de un glaciar durante este medio siglo, como el recuerdo de un amor de juventud perfectamente conservado durante décadas en un rincón oscuro de la memoria que reflota en el momento más inesperado.

La aparición de Katia trastorna la vida estable de Kate y Geoff. Aunque al principio ella no le da mayor importancia, pequeños cambios en la rutina de su esposo denotan que Katia fue una persona más trascendental de lo que él jamás se había atrevido a confesarle. Geoff vuelve a fumar, aunque hace cinco años tuvieron que someterlo a un bypass que impidió la celebración de su 40 aniversario de casados, fiesta que ahora retoman. De repente, siente un súbito interés por el cambio climático que provoca el deshielo. Y Kate incluso pregunta en la agencia de viajes del pueblo si su marido ha solicitado información sobre los trayectos a Suiza...

'45 años' es una pieza de cámara sobre la fragilidad de una relación que, tras nueve lustros, parecía firme y consolidada. Un filme sobre cómo una noticia del pasado obliga a repensar casi toda una vida junto a otra persona. El británico Andrew Haigh se apoya en los elementos mínimos, el texto inspirado en una narración de David Constantine, un par de intérpretes sublimes y unas pocas localizaciones, para desarrollar un drama íntimo en que las sacudidas sentimentales que viven los personajes se transmiten a través de detalles sutiles. No es '45 años' una de esas películas que desemboca en un clímax donde los personajes vierten todas aquellas emociones reprimidas durante tiempo.

'45 años' es una pieza de cámara sobre la fragilidad de una relación que, tras nueve lustros, parecía firme y consolidada

Haigh evita los subrayados e incluso prescinde de la típica banda sonora de acompañamiento que pretende modular las emociones del espectador. Los únicos temas musicales que suenan en la realidad de los personajes tienen una clara función expresiva, desde las canciones de la celebración que de repente adquieren un regusto amargo (ese 'Happy Together' de The Turtles) hasta la melodía al piano que se arranca a tocar Kate en su momento de mayor desahogo.

A pesar de la austeridad y la cierta distancia emocional con que el director sirve la película, '45 años' no resulta ni demasiado teatral ni excesivamente fría. Incluso adquiere por momentos un tono cercano al thriller. Los intertítulos que indican los días que faltan para la fiesta de aniversario resuenan como una cuenta atrás que parece anticipar un desenlace funesto. El recuerdo de Katia, además, adquiere una presencia casi física en el hogar que han compartido durante años Kate y Geoff. Su fantasma parece habitar ese desván que frecuenta de nuevo el marido, como un peligro que acecha desde un rincón dispuesto a destruir el hogar.

placeholder Fotograma de '45 años'
Fotograma de '45 años'

Kate se adentra en esta estancia con expresión asustada para hallar en él las fotos jamás vistas de la primera relación de Geoff. Y progresivamente nos vamos empapando del estado de ánimo de la protagonista, a la que asaltan dudas cada vez más hirientes. ¿Fue la muchacha muerta el gran amor de su marido? ¿Lleva él todo este tiempo pensando cómo hubiera sido la vida con la otra mujer? ¿Hasta qué punto ella ha sido una especie de sustituta de una chica con la que incluso comparte el nombre?

En su primer largometraje, 'Weekend', Haigh trazaba el desarrollo de una relación incipiente, una historia de amor surgida durante un fin de semana que podía o no alargarse en el tiempo. En 'Weekend', las emociones de los dos protagonistas eran nuevas, su enamoramiento se forjaba ante nuestros ojos y cuajaba sin tener en cuenta su posible continuidad. '45 años' plantea una relación totalmente opuesta: el amor entre Kate y Geoff se nutre de los años que han pasado juntos y se sostiene en las rutinas consolidadas por el tiempo, aquellas que trastorna la aparición del recuerdo de Katia.

Como ocurre con otras actrices de presencia física magnética, no siempre se ha valorado el talento interpretativo de Charlotte Rampling. El papel de Kate le ha permitido consagrarse como la gran actriz que siempre fue. El rostro de Rampling en 45 años registra con la precisión de un sismógrafo los terremotos interiores de un mujer que ve buena parte de su vida tambalearse por culpa de una muchacha muerta hace medio siglo.

Al final de 'Los muertos', el cuento de James Joyce que cierra 'Dublineses', el protagonista Gabriel debe asumir el peso que un joven fallecido a los diecisiete años, del que nunca había oído hablar, tuvo en la vida de su esposa Gretta. El recuerdo de un muerto se interpone en la, hasta entonces, estable relación entre marido y mujer.

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