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El auténtico cine de barrio
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los cines paz resisten en el centro de madrid

El auténtico cine de barrio

Las salas de toda la vida luchan contra los complejos de los centros comerciales para atraer a los espectadores. Los cines Paz sobreviven gracias a un público mayor y mayormente femenino

Calle Fuencarral, centro de Madrid. Más de 20 grados a las 18:00 horas. La gente pasea y aprovecha el tiempo para llenar las terrazas. A un lado de la calle un multicine de una gran cadena con unas diez personas en la cola. Al otro los Cines Paz, que poco a poco ven cómo la cola crece hasta llegar a la carretera. La media de edadno bajará de los 60 añosy principalmente son mujeres que acuden en grupos de amigas a este local que ha conseguido concentrar a un tipo de público al que en los últimos añoshan ido dejando sin salas en el centro.

Los cines de toda la vidahan ido desapareciendo poco a poco del centro de Madrid. Según la plataforma Salvemos los cines la capital ha pasado de tener 500 cines en los años 70 a menos de 30 en la actualidad. Los mismosPaz han visto cómo sus compañeros de batalla: los Bilbao o los Roxy B han cedido ante los grandes complejos asentados en los centros comerciales.

Pero las señoras no permitirán que los Cines Paz bajen el telón. Ellas, vestidas de punta en blanco como si acudieran a un gran evento, llenan sus proyecciones. Da igual que sea un filme de terror, de fantasía, del autor más arriesgado, española o polaca. Sólo piden buenas historias y un lugar acogedor en el que reunirse. Con sus 70 años cumplidos en el 2013 los Paz son el mejor refugio para ellas.

'Estas salas son más familiares y vamos a terminar siendo amigos. Algunos ya nos conocemos y nos preguntamos y recomendamos'

No hay más que pasear una tarde por su hall para ver que allí se respira cinefilia y colonia de mujer. Una mezcla que ya han cogido sus paredes. Todas ellas coinciden en que lo que más valoran de este tipo de salas es la “intimidad”. Es el caso de Ángeles, que acaba de ver “la de los judíos” (Gett, el divorcio de Viviane Amsalem), una película que no le ha gustado: “Me ha puesto de los nervios. Estos ortodoxos qué cerrados son. Cinco años para un divorcio”. Para ella este tipo de cines le recuerdan a otra época, cuando iban a las “sesiones dobles y veían dos películas” y espera que “se conserven estos cines de barrio que quedan muy pocos”.

El auténtico cine de barrio está en el centro de Madrid, y no tiene a José Manuel Parada y a Pablo Sebastian con su piano, pero está lleno de un público que mientras espera la cola te habla de cuando iban al “gallinero porque era más barato y comíamos pipas”, y de sus gustos cinéfilos, que pueden ir desde Hitchcock hasta la más moderna Relatos Salvajes.

La mayoría son clientes habitualesy todos los miércoles acuden religiosamente a ver una película. Sus caras ya no son las de desconocidos, sino que entre ellos se ha formado un peculiar cineclub que se saluda y comenta cada filme, como cuenta Antonia: “Estas salas son más familiares, venimos las mismas personas y vamos a terminar siendo amigos. Algunos ya nos conocemos y nos preguntamos y recomendamos. Lo único que siento es que no haya más afluencia excepto dos o tres días a la semana”.

Todas conocen al dedillo los días que es más barato ir e incluso cuándoserá la próxima fiesta del cine. No les hace falta un móvil con internet para comprobarlo. Su cinefilia está a prueba de modernidades, a pesar de sus taitantos años, como diría Lina Morgan. Porque eso sí, ninguna de ellas te revelará su secreto mejor guardado:su edad, y es quecomo dice Carmen, una clienta habitual de los Cines Paz: “Las mujeres no tenemos edad y debería estar prohibido por la constitución preguntarlo”.

Calle Fuencarral, centro de Madrid. Más de 20 grados a las 18:00 horas. La gente pasea y aprovecha el tiempo para llenar las terrazas. A un lado de la calle un multicine de una gran cadena con unas diez personas en la cola. Al otro los Cines Paz, que poco a poco ven cómo la cola crece hasta llegar a la carretera. La media de edadno bajará de los 60 añosy principalmente son mujeres que acuden en grupos de amigas a este local que ha conseguido concentrar a un tipo de público al que en los últimos añoshan ido dejando sin salas en el centro.

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